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Efesios 4:31 - Nueva Versión Internacional 2019 (simplificada - Nuevo Testamento)

31 Ya dejen la tristeza a un lado, no se enojen ni sean violentos. No griten y ofendan a los demás. Abandonen toda clase de maldad.

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Más versiones

Biblia Reina Valera 1960

31 Quítense de vosotros toda amargura, enojo, ira, gritería y maledicencia, y toda malicia.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

31 Líbrense de toda amargura, furia, enojo, palabras ásperas, calumnias y toda clase de mala conducta.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

31 Arranquen de raíz de entre ustedes disgustos, arrebatos, enojos, gritos, ofensas y toda clase de maldad.

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La Biblia Textual 3a Edicion

31 Sea quitada de vosotros toda amargura y enojo, e ira, y grito airado y maledicencia, junto con toda maldad.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

31 Desaparezca de entre vosotros toda amargura, animosidad, ira, gritos, insultos y toda clase de maldad.

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Efesios 4:31
62 Referencias Cruzadas  

La ciudad se alborotó. Toda la gente corrió al lugar, agarró a Pablo y lo sacó del Templo a rastras. Inmediatamente se cerraron las puertas.


«Llena está su boca de maldiciones y de amargura».


Hermanos en la fe, piensen como personas maduras. Es bueno ser inocentes como un niño y no dar paso a la maldad. Pero, a la hora de pensar, hay que hacerlo como un adulto maduro.


Celebremos nuestra salvación sacando de entre nosotros el pecado de la malicia y la maldad. Celebremos con una vida sincera y honesta.


En realidad, tengo miedo de ir a verlos y que no los encuentre como quisiera, y que ustedes no me encuentren a mí como quisieran. Tengo miedo de encontrarlos peleando, con celos, enojados unos con otros, siendo egoístas, mentirosos, orgullosos y causando alborotos.


Adoran ídolos y practican brujería. Sienten odio, arman pelea, son celosos y se enojan fácilmente. Siembran enemistades, se oponen a todo y causan divisiones.


Con respecto a la manera en que antes vivían, se les enseñó que ahora deben vivir diferente. Dejen esa vieja vida, porque los malos deseos los controlan con mentiras.


Por lo tanto, dejen ya de mentir el uno al otro y hablen con la verdad, porque todos somos parte de un mismo cuerpo que es la iglesia.


«Si se enojan, no pequen». No permitan que el enojo les dure hasta la puesta del sol.


Esposos, amen a sus esposas y no sean duros con ellas.


Pero ahora también les pido que no se enojen, que no se dejen dominar por la ira, que no le hagan mal a nadie, que no insulten ni usen un lenguaje vulgar.


Así mismo, las esposas de los diáconos deben ser mujeres a quienes todos respeten, que no sean chismosas, sino gente seria y dignas de toda confianza.


No debe ser borracho, ni amigo del dinero, ni violento, sino amable y lleno de paz.


Además se vuelven perezosas y andan de casa en casa. Y no solo se vuelven perezosas, sino también chismosas y entrometidas, hablando de lo que no deben.


No tengas nada que ver con discusiones tontas y sin sentido, pues ya sabes que terminan en pleitos.


No tendrán compasión ni amor por nadie, serán crueles, dirán mentiras para dañar a los demás, no controlarán sus malos deseos y serán enemigos de todo lo bueno.


El líder tiene la responsabilidad de cuidar el trabajo que Dios ha asignado a todos, y por eso debe ser alguien a quien nadie pueda acusar de nada malo. No debe ser orgulloso, ni enojarse con facilidad, ni borracho, ni violento, ni desear ganar dinero con engaños.


A las ancianas, enséñales que se comporten como personas que respetan a Dios, que no sean chismosas y no beban mucho vino. Deben enseñar lo bueno


Mis queridos hermanos en la fe, tengan presente esto: todos deben estar listos para escuchar, y ser lentos para contestar y para enojarse.


Pero, si ustedes tienen celos y pleitos, sufrirán con amargura. Dejen a un lado el orgullo y la mentira.


Hermanos en la fe, no hablen mal unos de otros. Si alguien habla mal de su hermano, o lo critica, habla mal de la Ley y la critica. Y, si criticas la Ley, ya no estás obedeciéndola, sino que te conviertes en su juez.


Por lo tanto, abandonen toda maldad y todo engaño, hipocresía y envidia. No digan mentiras acerca de otra persona.


No seamos como Caín que pertenecía al diablo y asesinó a su hermano. ¿Y por qué lo hizo? Porque todo lo que hacía era malo y, en cambio, lo que hacía su hermano era bueno.


Todo el que odia a su hermano es un asesino. Ustedes bien saben que ningún asesino puede tener la vida eterna.


Luego oí en el cielo una fuerte voz que decía: «Nuestro Dios ha mostrado su poder para salvarnos, y su reino ha llegado. Cristo, su elegido, ha llegado con autoridad. Porque ha sido expulsado el acusador de nuestros hermanos en la fe. Este los acusaba día y noche delante de nuestro Dios.


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