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Apocalipsis 13:4 - Nueva Versión Internacional 2019 (simplificada - Nuevo Testamento)

4 Adoraron al dragón porque había dado su autoridad a la bestia. También adoraron a la bestia y decían: «¡No hay nadie como la bestia! ¿Quién se atreve a luchar contra ella?».

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Más versiones

Biblia Reina Valera 1960

4 y adoraron al dragón que había dado autoridad a la bestia, y adoraron a la bestia, diciendo: ¿Quién como la bestia, y quién podrá luchar contra ella?

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Biblia Nueva Traducción Viviente

4 Adoraron al dragón por haberle dado semejante poder a la bestia y también adoraron a la bestia. «¿Quién es tan grande como la bestia? —exclamaban—. ¿Quién puede luchar contra ella?».

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Biblia Católica (Latinoamericana)

4 Se postraron ante el dragón que había entregado el poderío a la bestia y se postraron también ante la bestia diciendo: '¿Quién hay como la bestia? ¿Quién puede competir con ella?'

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La Biblia Textual 3a Edicion

4 y adoraron al dragón que había dado la autoridad a la bestia, y adoraron a la bestia, diciendo: ¿Quién como la bestia, y quién podrá luchar contra ella?

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

4 Adoraron al dragón, porque había dado la autoridad a la bestia, y adoraron también a la bestia, diciendo: '¿Quién como la bestia? ¿Quién puede luchar contra ella?'.

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Apocalipsis 13:4
18 Referencias Cruzadas  

El dios de este mundo ha impedido que los que no creen entiendan esto. Lo hace para que no entiendan cuán maravilloso es el mensaje de Cristo, quien nos muestra cómo es Dios.


Este hombre malvado luchará contra todo lo que pertenezca a Dios o contra todo aquel que lo adore. Se adueñará del templo de Dios y dirá que es Dios.


Y apareció en el cielo otra cosa misteriosa: un enorme dragón de color rojo encendido que tenía siete cabezas y diez cuernos. En cada cabeza tenía una corona.


Con la cola arrastró la tercera parte de las estrellas del cielo y las arrojó sobre la tierra. La mujer estaba ya a punto de tener a su hijo. Entonces el dragón se plantó delante de ella para comerse a su hijo tan pronto naciera.


Después vi que de la tierra salía otra bestia. Tenía dos cuernos como de cordero, pero hablaba como dragón.


Se le permitió dar vida a la imagen de la primera bestia, para que pudiera hablar, y así mandar a matar a quienes no adoraran la imagen.


La bestia parecía un leopardo, pero tenía patas como de oso y boca como de león. El dragón le entregó a la bestia su poder, su trono y gran autoridad.


Le harán la guerra al Cordero, pero el Cordero los vencerá, porque es Señor de señores y Rey de reyes. Con él estarán aquellos que por él han sido llamados. Son sus elegidos, los que siempre le han sido fieles».


Al ver el humo del fuego que la consume, dirán: «¡No hay ciudad que se compare a esta gran ciudad!».


El resto de la humanidad no murió por estos castigos. Sin embargo, no se arrepintieron de sus malas acciones. Tampoco dejaron de adorar a los demonios y a los dioses falsos. Esos que son hechos de oro, plata, bronce, piedra y madera. Son dioses que no pueden ver ni oír ni caminar.


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