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Apocalipsis 17:4 - Nueva Versión Internacional 2019 (simplificada - Nuevo Testamento)

4 La mujer estaba vestida de color púrpura y rojo, y adornada con oro, piedras preciosas y perlas. Tenía en la mano una copa de oro llena de cosas repugnantes y de su adoración a dioses falsos.

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Más versiones

Biblia Reina Valera 1960

4 Y la mujer estaba vestida de púrpura y escarlata, y adornada de oro, de piedras preciosas y de perlas, y tenía en la mano un cáliz de oro lleno de abominaciones y de la inmundicia de su fornicación;

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Biblia Nueva Traducción Viviente

4 La mujer estaba vestida de púrpura y escarlata y llevaba puestas hermosas joyas de oro, piedras preciosas y perlas. En la mano tenía una copa de oro llena de obscenidades y de las inmundicias de su inmoralidad.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

4 La mujer vestía ropas de púrpura y escarlata, y resplandecía de oro, piedras preciosas y perlas. Tenía en la mano una copa de oro llena de cosas repugnantes, que eran las impurezas y la lujuria de la tierra entera.

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La Biblia Textual 3a Edicion

4 Y la mujer estaba vestida de púrpura y escarlata, y adornada de oro° y piedras preciosas y perlas, sosteniendo en su mano una copa de oro° llena de abominaciones y de las inmundicias de su fornicación;

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

4 La mujer estaba vestida de púrpura y grana, con aderezos de oro, piedras preciosas y perlas. Sostenía en la mano una copa de oro, llena de abominaciones y de las impurezas de su fornicación.

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Apocalipsis 17:4
22 Referencias Cruzadas  

«¡Ay! ¡Ay de la gran ciudad! Se vestía de telas finas, de color púrpura y rojo. Se adornaba con oro, piedras preciosas y perlas.


pues él juzga con honestidad y justicia. Ha castigado a la gran ciudad idólatra pues hizo que toda la tierra adorara dioses falsos. Él tomó venganza contra ella, pues mató a los servidores de Dios».


artículos de oro, plata, piedras preciosas y perlas; tela fina, vestidos lujosos, de seda y de color rojo; toda clase de maderas aromáticas; los más variados objetos, hechos de marfil, de madera preciosa, de bronce, de hierro y de mármol;


Lo seguía un segundo ángel que decía: «¡Ya cayó! ¡Ya cayó la gran Babilonia! Esa ciudad que hizo que todas las naciones adoraran dioses falsos».


No se arrepintieron de sus asesinatos, de sus brujerías, de tener relaciones sexuales prohibidas ni de sus robos.


Las doce puertas eran doce perlas, y cada puerta estaba hecha de una sola perla. La calle principal de la ciudad era de oro puro y brillaba como cristal transparente.


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