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Apocalipsis 19:4 - Nueva Versión Internacional 2019 (simplificada - Nuevo Testamento)

4 Entonces los veinticuatro líderes y los cuatro seres vivientes se arrodillaron y adoraron a Dios, que estaba sentado en el trono, y dijeron: «¡Amén, Aleluya!».

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Más versiones

Biblia Reina Valera 1960

4 Y los veinticuatro ancianos y los cuatro seres vivientes se postraron en tierra y adoraron a Dios, que estaba sentado en el trono, y decían: ¡Amén! ¡Aleluya!

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Biblia Nueva Traducción Viviente

4 Entonces los veinticuatro ancianos y los cuatro seres vivientes se postraron y adoraron a Dios, que estaba sentado en el trono. Exclamaron: «¡Amén! ¡Alabado sea el Señor!».

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Biblia Católica (Latinoamericana)

4 Entonces los veinticuatro ancianos y los cuatro vivientes se postraron adorando a Dios, que está sentado en el trono, diciendo: Amén. Aleluya.

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La Biblia Textual 3a Edicion

4 Y los veinticuatro ancianos y los cuatro seres vivientes se postraron y adoraron a Dios, que está sentado en el trono, diciendo: ¡Amén! ¡Aleluya!

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

4 Los veinticuatro ancianos y los cuatro seres vivientes se postraron y adoraron a Dios, que estaba sentado en el trono, y decían: '¡Amén! ¡Aleluya!'.

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Apocalipsis 19:4
20 Referencias Cruzadas  

Los cuatro seres vivientes decían a gran voz: «¡Amén!», y los líderes se arrodillaron y adoraron.


Después de esto oí que en el cielo una inmensa cantidad de personas decían con fuerte voz: «¡Aleluya! La salvación, la gloria y el poder son de nuestro Dios,


Uno de los cuatro seres vivientes dio a cada uno de los siete ángeles una copa de oro. Cada copa estaba llena del enojo de Dios, quien vive para siempre.


Porque, si alabas a Dios con el espíritu, el que no es instruido no podrá decir «amén» a tu acción de gracias. No podrá hacerlo porque no entiende lo que dices.


Enséñenles a obedecer todo lo que les he mandado a ustedes. Y les aseguro que estaré con ustedes siempre, hasta el fin del mundo.


Y no nos dejes caer en tentación, sino líbranos del maligno”.


Y volvieron a decir: «¡Aleluya! Ha sido destruida por fuego, y el humo sube para siempre».


Después oí las voces de una inmensa cantidad de personas. Era como el ruido de muchas aguas y como el retumbar de potentes truenos. Las voces decían: «¡Aleluya! Ya ha comenzado a reinar el Señor, nuestro Dios Todopoderoso.


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