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Hebreos 10:11 - Nueva Versión Internacional 2019 (simplificada - Nuevo Testamento)

11 Todo sacerdote celebra el culto día tras día. Una y otra vez ofrece los mismos sacrificios, los cuales nunca pueden quitar los pecados.

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Más versiones

Biblia Reina Valera 1960

11 Y ciertamente todo sacerdote está día tras día ministrando y ofreciendo muchas veces los mismos sacrificios, que nunca pueden quitar los pecados;

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Biblia Nueva Traducción Viviente

11 Bajo el antiguo pacto, el sacerdote oficia de pie delante del altar día tras día, ofreciendo los mismos sacrificios una y otra vez, los cuales nunca pueden quitar los pecados;

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Biblia Católica (Latinoamericana)

11 Los sacerdotes están de servicio diariamente para cumplir su oficio, ofreciendo repetidas veces los mismos sacrificios, que nunca tienen el poder de quitar los pecados.

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La Biblia Textual 3a Edicion

11 Y todo sacerdote en verdad está de pie° día tras día ministrando y ofreciendo repetidamente los mismos sacrificios, que nunca pueden quitar los pecados.°

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

11 Los sacerdotes, puestos en pie, ofician cada día y ofrecen repetidas veces los mismos sacrificios, a pesar de que éstos nunca pueden borrar pecados.

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Hebreos 10:11
21 Referencias Cruzadas  

Dios nos dio la Ley como una manera de mostrarnos todo lo bueno que pensaba darnos luego. No era eso lo que en verdad pensaba darnos. Es por eso por lo que la Ley nunca puede hacer perfectos a los que se acercan a Dios. Siguiendo la Ley, los sacerdotes ofrecían los mismos sacrificios sin cesar año tras año, pero no pudieron hacer a nadie perfecto.


Pues es imposible que la sangre de los toros y de los chivos quite los pecados.


Todo sumo sacerdote es elegido de entre los hombres. Es nombrado para representar a su pueblo ante Dios y ofrecer ofrendas y sacrificios por el perdón de los pecados.


A diferencia de los otros sumos sacerdotes, él no tiene que ofrecer sacrificios día tras día, primero por sus propios pecados y luego por los del pueblo. Por el contrario, él ofreció su vida en sacrificio una sola vez y para siempre.


Él es nuestro sacerdote en el santuario, es decir, en el verdadero Templo. Este Templo fue levantado por el Señor y no por ninguna persona de este mundo.


Si Jesús estuviera en la tierra, ni siquiera sería sacerdote. Pues aquí ya hay sacerdotes que presentan las ofrendas que exige la Ley.


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