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Apocalipsis 12:11 - Nueva Versión Internacional 2019 (simplificada - Nuevo Testamento)

11 Ellos lo han vencido con la sangre del Cordero y con el mensaje que anunciaron. Nunca tuvieron miedo de morir, pues estaban dispuestos a dar su vida.

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Más versiones

Biblia Reina Valera 1960

11 Y ellos le han vencido por medio de la sangre del Cordero y de la palabra del testimonio de ellos, y menospreciaron sus vidas hasta la muerte.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

11 Ellos lo han vencido por medio de la sangre del Cordero y por el testimonio que dieron. Y no amaron tanto la vida como para tenerle miedo a la muerte.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

11 Ellos lo vencieron con la sangre del Cordero, con su palabra y con su testimonio, pues hablaron sin tener miedo a la muerte.

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La Biblia Textual 3a Edicion

11 Y ellos lo vencieron en virtud de la sangre del Cordero y por la palabra de su testimonio, y despreciaron su vida hasta la° muerte.°

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

11 Pero ellos lo han vencido por la sangre del Cordero y por el testimonio que dieron, pues no amaron su vida tanto que rehuyeran la muerte.

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Apocalipsis 12:11
33 Referencias Cruzadas  

«Si alguno viene a mí y no sacrifica el amor a su padre y a su madre, a su esposa y a sus hijos, a sus hermanos y a sus hermanas, y aun a su propia vida, no puede ser mi discípulo.


Yo les he dicho estas cosas para que en mí hallen paz. En este mundo afrontarán aflicciones, pero ¡anímense! Yo he vencido al mundo.


Sin embargo, considero que mi vida carece de valor para mí mismo. Lo que me importa es terminar la tarea que me dio el Señor Jesús. Quiero cumplir mi misión: anunciar el mensaje de la buena noticia del inmerecido amor de Dios.


―¿Por qué lloran? ¡Me parten el corazón! —respondió Pablo—. Por el nombre del Señor Jesús estoy dispuesto no solo a ser atado, sino también a morir en Jerusalén.


Muy pronto el Dios de paz derrotará a Satanás y lo dejará bajo el poder de ustedes. Que el amor inmerecido de nuestro Señor Jesús sea con ustedes.


¡Pero gracias a Dios, que nos da la victoria por medio de nuestro Señor Jesucristo!


Ustedes, queridos hijos en la fe, pertenecen a Dios y han vencido a esos falsos profetas. Y lo han hecho porque el Espíritu que está en ustedes es más poderoso que el enemigo que está en el mundo.


Los que vencen a la maldad del mundo son los que creen que Jesús es el Hijo de Dios.


Y Juan asegura que todo lo que ha visto es el mensaje de Dios, el cual Jesucristo le mostró.


Yo, Juan, soy su hermano en la fe. Con ustedes comparto el sufrimiento, el reino y el seguir confiando en Jesús. Yo fui enviado a la isla de Patmos como castigo por anunciar el mensaje de Dios y hablar acerca de Jesús.


Pero, cuando terminen de dar su mensaje, subirá del abismo una bestia. Esta bestia les hará la guerra, los vencerá y los matará.


Entonces el dragón se enfureció contra la mujer. Por eso, se fue a hacer guerra contra el resto de sus descendientes. Es decir, contra los que obedecen los mandamientos de Dios y continúan confiando en el mensaje de Jesús.


Entonces me arrodillé a sus pies para adorarlo. Pero él me dijo: «¡No, cuidado! Soy un servidor como tú y como los creyentes que se mantienen fieles al mensaje de Jesús. ¡Adora solo a Dios! El mensaje de Jesús se comparte con otros por medio del poder del Espíritu».


Sé que vives allí donde Satanás tiene su trono. Sin embargo, sigues confiando en mí. No has abandonado tu fe en mí. Ni siquiera lo hiciste cuando mataron a Antípas, quien fielmente hablaba de mí. A él lo mataron en esa ciudad donde vive Satanás.


El que tenga oídos, que oiga lo que el Espíritu dice a las iglesias. Al vencedor le daré del maná escondido. Además, le daré una piedrecita blanca. En ella está escrito un nombre nuevo que solo conoce el que lo recibe.


Este es el premio para el que venza y cumpla mi voluntad hasta el fin: le daré autoridad sobre las naciones


El que tenga oídos, que oiga lo que el Espíritu dice a las iglesias. Al vencedor le daré derecho a comer del árbol de la vida. Este árbol está en el paraíso de Dios.


Entonces vi tronos donde se sentaron los que recibieron autoridad para juzgar. Vi también a los que habían sido asesinados por hablar acerca de Jesús y anunciar el mensaje de Dios. Ellos no habían adorado a la bestia ni a su imagen, ni se habían dejado poner su marca en la frente ni en la mano. Volvieron a vivir y reinaron con Cristo mil años.


Al vencedor le daré un lugar importante en el templo de mi Dios, y nunca más saldrá de allí. Sobre él escribiré el nombre de mi Dios. También escribiré el nombre de la nueva Jerusalén, ciudad de mi Dios. Esta ciudad baja del cielo de parte de mi Dios. Además, escribiré sobre él mi nombre nuevo.


Al vencedor le daré el derecho de sentarse conmigo en mi trono. Así como también yo vencí y me senté con mi Padre en su trono.


El vencedor se vestirá de blanco. Jamás borraré su nombre del libro de la vida. Reconoceré su nombre delante de mi Padre y delante de sus ángeles.


El Cordero rompió el quinto sello. Entonces vi a los que habían muerto por anunciar el mensaje de Dios y por mantenerse fieles en su tarea. Estaban debajo del altar.


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