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Apocalipsis 6:4 - Nueva Versión Internacional 2019 (simplificada - Nuevo Testamento)

4 En eso salió otro caballo, de color rojo encendido. Al jinete se le permitió quitar la paz de la tierra y hacer que sus habitantes se mataran unos a otros. Y se le entregó una espada muy grande.

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Más versiones

Biblia Reina Valera 1960

4 Y salió otro caballo, bermejo; y al que lo montaba le fue dado poder de quitar de la tierra la paz, y que se matasen unos a otros; y se le dio una gran espada.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

4 Entonces apareció otro caballo, de color rojo. Al jinete se le dio una gran espada y la autoridad para quitar la paz de la tierra. Y hubo guerra y masacre por todas partes.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

4 Salió entonces otro caballo de color rojo fuego. Al que lo montaba se le ordenó que desterrara la paz de la tierra y se le dio una gran espada para que los hombres se mataran unos a otros.

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La Biblia Textual 3a Edicion

4 Y salió otro caballo, rojo encendido; y al que lo montaba le fue dado quitar la paz de la tierra, y que se mataran unos a otros; y le fue dada una gran espada.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

4 Y salió otro caballo, rojo; a su jinete se le dio el poder de quitar la paz de la tierra y de hacer que los hombres se degollaran entre sí; y se le dio una gran espada.

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Apocalipsis 6:4
17 Referencias Cruzadas  

»No crean que he venido a traer paz a la tierra. No vine a traer paz, sino espada.


Ustedes oirán de guerras y de rumores de guerras, pero procuren no alarmarse. Es necesario que eso suceda, pero no será todavía el fin.


―No tendrías ningún poder sobre mí si no se te hubiera dado de arriba —le contestó Jesús—. Por eso el que me puso en tus manos es culpable de un pecado más grande.


Y apareció en el cielo otra cosa misteriosa: un enorme dragón de color rojo encendido que tenía siete cabezas y diez cuernos. En cada cabeza tenía una corona.


El que deba ser llevado preso, preso estará. El que deba morir a espada, a filo de espada morirá. ¡Así es como sufren los creyentes por ser obedientes hasta el fin!


Luego el Espíritu de Dios me hizo ver a un ángel que me llevó a un desierto. Allí vi a una mujer montada en una bestia roja. La bestia estaba cubierta de nombres que ofendían a Dios, y tenía siete cabezas y diez cuernos.


Vi que la mujer se había emborrachado con la sangre de los creyentes que dieron su vida por hablar acerca de Jesús. Al verla, quedé muy asombrado.


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