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Efesios 5:26 - Nueva Versión Internacional 2019 (simplificada - Nuevo Testamento)

26 Dio su vida para hacerla santa. Él la limpió de toda maldad por medio de su mensaje y del bautismo.

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Más versiones

Biblia Reina Valera 1960

26 para santificarla, habiéndola purificado en el lavamiento del agua por la palabra,

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Biblia Nueva Traducción Viviente

26 a fin de hacerla santa y limpia al lavarla mediante la purificación de la palabra de Dios.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

26 Y después de bañarla en el agua y la Palabra para purificarla, la hizo santa,

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La Biblia Textual 3a Edicion

26 para santificarla, habiéndola purificado en el lavamiento del agua con la palabra,

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

26 para santificarla, purificándola con el baño de agua por la palabra,

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Efesios 5:26
35 Referencias Cruzadas  

―El que ya se ha bañado no necesita lavarse más que los pies —le contestó Jesús—; pues ya todo su cuerpo está limpio. Y ustedes ya están limpios, aunque no todos.


Ustedes ya están limpios por la palabra que les he comunicado.


Mi Padre recibe la gloria cuando ustedes dan mucho fruto y muestran así que son mis discípulos.


Ahora saben que todo lo que me has dado viene de ti.


―Te aseguro que quien no nace de agua y del Espíritu no puede entrar en el reino de Dios —respondió Jesús—.


Y ahora, ¿qué esperas? Levántate, bautízate y pídele al Señor Jesús que perdone tus pecados”.


para que les hables. Así abrirán los ojos y verán lo malo que hacen. Será como si pasaran de la oscuridad a la luz y del poder de Satanás al poder de Dios. De ese modo, al creer en mí, recibirán el perdón de los pecados y serán parte del pueblo de Dios”.


¿Qué se nos está diciendo con todo esto? Pues que «El mensaje está cerca de ti; lo tienes en la boca y en el corazón». Este es el mensaje que predicamos acerca de la fe:


Y eso eran algunos de ustedes. Pero ya han sido perdonados por Dios, y él ahora los considera santos y justos. Y todo eso lo hizo gracias al Señor Jesucristo y por medio de su Espíritu. Dios los ha lavado de toda esa maldad.


Yo me preocupo mucho por ustedes, y eso es algo que Dios ha puesto en mi corazón. Lo que deseo es que ustedes sean de Cristo para siempre. Yo he prometido presentarlos a ustedes ante Cristo como una novia virgen y pura que se guarda para su único esposo.


Tomen su salvación como si fuera el casco que protege su cabeza. Y no olviden la espada del Espíritu, que es la palabra de Dios.


Que toda la riqueza de las enseñanzas de Cristo los guíe siempre. Si tienen que enseñar o dar un consejo, háganlo con toda sabiduría. Canten salmos, himnos y canciones espirituales para que den gracias a Dios de todo corazón.


Él se entregó a la muerte por nosotros, para rescatarnos de toda maldad y limpiarnos de pecado y tener así un pueblo elegido, dedicado a hacer el bien.


Por esa obediencia somos declarados santos por Dios, por medio del sacrificio del cuerpo de Jesucristo. Este sacrificio fue ofrecido una sola vez y para siempre.


Porque con un solo sacrificio ha hecho perfectos para siempre a los que han sido elegidos por Dios.


Acerquémonos entonces a Dios con corazón sincero y con la completa seguridad que da la fe. Cristo nos ha limpiado de pecado, como quien es bañado con agua pura. Por eso, acerquémonos con una conciencia tranquila.


¿Cuánto mayor castigo piensan ustedes que merece el que ha despreciado al Hijo de Dios? ¿Qué castigo recibirá el que ha rechazado la sangre de Cristo? Pues esa sangre es la del pacto por medio del cual había sido elegido por Dios. Quien así actúa ha insultado al Espíritu de Dios, quien nos ama, aunque no lo merezcamos.


Por eso también Jesús sufrió fuera de la puerta de la ciudad. Al derramar su sangre en la cruz, nos hizo santos ante Dios.


Sin duda, la palabra de Dios es viva y poderosa, y más cortante que cualquier espada de dos filos. Penetra hasta lo más profundo del alma y del espíritu, hasta la médula de los huesos. Su palabra nos dice si los pensamientos y las intenciones del corazón son correctos o no.


Si esto es así, ¡cuánto más poder tiene la sangre de Cristo! Porque, por medio del Espíritu eterno, Cristo se ofreció sin pecado a Dios. Su sangre limpiará nuestra conciencia, y no se nos declarará culpables de pecados que conducen a la muerte eterna, para que sirvamos al Dios viviente.


Por su propia voluntad nos dio una nueva vida, por medio del mensaje de la verdad. Lo hizo para que fuéramos como los primeros y mejores frutos de su creación.


Según el plan de Dios el Padre, ustedes fueron elegidos por medio del Espíritu, quien nos apartó para ser parte de su pueblo. Y así cuando Jesucristo derramó su sangre en la cruz, nos limpió de pecado y pudimos obedecerlo. Le pido a Dios que les permita gozar de su inmerecido amor y de su paz.


El agua simboliza el bautismo que ahora los salva también a ustedes. El bautismo no consiste en la limpieza del cuerpo, sino en comprometerse ante Dios en tener una conciencia limpia. Esta salvación es posible por la resurrección de Jesucristo.


Pero el que no se esfuerza en vivir así, es como si estuviera ciego. Además, ha olvidado que Dios le perdonó sus antiguos pecados.


Él vino a este mundo y fue bautizado en agua. Luego murió derramando su sangre en la cruz. El Espíritu es testigo de esto, porque el Espíritu dice la verdad.


Los saluda Judas, servidor de Jesucristo y hermano de Santiago. Dirijo esta carta a los que son amados por Dios el Padre, protegidos y llamados por Jesucristo.


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