Biblia Todo Logo
La Biblia Online
- Anuncios -





Gálatas 2:7 - Nueva Versión Internacional 2019 (simplificada - Nuevo Testamento)

7 Al contrario, reconocieron que a mí se me había confiado predicar la buena noticia a los no judíos, y a Pedro predicarla a los judíos.

Ver Capítulo Copiar


Más versiones

Biblia Reina Valera 1960

7 Antes por el contrario, como vieron que me había sido encomendado el evangelio de la incircuncisión, como a Pedro el de la circuncisión

Ver Capítulo Copiar

Biblia Nueva Traducción Viviente

7 Al contrario, ellos comprendieron que Dios me había dado la responsabilidad de predicar el evangelio a los gentiles tal como le había dado a Pedro la responsabilidad de predicar a los judíos.

Ver Capítulo Copiar

Biblia Católica (Latinoamericana)

7 Por el contrario, reconocieron que a mí me había sido encomendada la evangelización de los pueblos paganos, lo mismo que a Pedro le había sido encargada la evangelización de los judíos.

Ver Capítulo Copiar

La Biblia Textual 3a Edicion

7 Al contrario, viendo que me había sido confiado el evangelio de la incircuncisión, como a Pedro el de la circuncisión

Ver Capítulo Copiar

Biblia Serafín de Ausejo 1975

7 Al contrario, viendo que se me había confiado a mí la evangelización de los no circuncidados, como a Pedro la de los circuncisos

Ver Capítulo Copiar




Gálatas 2:7
20 Referencias Cruzadas  

Todos los reunidos guardaron silencio para escuchar a Bernabé y a Pablo. Los escucharon contar los milagros y maravillas que Dios había hecho por medio de ellos entre los que no son judíos.


Pero los judíos se opusieron a Pablo y lo insultaron. Entonces este se sacudió la ropa en señal de protesta y les dijo: «¡Ustedes son ahora responsables de sus acciones! Si Dios los castiga, no es culpa mía. De ahora en adelante les anunciaré el mensaje a los no judíos».


»Por tanto, quiero que sepan que esta salvación de Dios se ha enviado a los no judíos. Y ellos sí escucharán».


―¡Ve! —insistió el Señor—, porque he elegido a ese hombre como mi instrumento. Él dará a conocer mi nombre tanto a las naciones y a sus reyes como al pueblo de Israel.


Por medio de él, y en honor a su nombre, fuimos llamados a ser apóstoles, para convencer a todas las naciones de creer en él y obedecerle.


Les hablo ahora a ustedes, los no judíos. Para mí es un honor haber sido enviado a ustedes y servirles.


En efecto, si lo hiciera por mi propia voluntad, tendría recompensa. Pero, si lo hago por obligación, no hago más que cumplir la tarea que se me ha encomendado.


me reveló a su Hijo para que yo hablara de él entre los no judíos. Cuando él me llamó no le pedí a nadie su opinión.


Después de tres años, subí a Jerusalén para visitar a Pedro, y me quedé con él quince días.


Me asombra que ustedes se hayan alejado de Dios tan pronto y hayan aceptado un mensaje distinto al de la buena noticia. Fue Dios quien los llamó, y los llamó porque los ama, aunque no merecían el amor de Cristo.


Pues bien, cuando Pedro fue a Antioquía, le reclamé su comportamiento y le dije que hacía mal.


Pude ver que no actuaban correctamente, pues no era lo que enseñábamos con el mensaje de la buena noticia. Entonces le dije a Pedro delante de todos: «Si tú, que eres judío, vives como si no lo fueras, ¿por qué obligas a los no judíos a practicar la religión judía?


En efecto, Santiago, Pedro y Juan, que eran considerados líderes importantes, reconocieron que Dios, aunque yo no lo merecía, me escogió. Entonces nos dieron la mano a Bernabé y a mí aceptándonos como compañeros. Y acordamos que nosotros iríamos a los no judíos y ellos a los judíos.


Al contrario, hablamos como hombres a quienes Dios aprobó y les confió la buena noticia. No tratamos de agradar a la gente, sino a Dios, que examina nuestros pensamientos.


Y esa enseñanza la hemos recibido a través del glorioso mensaje de la buena noticia que nuestro Dios bendito me ha confiado.


Por eso me nombró predicador y apóstol de ese mensaje. Digo la verdad y no miento: Dios me hizo maestro de los no judíos para enseñarles la verdadera fe.


Dios me encargó anunciar ese mensaje, y me eligió como apóstol y maestro.


Tengan presente que la paciencia de nuestro Señor significa salvación. Esto es lo que también les escribió Pablo, nuestro querido hermano en la fe. Dios le dio sabiduría para explicarles todo eso.


Síguenos en:

Anuncios


Anuncios


¡Síguenos en WhatsApp! Síguenos