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Gálatas 3:18 - Nueva Versión Internacional 2019 (simplificada - Nuevo Testamento)

18 Si lo que Dios nos ha dado lo recibiéramos por obedecer la Ley, entonces no sería por cumplir una promesa. Pero Dios se lo prometió a Abraham sin pedir nada a cambio.

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Más versiones

Biblia Reina Valera 1960

18 Porque si la herencia es por la ley, ya no es por la promesa; pero Dios la concedió a Abraham mediante la promesa.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

18 Pues, si fuera posible recibir la herencia por cumplir la ley, entonces esa herencia ya no sería el resultado de aceptar la promesa de Dios; pero Dios, por su gracia, se la concedió a Abraham mediante una promesa.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

18 Si la herencia es el fruto de la Ley, ya no es fruto de la promesa, y precisamente la herencia era promesa y don de Dios a Abrahán.

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La Biblia Textual 3a Edicion

18 Porque si la herencia es por la ley, ya no es por la promesa;° pero Dios trató generosamente a Abraham por medio de la promesa.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

18 Pues si la herencia dependiera de la ley, ya no dependería de la promesa. Ahora bien, a Abrahán se la otorgó Dios mediante una promesa.

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Gálatas 3:18
14 Referencias Cruzadas  

Y, si somos hijos, somos herederos de Dios. Herederos junto con Cristo, pues, si ahora sufrimos como él sufrió, también compartiremos su gloria.


No rechazo el amor inmerecido que Dios me tiene. Si Dios nos aceptara como justos por obedecer la Ley, entonces la muerte de Cristo no habría servido de nada».


Todos los que quieren agradar a Dios por hacer lo que demanda la Ley están bajo maldición. Pues las Escrituras dicen: «Maldito sea quien no obedezca todo lo que está escrito en el libro de la Ley».


La Ley no necesita de la fe, sino de la obediencia. Las Escrituras dicen: «Quien obedezca estas leyes se salvará por su obediencia».


Ahora bien, las promesas se les hicieron a Abraham y a su hijo. La Escritura no dice: «y a los descendientes», como refiriéndose a muchos, sino: «y a tu descendencia», dando a entender uno solo. Esa era una clara referencia a Cristo.


Todos ustedes son hijos de Dios por haber creído en Cristo Jesús.


Y, si ustedes pertenecen a Cristo, son entonces parte de la familia de Abraham y tienen derecho a recibir la promesa que Dios le hizo.


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