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Hebreos 10:35 - Nueva Versión Internacional 2019 (simplificada - Nuevo Testamento)

35 Así que no pierdan la confianza, porque esta será grandemente recompensada.

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Más versiones

Biblia Reina Valera 1960

35 No perdáis, pues, vuestra confianza, que tiene grande galardón;

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Biblia Nueva Traducción Viviente

35 Por lo tanto, no desechen la firme confianza que tienen en el Señor. ¡Tengan presente la gran recompensa que les traerá!

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Biblia Católica (Latinoamericana)

35 Por eso no pierdan ahora su resolución, que tendrá una recompensa grande.

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La Biblia Textual 3a Edicion

35 No perdáis, pues, vuestra confianza, la cual tiene gran recompensa.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

35 No perdáis, pues, vuestra segura confianza, ya que ésta lleva consigo una gran recompensa.

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Hebreos 10:35
15 Referencias Cruzadas  

»A cualquiera que me reconozca delante de los demás, yo también lo reconoceré delante de mi Padre que está en el cielo.


Y quien dé siquiera un vaso de agua fresca a uno de mis discípulos menos importantes, les aseguro que no perderá su recompensa».


Alégrense y siéntanse contentos, porque les espera un gran premio en los cielos. Así también persiguieron a los profetas que vivieron antes de ustedes.


Entonces serás dichoso, pues, aunque ellos no tienen con qué recompensarte, serás recompensado en la resurrección de los justos.


Por lo tanto, mis queridos hermanos en la fe, sigan confiando en el Señor, cada vez con más fuerza. Sigan trabajando para el Señor cada vez más y más, recordando que su trabajo para él tiene un gran valor.


Gracias a él, por medio de la fe, disfrutamos de libertad y confianza para acercarnos a Dios.


Así que, hermanos en la fe, tenemos plena libertad para entrar en el Lugar Santísimo. Esto es posible por medio de la sangre que Jesús derramó en la cruz.


Consideró que sufrir por ser fiel al Cristo que vendría era mucho mejor que los tesoros de Egipto. Es que tenía la mirada puesta en la recompensa.


Los ángeles fueron los encargados de anunciar la Ley, y toda desobediencia y pecado recibió su justo castigo.


Hemos llegado a tener parte con Cristo, con tal que retengamos firme hasta el fin la confianza que tuvimos al principio.


Cristo, como Hijo de Dios, es obediente al guiar al pueblo de Dios que somos nosotros. Y continuaremos siendo su pueblo si nos mantenemos seguros y confiando con orgullo en nuestra salvación.


En Jesús, el Hijo de Dios, tenemos un gran sumo sacerdote que ha atravesado los cielos. Por eso, sigamos confiando firmemente en la noticia que anunciamos.


Tengan cuidado, no sea que se eche a perder todo lo que hemos logrado con nuestro trabajo, y entonces ustedes se pierdan de recibir la recompensa completa.


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