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Apocalipsis 12:4 - Nueva Versión Internacional 2019 (simplificada - Nuevo Testamento)

4 Con la cola arrastró la tercera parte de las estrellas del cielo y las arrojó sobre la tierra. La mujer estaba ya a punto de tener a su hijo. Entonces el dragón se plantó delante de ella para comerse a su hijo tan pronto naciera.

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Más versiones

Biblia Reina Valera 1960

4 y su cola arrastraba la tercera parte de las estrellas del cielo, y las arrojó sobre la tierra. Y el dragón se paró frente a la mujer que estaba para dar a luz, a fin de devorar a su hijo tan pronto como naciese.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

4 Con la cola arrastró la tercera parte de las estrellas en el cielo y las arrojó a la tierra. Cuando la mujer estaba a punto de dar a luz, el dragón se paró delante de ella, listo para devorar al bebé en cuanto naciera.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

4 con su cola barre la tercera parte de las estrellas del cielo, precipitándolas sobre la tierra. El dragón se detuvo delante de la mujer que iba a dar a luz para devorar a su hijo en cuanto naciera.

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La Biblia Textual 3a Edicion

4 y su cola arrastra la tercera parte de las estrellas del cielo, y las arrojó a la tierra.° Y el dragón se paró delante de la mujer que estaba a punto de dar a luz, a fin de devorar° a su hijo cuando ella° diera a luz.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

4 Su cola barre la tercera parte de las estrellas del cielo y las arroja a la tierra. El dragón se detuvo ante la mujer que estaba a punto de alumbrar, para devorar a su hijo en cuanto lo diese a luz.

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Apocalipsis 12:4
22 Referencias Cruzadas  

Ustedes son de su padre, el diablo, cuyos deseos quieren cumplir. Desde el principio este ha sido un asesino. Nunca dice la verdad, porque no hay verdad en él. Cuando miente, expresa su propia naturaleza, porque es un mentiroso. ¡Es el padre de la mentira!


Practiquen el dominio propio y manténganse alerta. Su enemigo el diablo ronda como león rugiente, buscando a quién devorar.


Se desató entonces una guerra en el cielo. Miguel y sus ángeles se enfrentaron al dragón. El dragón y sus ángeles lucharon,


Así fue expulsado del cielo el gran dragón, es decir, esa serpiente antigua que se llama Diablo y Satanás, y que engaña al mundo entero. El dragón y sus ángeles fueron lanzados a la tierra.


La bestia parecía un leopardo, pero tenía patas como de oso y boca como de león. El dragón le entregó a la bestia su poder, su trono y gran autoridad.


Adoraron al dragón porque había dado su autoridad a la bestia. También adoraron a la bestia y decían: «¡No hay nadie como la bestia! ¿Quién se atreve a luchar contra ella?».


Y vi salir tres espíritus malignos que parecían ranas. Salieron de la boca del dragón, de la boca de la bestia y de la boca del falso profeta.


La mujer que has visto es aquella gran ciudad que tiene poder de gobernar sobre los reyes de la tierra».


Sujetó al dragón, aquella serpiente antigua que es el Diablo y Satanás. Y lo encadenó por mil años.


El tercer ángel tocó su trompeta. Entonces una enorme estrella, que ardía como una antorcha, cayó desde el cielo. Cayó sobre la tercera parte de los ríos y sobre los manantiales.


La estrella se llamaba Amargura. Y la tercera parte de las aguas se volvió amarga. Por causa de esas aguas murió mucha gente.


El cuarto ángel tocó su trompeta. Entonces fue dañada la tercera parte del sol, de la luna y de las estrellas. Por eso, se oscureció la tercera parte de ellos. Así quedó sin luz la tercera parte del día y la tercera parte de la noche.


El primer ángel tocó su trompeta. Entonces fueron echados sobre la tierra granizo y fuego mezclados con sangre. Y se quemó la tercera parte de la tierra, la tercera parte de los árboles y toda la hierba verde.


El segundo ángel tocó su trompeta. Entonces fue echado al mar algo que parecía una enorme montaña envuelta en llamas. La tercera parte del mar se convirtió en sangre.


Entonces murió la tercera parte de las criaturas que viven en el mar; también fue destruida la tercera parte de los barcos.


Tenían cola y aguijón como de escorpión; y en la cola tenían poder para torturar a la gente durante cinco meses.


Es que el poder de los caballos estaba en su boca y en su cola; pues sus colas, semejantes a serpientes, tenían cabezas con las que hacían daño.


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