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Colosenses 3:15 - Nueva Versión Internacional 2019 (simplificada - Nuevo Testamento)

15 Que la paz que Cristo da domine sus pensamientos, pues Dios los llamó a vivir unidos y en paz. Y sean agradecidos.

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Más versiones

Biblia Reina Valera 1960

15 Y la paz de Dios gobierne en vuestros corazones, a la que asimismo fuisteis llamados en un solo cuerpo; y sed agradecidos.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

15 Y que la paz que viene de Cristo gobierne en sus corazones. Pues, como miembros de un mismo cuerpo, ustedes son llamados a vivir en paz. Y sean siempre agradecidos.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

15 Así la paz de Cristo reinará en sus corazones, pues para esto fueron llamados y reunidos. Finalmente, sean agradecidos.

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La Biblia Textual 3a Edicion

15 Y la paz del Mesías° sea árbitro en vuestros corazones, a la cual ciertamente fuisteis llamados en un solo cuerpo; y sed° agradecidos.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

15 Y que la paz de Cristo ponga orden como árbitro en vuestros corazones, pues a ella habéis sido llamados en un solo cuerpo. Sed agradecidos.

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Colosenses 3:15
35 Referencias Cruzadas  

La paz les dejo; mi paz les doy. Yo no se la doy a ustedes como la da el mundo. No se angustien ni se acobarden.


Yo les he dicho estas cosas para que en mí hallen paz. En este mundo afrontarán aflicciones, pero ¡anímense! Yo he vencido al mundo.


Pero, aunque han conocido a Dios, no lo han honrado ni le han dado las gracias. Su manera de pensar no conduce a nada bueno, su mente no piensa con claridad.


Pues el reino de Dios no es cuestión de comidas o bebidas. Más bien tiene que ver con dejarse guiar por el Espíritu Santo a una vida de justicia, paz y alegría.


Le pido a Dios, quien da esperanza, que los llene de toda alegría y paz. Pues ustedes creen en él, y quiero que el poder del Espíritu Santo los llene de confianza.


Hemos sido declarados justos por medio de la fe y, como resultado, tenemos paz con Dios por medio de nuestro Señor Jesucristo.


Hay un solo pan del cual todos participamos. Por eso, aunque somos muchos, estamos unidos, como si formáramos un solo cuerpo.


Sin embargo, si el esposo o la esposa que no cree en Cristo decide separarse, no se lo impidan. En tales casos, el esposo o la esposa que sí cree en Cristo queda libre de responsabilidad. Dios nos ha llamado a vivir en paz.


Todo esto es por el bien de ustedes. Es para que el amor inmerecido de Dios llegue a más y más personas. Así muchos darán gracias a Dios y le darán la gloria a él.


Ustedes serán ricos en todo sentido, para que en toda ocasión puedan ser generosos. Nosotros llevaremos esa ayuda a los necesitados, y su gran generosidad hará que muchos den gracias a Dios.


Él hace que todos en la iglesia estén unidos. Los une por medio del trabajo que cada uno hace para que todos tengan una fe fuerte y se amen cada vez más.


Deben estar unidos como si fueran un solo cuerpo, pues solo hay un Espíritu. Ustedes fueron llamados por Dios a confiar en un solo camino de salvación.


Ustedes son hijos de Dios y él los ama. Por tanto, traten de ser como Dios es.


dando siempre gracias a Dios el Padre por todo, en el nombre de nuestro Señor Jesucristo.


Entonces darán gracias con alegría al Padre, pues él ha hecho posible que ustedes reciban la herencia prometida a los creyentes en su reino de luz.


Tengan una profunda relación con él y sean cada día mejores, confiando siempre en él. Esto fue lo que se les enseñó, así que sean agradecidos.


Y todo lo que hagan o digan, háganlo sabiendo que representan al Señor Jesús, y den gracias a Dios el Padre por medio de él.


den gracias a Dios en toda situación, porque esto es lo que Dios pide de todos los que creen en Cristo Jesús.


Así que recomiendo, ante todo, que se presenten ante Dios con peticiones, oraciones, súplicas y den gracias por todos.


Luchar por mantener la fe es como estar en medio de una batalla. Pelea esa buena batalla. Haz tuya la vida eterna, pues Dios te llamó para dártela. Tú atendiste ese llamado cuando dijiste que confiabas en Cristo delante de muchos testigos.


Así que ofrezcamos continuamente a Dios, por medio de Jesucristo, un sacrificio de alabanza. Esta alabanza debe salir de los labios que confiesan que él es Señor.


diciendo: «¡Amén! La alabanza, la gloria, la sabiduría, la gratitud, la honra, el poder y la fortaleza son de nuestro Dios por los siglos de los siglos. ¡Amén!».


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