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Apocalipsis 11:3 - Nueva Versión Internacional 2019 (simplificada - Nuevo Testamento)

3 Por mi parte, yo enviaré a mis dos testigos para que profeticen. Ellos, vestidos de luto, profetizarán durante mil doscientos sesenta días».

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Más versiones

Biblia Reina Valera 1960

3 Y daré a mis dos testigos que profeticen por mil doscientos sesenta días, vestidos de cilicio.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

3 Mientras tanto, yo daré poder a mis dos testigos, y ellos se vestirán de tela áspera y profetizarán durante esos 1260 días».

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Biblia Católica (Latinoamericana)

3 Yo enviaré a mis dos testigos vestidos con ropa de penitencia para que proclamen mi palabra durante mil doscientos sesenta días.

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La Biblia Textual 3a Edicion

3 Y daré° a mis dos testigos, y profetizarán durante mil doscientos sesenta días vestidos de tela de saco.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

3 Yo encargaré a mis dos testigos que profeticen durante mil doscientos sesenta días, vestidos de sayal.

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Apocalipsis 11:3
43 Referencias Cruzadas  

Y la mujer huyó al desierto, a un lugar que Dios le había preparado. Allí la cuidarán durante mil doscientos sesenta días.


Pero no incluyas el patio exterior del templo; no lo midas, porque ha sido entregado a las naciones que no creen en Dios. La gente de estas naciones ocupará la ciudad santa durante cuarenta y dos meses.


A la bestia se le permitió hablar con orgullo y lanzar ofensas contra Dios. Además, se le dio autoridad para actuar durante cuarenta y dos meses.


Durante muchos días lo vieron los que habían subido con él de Galilea a Jerusalén. Y ellos son ahora sus testigos ante el pueblo.


Pero, cuando venga el Espíritu Santo sobre ustedes, recibirán poder. Y serán mis testigos en Jerusalén, en toda Judea, en Samaria y hasta el último rincón de la tierra.


Ustedes son testigos de estas cosas.


Esta será la tercera vez que los visite. «Todo asunto se resolverá escuchando el testimonio de dos o tres testigos».


A este Jesús, Dios lo resucitó, y de ello todos nosotros somos testigos.


Y también ustedes darán testimonio porque han estado conmigo desde el principio.


Pero, si no, lleva contigo a uno o dos más, para que “todo asunto se resuelva escuchando el testimonio de dos o tres testigos”.


Entonces me arrodillé a sus pies para adorarlo. Pero él me dijo: «¡No, cuidado! Soy un servidor como tú y como los creyentes que se mantienen fieles al mensaje de Jesús. ¡Adora solo a Dios! El mensaje de Jesús se comparte con otros por medio del poder del Espíritu».


y a Jesucristo. Él es el que siempre dice la verdad, el primero en resucitar y el que gobierna sobre los reyes de la tierra. Él nos ama y al derramar su sangre nos ha librado de nuestros pecados.


Mataron al autor de la vida, pero Dios lo levantó de entre los muertos, y de eso nosotros somos testigos.


Entonces vi tronos donde se sentaron los que recibieron autoridad para juzgar. Vi también a los que habían sido asesinados por hablar acerca de Jesús y anunciar el mensaje de Dios. Ellos no habían adorado a la bestia ni a su imagen, ni se habían dejado poner su marca en la frente ni en la mano. Volvieron a vivir y reinaron con Cristo mil años.


Me refiero a Cristo, quien nombró a unos, apóstoles; a otros, profetas; a otros, evangelistas; y a otros, pastores y maestros.


En la iglesia Dios ha puesto, en primer lugar, apóstoles; en segundo lugar, profetas; en tercer lugar, maestros. Luego ha puesto los que hacen milagros; después los que tienen dones para sanar enfermos, los que ayudan a otros, los que administran y los que hablan en diferentes lenguas.


―Nadie puede recibir nada a menos que Dios se lo dé —les respondió Juan—.


«¡Ay de ti, Corazín! ¡Ay de ti, Betsaida! Si se hubieran hecho en Tiro y en Sidón los milagros que se hicieron en medio de ustedes, ya hace tiempo que se habrían arrepentido con muchos lamentos.


»¡Ay de ti, Corazín! ¡Ay de ti, Betsaida! Si se hubieran hecho en Tiro y en Sidón los milagros que se hicieron en medio de ustedes, ya hace tiempo que se habrían arrepentido con muchos lamentos.


Estos testigos tienen el poder de impedir que llueva mientras estén profetizando. Además, tienen poder para convertir las aguas en sangre y para azotar la tierra. Lo pueden hacer cuantas veces quieran, con toda clase de castigos.


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