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Gálatas 2:4 - Nueva Versión Internacional 2019 (simplificada - Nuevo Testamento)

4 El problema era que algunos falsos hermanos en la fe se habían metido entre nosotros para ver todo lo que hacíamos. Querían quitarnos la libertad que Cristo Jesús nos dio para obligarnos a seguir de nuevo las reglas judías.

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Más versiones

Biblia Reina Valera 1960

4 y esto a pesar de los falsos hermanos introducidos a escondidas, que entraban para espiar nuestra libertad que tenemos en Cristo Jesús, para reducirnos a esclavitud,

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Biblia Nueva Traducción Viviente

4 Incluso esa cuestión surgió solo a causa de unos supuestos creyentes —en realidad, falsos— que se habían infiltrado entre nosotros. Se metieron en secreto para espiarnos y privarnos de la libertad que tenemos en Cristo Jesús. Pues querían esclavizarnos y obligarnos a seguir los reglamentos judíos,

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Biblia Católica (Latinoamericana)

4 y esto a pesar de que había intrusos, pues unos falsos hermanos se habían introducido para vigilar la libertad que tenemos en Cristo Jesús y querían hacernos esclavos (de la Ley).

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La Biblia Textual 3a Edicion

4 y esto a pesar de los falsos hermanos, introducidos secretamente, quienes se infiltraron para espiar nuestra libertad que tenemos en Jesús el Mesías, a fin de someternos° a esclavitud;

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

4 Y esto a pesar de los intrusos, falsos hermanos que se habían introducido solapadamente para espiar nuestra libertad, la que tenemos en Cristo Jesús, y reducirnos a esclavitud.

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Gálatas 2:4
29 Referencias Cruzadas  

Más bien, el vino nuevo debe echarse en recipientes nuevos.


Algunos hombres de Judea llegaron a Antioquía y se pusieron a enseñar a los creyentes. Les decían: «A menos que ustedes se circunciden, obedeciendo a la tradición de Moisés, no pueden ser salvos».


Hemos oído que algunos de los nuestros los han preocupado a ustedes. Les han dicho cosas sin nuestra autorización, y ustedes se han alarmado.


Aun de entre ustedes mismos se levantarán algunos que enseñarán falsedades para arrastrar a los discípulos que los sigan.


Y el Espíritu, que Dios les ha dado, no los hace otra vez esclavos del miedo. Al contrario, el Espíritu los adopta como hijos y les permite decirle a Dios: «¡Abba! ¡Padre!».


Esos hombres son falsos, los engañan diciendo que son apóstoles de Cristo, son unos estafadores.


Y sé que sentirme tan confiadamente orgulloso es una locura, no es algo que el Señor apruebe.


Aguantan incluso a los que los obligan a servirles, o a los que se aprovechan de ustedes, les quitan lo que tienen, o los tratan con desprecio, o los golpean en la cara.


Mi vida ha sido un continuo ir y venir de un sitio a otro. En mis viajes enfrenté peligros de ríos y peligros de bandidos. Enfrenté peligros de parte de mis compatriotas, peligros a manos de los no judíos, peligros en la ciudad, en el campo y en el mar. También enfrenté peligros de parte de falsos hermanos en la fe.


Ahora bien, el Señor y el Espíritu son uno mismo. Y, donde está el Espíritu del Señor, allí hay libertad.


No es que haya otro mensaje, sino que ciertas personas están causando confusión entre ustedes. Esa gente solo quiere cambiar la buena noticia de Cristo.


El monte Sinaí está en Arabia y representa a la actual ciudad de Jerusalén, porque todos allí son esclavos de la Ley.


Algo parecido nos sucedió a nosotros. Antes de conocer a Cristo éramos como niños dominados por los poderes de este mundo.


Cristo nos libertó para que vivamos en libertad. Por lo tanto, manténganse firmes y no vuelvan a ser esclavos de la Ley.


Yo por mi parte confío en el Señor que ustedes no pensarán de otra manera. El que les está enseñando mentiras será castigado, sea quien sea.


Así son los que van de casa en casa engañando a mujeres débiles cargadas de pecados, que se dejan dominar por toda clase de malos deseos.


Pero dichosa es la persona que se fija atentamente en la ley perfecta que da libertad. No se contenta con oírla, para luego olvidarla, sino que la pone en práctica.


Actúen como personas libres. Pero no usen su libertad como excusa para hacer el mal. Al contrario, vivan como servidores de Dios.


Les prometen libertad, cuando ellos mismos son esclavos de la maldad. Pues, cada uno es esclavo de aquello que lo ha dominado.


Queridos hermanos en la fe, por el mundo han salido muchos falsos profetas. Por eso, no crean a todos los que dicen hablar de parte del Espíritu. Es mejor que los pongan a prueba para ver si en verdad Dios los ha enviado.


El problema es que ciertos individuos malos se han metido secretamente entre ustedes. Son unos malvados que dicen que, ya que Dios nos ama tanto, eso nos da libertad para pecar. Además, niegan que Jesucristo sea nuestro único Dueño y Señor. El castigo de estos malvados ya estaba anunciado desde hacía mucho tiempo.


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