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2 Timoteo 2:9 - Nueva Versión Internacional 2019 (simplificada - Nuevo Testamento)

9 por la que sufro en gran manera, hasta el punto de llevar cadenas como un criminal. Pero la palabra de Dios no está encadenada.

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Más versiones

Biblia Reina Valera 1960

9 en el cual sufro penalidades, hasta prisiones a modo de malhechor; mas la palabra de Dios no está presa.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

9 Debido a que predico esta Buena Noticia, sufro y estoy encadenado como un criminal; pero la palabra de Dios no puede ser encadenada.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

9 Por él sufro hasta llevar cadenas como un malhechor; pero la palabra de Dios no está encadenada.

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La Biblia Textual 3a Edicion

9 por el cual sufro penalidades hasta como malhechor encadenado; pero la palabra de Dios no está encadenada.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

9 Por él soporto el sufrimiento, incluso el de las cadenas, como si fuera un malhechor. Pero la palabra de Dios no está encadenada.

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2 Timoteo 2:9
22 Referencias Cruzadas  

También llevaban con él a otros dos, ambos criminales, para ser ejecutados.


El comandante se abrió paso, lo arrestó y ordenó que lo sujetaran con dos cadenas. Luego preguntó quién era y qué había hecho.


Predicaba del reino de Dios y enseñaba acerca del Señor Jesucristo sin impedimento y sin temor alguno.


Yo le mostraré cuánto tendrá que sufrir por mi nombre.


Yo, Pablo, estoy preso por anunciar el mensaje de Cristo Jesús, y lo he hecho por el bien de ustedes los no judíos.


Otros, los que predican a Cristo por interés personal y no lo hacen con honestidad, creen que así van a hacerme sufrir más en mi prisión.


Y está bien que yo piense así de todos ustedes porque los llevo en el corazón. Dios me dio el inmerecido privilegio de anunciar la buena noticia, y ustedes me han ayudado a hacerlo. Lo han hecho mientras he estado en la cárcel o he tenido que defender y confirmar la buena noticia.


Yo, Pablo, escribo este saludo de mi puño y letra. Recuerden que estoy preso. Que el amor inmerecido de Dios llene sus vidas.


Oren además por nosotros para que Dios nos abra la oportunidad de anunciar el mensaje del plan que Dios mantenía en secreto, que es Cristo, y por el cual estoy preso.


Ustedes comenzaron a anunciar el mensaje del Señor no solo en Macedonia y en Acaya, sino en todo lugar. La fe que ustedes tienen en Dios es tan conocida en esos lugares que ya no es necesario que nosotros digamos nada.


Por último, hermanos en la fe, oren por nosotros para que el mensaje del Señor se escuche pronto en todo lugar. Oren para que sea recibido con respeto y aprecio, tal como sucedió entre ustedes.


Y es por anunciar ese mensaje que ahora paso sufrimientos. Pero no me avergüenzo, porque sé en quién he creído. También estoy seguro de que Cristo tiene poder para guardar hasta el día del juicio final lo que le he confiado.


Le pido al Señor que trate con bondad a la familia de Onesíforo, porque muchas veces me dio ánimo y no se avergonzó de que yo estuviera preso.


Así que no te avergüences de hablar acerca de nuestro Señor, ni tampoco de mí, que por anunciar su mensaje estoy preso. Al contrario, tú también, con el poder de Dios, debes soportar sufrimientos por anunciar la buena noticia.


Como buen soldado de Cristo Jesús, comparte mis sufrimientos.


Pero el Señor estuvo a mi lado y me dio fuerzas para que por medio de mí se anunciara el mensaje y lo oyeran todos los que no creen en Dios. El Señor me salvó, como quien es librado de la boca de un león.


Mantengan una conducta ejemplar entre los que no creen en Dios. Así, cuando los acusen de hacer el mal, ellos verán todo lo bueno que ustedes hacen y alabarán a Dios el día que él venga a juzgar a todos.


Pero también obedezcan a los gobernadores que él envía. Pues los envía para castigar a los que hacen el mal y para premiar a los que hacen el bien.


Pero háganlo con humildad y respeto, manteniendo la conciencia limpia. Así, los que hablan mal de ustedes que creen en Cristo se avergonzarán de las mentiras que han dicho en su contra.


Que ninguno tenga que sufrir por asesino, ladrón o delincuente, ni siquiera por entrometido.


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