Biblia Todo Logo
La Biblia Online
- Anuncios -





2 Timoteo 1:7 - Nueva Versión Internacional 2019 (simplificada - Nuevo Testamento)

7 Pues Dios no nos ha dado su Espíritu para que vivamos con timidez, sino con poder, amor y dominio propio.

Ver Capítulo Copiar


Más versiones

Biblia Reina Valera 1960

7 Porque no nos ha dado Dios espíritu de cobardía, sino de poder, de amor y de dominio propio.

Ver Capítulo Copiar

Biblia Nueva Traducción Viviente

7 Pues Dios no nos ha dado un espíritu de temor y timidez sino de poder, amor y autodisciplina.

Ver Capítulo Copiar

Biblia Católica (Latinoamericana)

7 Porque Dios no nos dio un espíritu de timidez, sino un espíritu de fortaleza, de amor y de buen juicio.

Ver Capítulo Copiar

La Biblia Textual 3a Edicion

7 Porque no nos ha dado Dios espíritu de cobardía, sino de poder, de amor y de dominio propio.°

Ver Capítulo Copiar

Biblia Serafín de Ausejo 1975

7 Pues el Espíritu que Dios nos dio no es de timidez sino de fortaleza, de amor y de autodominio.

Ver Capítulo Copiar

Biblia Reina Valera Gómez (2023)

7 Porque no nos ha dado Dios un espíritu de temor, sino de poder, y de amor, y de templanza.

Ver Capítulo Copiar




2 Timoteo 1:7
28 Referencias Cruzadas  

Sí, les he dado autoridad a ustedes para pisotear serpientes y escorpiones, para vencer todo el poder del enemigo. Y nada les podrá hacer daño.


Por fin se dio cuenta de lo que había hecho, y se dijo: “¡Cuántos obreros de mi padre tienen comida de sobra, y yo aquí me muero de hambre!


Ahora voy a enviarles lo que ha prometido mi Padre. Pero ustedes quédense en la ciudad hasta que hayan recibido el poder de lo alto.


La gente salió a ver lo que había pasado. Llegaron adonde estaba Jesús y encontraron, sentado a sus pies, al hombre de quien habían salido los demonios. Cuando lo vieron vestido y en su sano juicio, tuvieron miedo.


La paz les dejo; mi paz les doy. Yo no se la doy a ustedes como la da el mundo. No se angustien ni se acobarden.


Pero, cuando venga el Espíritu Santo sobre ustedes, recibirán poder. Y serán mis testigos en Jerusalén, en toda Judea, en Samaria y hasta el último rincón de la tierra.


Me refiero a Jesús de Nazaret. Dios lo llenó de poder y del Espíritu Santo. Él anduvo haciendo el bien y sanando a los oprimidos por el diablo, porque Dios estaba con él.


Sin embargo, considero que mi vida carece de valor para mí mismo. Lo que me importa es terminar la tarea que me dio el Señor Jesús. Quiero cumplir mi misión: anunciar el mensaje de la buena noticia del inmerecido amor de Dios.


―¿Por qué lloran? ¡Me parten el corazón! —respondió Pablo—. Por el nombre del Señor Jesús estoy dispuesto no solo a ser atado, sino también a morir en Jerusalén.


Muchas veces anduve de sinagoga en sinagoga castigándolos para obligarlos a ofender a Jesús. Mi odio contra ellos me llevó al extremo de perseguirlos incluso en ciudades del extranjero.


―No estoy loco, excelentísimo Festo —contestó Pablo—. Lo que digo es cierto y no es locura.


Esteban, hombre lleno del amor y del poder de Dios, hacía grandes maravillas y milagros entre el pueblo.


Pero Saulo cobraba cada vez más fuerza y confundía a los judíos que vivían en Damasco, demostrándoles que Jesús es el Cristo.


Y esta esperanza no nos falla, porque Dios ha derramado su amor en nuestro corazón por medio del Espíritu Santo que nos ha dado.


Y el Espíritu, que Dios les ha dado, no los hace otra vez esclavos del miedo. Al contrario, el Espíritu los adopta como hijos y les permite decirle a Dios: «¡Abba! ¡Padre!».


No les hablé ni les prediqué con palabras difíciles, tratando de convencerlos. Más bien, dejé que el Espíritu mostrara su poder.


En cambio, los que viven guiados por el Espíritu muestran amor por los demás, son alegres y tienen paz. El Espíritu los hace tener paciencia, amabilidad, bondad, fidelidad,


Fue él quien nos contó del amor que el Espíritu ha puesto en ustedes.


Así pudo librar a todos los que vivían como esclavos por miedo a la muerte.


Ustedes han aceptado el verdadero mensaje de Dios, y por eso él los ha limpiado de pecado. Ahora aman con amor sincero a sus hermanos en la fe. Así que ámense de todo corazón los unos a los otros.


Porque el que ama nunca tiene miedo, pues el amor perfecto echa fuera el temor. El que tiene miedo es porque espera ser castigado y no conoce el amor perfecto.


Síguenos en:

Anuncios


Anuncios


¡Síguenos en WhatsApp! Síguenos