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Colosenses 1:14 - Nueva Versión Internacional 2019 (simplificada - Nuevo Testamento)

14 Es por Cristo que somos libres y nuestros pecados han sido perdonados.

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Más versiones

Biblia Reina Valera 1960

14 en quien tenemos redención por su sangre, el perdón de pecados.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

14 quien compró nuestra libertad y perdonó nuestros pecados.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

14 En él nos encontramos liberados y perdonados.

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La Biblia Textual 3a Edicion

14 en quien tenemos la redención,° el perdón de los pecados.°

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

14 en quien tenemos la redención, el perdón de los pecados.

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Colosenses 1:14
32 Referencias Cruzadas  

Ni siquiera el Hijo del hombre vino para que le sirvieran, sino para servir y para dar su vida en rescate por muchos.


Al ver la fe de ellos, Jesús dijo: ―¡Amigo, tus pecados quedan perdonados!


De él dan testimonio todos los profetas, que todo el que cree en él recibe, por medio de su nombre, el perdón de los pecados.


―Arrepiéntase y bautícese cada uno de ustedes en el nombre de Jesucristo para perdón de sus pecados —les contestó Pedro—. Entonces recibirán el don del Espíritu Santo.


Cuiden de ustedes mismos y de todos aquellos que Dios ha salvado con su propia sangre. El Espíritu Santo los ha puesto a ustedes para cuidar de la iglesia. Así que ustedes son como pastores al cuidado de un rebaño de ovejas.


para que les hables. Así abrirán los ojos y verán lo malo que hacen. Será como si pasaran de la oscuridad a la luz y del poder de Satanás al poder de Dios. De ese modo, al creer en mí, recibirán el perdón de los pecados y serán parte del pueblo de Dios”.


Pero gracias a él ustedes están unidos a Cristo Jesús, y esa unión los hizo sabios. Porque quien está unido a Cristo es declarado justo, es parte del pueblo de Dios y es liberado del pecado.


Cristo nos rescató de la maldición de la Ley. Él aceptó que esa maldición cayera sobre él. Pues las Escrituras dicen: «Maldito todo el que es colgado de un madero».


Al derramar su sangre, Cristo nos hizo libres y perdonó nuestros pecados, porque su amor es muy grande. No merecíamos tanto amor,


Más bien, sean buenos y compasivos unos con otros. Perdónense unos a otros, así como Dios los perdonó a ustedes por medio de Cristo.


Amen a los demás así como Cristo nos amó y murió por nosotros. Su sacrificio fue para Dios como ofrenda de olor agradable.


Antes de recibir esa circuncisión espiritual, Dios los consideraba muertos, pues vivían pecando. Sin embargo, por medio de su unión con Cristo, Dios les perdonó todos los pecados y les dio vida.


Ayúdense unos a otros, y perdonen a todo el que los ofenda. Así como el Señor los perdonó, perdonen también ustedes.


que dio su vida para salvarnos a todos. Dios, a su debido tiempo, nos demostró que desea salvarnos.


Él se entregó a la muerte por nosotros, para rescatarnos de toda maldad y limpiarnos de pecado y tener así un pueblo elegido, dedicado a hacer el bien.


Cristo entró una sola vez y para siempre en el Lugar Santísimo. No entró con sangre de chivos y toros, sino con su propia sangre. Así logró para nosotros una liberación eterna.


La Ley dice que casi todo puede ser limpiado de pecado con sangre, y que sin derramamiento de sangre Dios no perdona los pecados.


Porque Cristo murió para perdonar nuestros pecados una sola vez, y es suficiente. Él, que era justo, murió por nosotros, que éramos injustos. Así nos acercó a Dios. Él sufrió la muerte en su cuerpo, pero el Espíritu hizo que volviera a la vida.


Si confesamos nuestros pecados, Dios, que es fiel y justo, nos los perdonará y nos limpiará de toda maldad.


Les escribo a ustedes, hijos queridos, porque han conocido a Dios Padre y sus pecados han sido perdonados por medio de Jesucristo. Les escribo a ustedes, padres, porque han conocido a Cristo, que ha existido desde antes que Dios creara el mundo. Les escribo a ustedes, jóvenes, porque han sido fuertes. Ustedes han aceptado de corazón el mensaje de Dios, y han vencido al diablo.


Él murió en la cruz ofreciendo su vida como un sacrificio, para que Dios perdonara nuestros pecados. Pero no solo para que nos perdonara a nosotros, sino a todo el mundo.


y a Jesucristo. Él es el que siempre dice la verdad, el primero en resucitar y el que gobierna sobre los reyes de la tierra. Él nos ama y al derramar su sangre nos ha librado de nuestros pecados.


Estos no cometieron pecados sexuales con mujeres, sino que se mantuvieron puros. Son los que siguieron al Cordero por dondequiera que iba. De toda la humanidad, ellos fueron los primeros en ser salvados como una ofrenda para Dios y el Cordero.


Y entonaban este nuevo cántico: «Digno eres de recibir el rollo y de romper sus sellos, porque fuiste sacrificado. Con tu sangre compraste para Dios gente de toda tribu, idioma, pueblo y nación.


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