Biblia Todo Logo
La Biblia Online
- Anuncios -





Efesios 5:2 - Nueva Versión Internacional 2019 (simplificada - Nuevo Testamento)

2 Amen a los demás así como Cristo nos amó y murió por nosotros. Su sacrificio fue para Dios como ofrenda de olor agradable.

Ver Capítulo Copiar


Más versiones

Biblia Reina Valera 1960

2 Y andad en amor, como también Cristo nos amó, y se entregó a sí mismo por nosotros, ofrenda y sacrificio a Dios en olor fragante.

Ver Capítulo Copiar

Biblia Nueva Traducción Viviente

2 Vivan una vida llena de amor, siguiendo el ejemplo de Cristo. Él nos amó y se ofreció a sí mismo como sacrificio por nosotros, como aroma agradable a Dios.

Ver Capítulo Copiar

Biblia Católica (Latinoamericana)

2 Sigan el camino del amor, a ejemplo de Cristo, que nos amó y se entregó por nosotros, como esas ofrendas y víctimas cuyo olor agradable subía a Dios.

Ver Capítulo Copiar

La Biblia Textual 3a Edicion

2 y andad en amor, como el Mesías también nos amó, y se entregó por nosotros en ofrenda y sacrificio a Dios para olor fragante.°

Ver Capítulo Copiar

Biblia Serafín de Ausejo 1975

2 Caminad en amor, como también Cristo os amó y se entregó a sí mismo por nosotros como ofrenda y víctima a Dios de calmante aroma.

Ver Capítulo Copiar




Efesios 5:2
54 Referencias Cruzadas  

Ni siquiera el Hijo del hombre vino para que le sirvieran, sino para servir y para dar su vida en rescate por muchos.


»Este mandamiento nuevo les doy: que se amen los unos a los otros. Así como yo los he amado, también ustedes deben amarse los unos a los otros.


Yo soy el pan vivo que bajó del cielo. Si alguno come de este pan, vivirá para siempre. Este pan es mi carne, que daré para que el mundo viva.


Él me envió como servidor de Cristo Jesús para ayudar a los no judíos. Yo tengo el deber sacerdotal de anunciar la buena noticia de Dios a los no judíos. De esta manera los presentaré como si fueran una ofrenda aceptable ante Dios. Una ofrenda que el Espíritu Santo ha separado como especial.


Él fue entregado a la muerte por nuestra desobediencia y resucitó para que fuéramos declarados justos.


La Ley no pudo liberarnos, porque nuestro pecado eliminó su poder. Por eso Dios envió a su propio Hijo en un cuerpo semejante al de nosotros los pecadores. Lo envió para que se ofreciera en sacrificio por el pecado, y de esa manera le quitó al pecado su poder.


Sin embargo, en todas estas dificultades somos más que vencedores, pues Cristo nos amó y nos da la victoria.


El pecado es como la vieja levadura que echa a perder la masa. Durante la Pascua se sacrifica un cordero para que Dios perdone los pecados, y se come un pan nuevo, sin levadura. Celebrar nuestra salvación es como celebrar una Pascua. Cristo es nuestro Cordero de la Pascua, pues fue sacrificado para que Dios perdonara nuestros pecados. Así que, nosotros somos como el pan nuevo, sin levadura, es decir, tenemos una nueva vida, sin pecado.


Doy gracias a Dios, porque por medio de Cristo siempre nos da la victoria. Él hace que nuestro mensaje se vaya conociendo por todas partes como si fuera un aroma agradable.


Pues nosotros somos el rico aroma que Cristo ofrece a Dios. Este aroma se esparce entre los que se salvan y entre los que se pierden.


Ya conocen el gran amor que les tiene nuestro Señor Jesucristo. No lo merecían, pero él, aunque era rico, se hizo pobre para ayudarlos. Lo hizo para que, por medio de su pobreza, ustedes llegaran a ser ricos.


Jesucristo dio su vida para que fuéramos perdonados por nuestros pecados. Así nos liberó de este mundo malvado. Esta fue la voluntad de nuestro Dios y Padre.


Lo que yo era antes fue crucificado con Cristo, y ya no soy esa persona, sino que Cristo vive en mí. Ahora vivo en este cuerpo confiando en el Hijo de Dios, quien me amó y dio su vida por mí.


Por medio de él, Dios nos eligió antes de la creación del mundo, para que seamos suyos y sin pecado. Él nos ama,


Le pido además que los llene de fe, para que Cristo viva en sus corazones. Que así como un árbol de raíces profundas se mantiene firme, ustedes se mantengan confiando firmemente en el amor de Dios.


En fin, pido que ustedes conozcan ese amor que nuestra mente no alcanza a comprender. Porque así serán llenos de todo lo que Dios tiene y es.


Más bien, al decir la verdad con amor, iremos siendo cada vez más parecidos a Cristo, quien es el jefe de la iglesia.


Sean siempre humildes y amables, tengan paciencia, ayúdense unos a otros con amor.


Así que tengan cuidado de su manera de vivir. No vivan como tontos, sino como sabios.


Esposos, amen a sus esposas, así como Cristo amó a la iglesia y dio su vida por ella.


Ya he recibido todo lo que necesito y aún más. Ahora que he recibido lo que me enviaron por medio de Epafrodito, hasta me sobra. Lo que me enviaron es para Dios como una ofrenda perfumada, un sacrificio que Dios acepta con agrado.


Por encima de todo, tengan amor los unos por los otros, porque el amor los mantendrá perfectamente unidos.


En cuanto al amor entre hermanos en la fe, no necesitan que les escribamos, porque Dios mismo les ha enseñado a amarse unos a otros.


que dio su vida para salvarnos a todos. Dios, a su debido tiempo, nos demostró que desea salvarnos.


Que nadie te rechace por ser joven. Al contrario, que los creyentes vean en ti un ejemplo a seguir en la manera de hablar y de actuar. Que sigan tu ejemplo de amor, fe y santidad.


Él se entregó a la muerte por nosotros, para rescatarnos de toda maldad y limpiarnos de pecado y tener así un pueblo elegido, dedicado a hacer el bien.


Todo sumo sacerdote es nombrado para presentar ofrendas y sacrificios. Por esto, es necesario que Jesucristo también tenga algo que ofrecer.


Si esto es así, ¡cuánto más poder tiene la sangre de Cristo! Porque, por medio del Espíritu eterno, Cristo se ofreció sin pecado a Dios. Su sangre limpiará nuestra conciencia, y no se nos declarará culpables de pecados que conducen a la muerte eterna, para que sirvamos al Dios viviente.


Así que era necesario que todas las cosas del santuario, que eran copias de las que están en el cielo, fueran limpiadas de pecado por medio de esos sacrificios. Pero las cosas del santuario del cielo exigen sacrificios superiores a aquellos.


Si Cristo hubiera tenido que hacer lo mismo, habría sufrido muchas veces desde la creación del mundo. Al contrario, ahora, al final de los tiempos, se ha presentado una sola vez y para siempre. De este modo, por medio de su propio sacrificio, acabó con el pecado.


Sobre todo, ámense los unos a los otros profundamente, porque el amor perdona gran cantidad de pecados.


Nosotros sabemos lo que es el amor porque Jesucristo entregó su vida por nosotros. Así también nosotros debemos entregar la vida por nuestros hermanos en la fe.


Y este es su mandamiento: que creamos en su Hijo Jesucristo y nos amemos los unos a los otros, tal como él lo ha ordenado.


y a Jesucristo. Él es el que siempre dice la verdad, el primero en resucitar y el que gobierna sobre los reyes de la tierra. Él nos ama y al derramar su sangre nos ha librado de nuestros pecados.


Y entonaban este nuevo cántico: «Digno eres de recibir el rollo y de romper sus sellos, porque fuiste sacrificado. Con tu sangre compraste para Dios gente de toda tribu, idioma, pueblo y nación.


Síguenos en:

Anuncios


Anuncios


¡Síguenos en WhatsApp! Síguenos