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Apocalipsis 20:11 - Nueva Versión Internacional 2019 (simplificada - Nuevo Testamento)

11 Luego vi un gran trono blanco y a alguien que estaba sentado en él. En su presencia desaparecieron la tierra y el cielo, sin dejar rastro alguno.

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Más versiones

Biblia Reina Valera 1960

11 Y vi un gran trono blanco y al que estaba sentado en él, de delante del cual huyeron la tierra y el cielo, y ningún lugar se encontró para ellos.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

11 Y vi un gran trono blanco y al que estaba sentado en él. La tierra y el cielo huyeron de su presencia, pero no encontraron ningún lugar donde esconderse.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

11 Luego vi un trono grande y espléndido y a uno que estaba sentado en él; el cielo y la tierra huyeron al verlo sin que quedaran huellas de ellos.

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La Biblia Textual 3a Edicion

11 Vi un gran trono blanco, y al que estaba sentado en él, ante cuyo rostro huyeron la tierra y el cielo, y no fue hallado lugar para ellos.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

11 Y vi un gran trono blanco y al que estaba sentado en él. Huyeron de su presencia la tierra y el cielo, y no se les volvió a ver en ningún lugar.

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Apocalipsis 20:11
27 Referencias Cruzadas  

Pero les digo que en el día del juicio será más tolerable el castigo para Tiro y Sidón que para ustedes.


El cielo y la tierra pasarán, pero mis palabras jamás pasarán.


»Cuando el Hijo del hombre venga en su gloria, con todos sus ángeles, se sentará en su trono glorioso.


Tu terquedad y falta de arrepentimiento solo harán que tu castigo sea más grande en el día del juicio final. En ese día Dios te juzgará con justicia.


Pero, de la misma manera, con una sola orden suya, el cielo y la tierra que ahora existen serán destruidos por el fuego. Ese día del juicio también serán destruidos los malvados.


pero no los pudieron vencer, por lo que no pudieron quedarse en el cielo.


Entonces desaparecieron todas las islas y las montañas.


Luego vi el cielo abierto, y apareció un caballo blanco. Su jinete se llamaba Fiel y Verdadero. Era justo en sus decisiones y con justicia iba a la guerra.


Sujetó al dragón, aquella serpiente antigua que es el Diablo y Satanás. Y lo encadenó por mil años.


Después vi un cielo nuevo y una tierra nueva. El primer cielo y la primera tierra habían dejado de existir, lo mismo que el mar.


El que estaba sentado en el trono dijo: «¡Yo hago nuevas todas las cosas!». Y añadió: «Escribe, porque estas palabras son verdaderas y dignas de confianza».


Al instante el Espíritu tomó control de mí. Entonces vi un trono en el cielo y a alguien sentado en el trono.


El firmamento desapareció como cuando se enrolla un pergamino. Todas las montañas y las islas fueron quitadas de su lugar.


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