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2 Tesalonicenses 3:2 - Nueva Versión Internacional 2019 (simplificada - Nuevo Testamento)

2 Oren además para que seamos protegidos de gente malvada y cruel, porque no todos tienen fe en Dios.

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Más versiones

Biblia Reina Valera 1960

2 y para que seamos librados de hombres perversos y malos; porque no es de todos la fe.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

2 Oren, también, para que seamos rescatados de gente perversa y mala, porque no todos son creyentes.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

2 Que Dios nos libre también de los individuos indeseables y malos, ya que no todos creen.

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La Biblia Textual 3a Edicion

2 y para que seamos librados de hombres pervertidores y perversos, porque la fe no es de todos.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

2 y para que podamos así vernos libres de los hombres malvados y perversos; pues no todos tienen la fe.

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2 Tesalonicenses 3:2
18 Referencias Cruzadas  

―¡Ah, gente incrédula y malvada! —respondió Jesús—. ¿Hasta cuándo tendré que estar con ustedes? ¿Hasta cuándo tendré que soportarlos? Tráiganme acá al muchacho.


»¡Ay de ustedes, maestros de la Ley y fariseos, hipócritas! Dan la décima parte de sus especias: la menta, el anís y el comino. Sin embargo, han descuidado los asuntos más importantes de la Ley, tales como la justicia, la misericordia y la fidelidad. Debían haber practicado esto sin descuidar aquello.


Les digo que sí les hará justicia, y sin demora. No obstante, cuando venga el Hijo del hombre, ¿encontrará fe en la tierra?».


Pero, cuando los judíos vieron a tanta gente, se llenaron de envidia. Entonces comenzaron a maldecir a Pablo y a negar lo que este decía.


Pero los judíos hablaron con mujeres muy distinguidas y favorables al judaísmo. También hablaron con los hombres más importantes de la ciudad, y a todos los convencieron de ir en contra de Pablo y Bernabé. Así lograron echarlos fuera de la región.


Pero los judíos que no creyeron convencieron a los no judíos de ir en contra de los que habían creído.


Pero los judíos, llenos de envidia, reunieron a unos maleantes callejeros. Con ellos organizaron un grupo de alborotadores e hicieron gran escándalo en la ciudad. Asaltaron la casa de Jasón en busca de Pablo y Silas, para que el pueblo los juzgara en público.


Me parece tonto enviar un preso sin decir de qué se le acusa.


Unos se convencieron por lo que él decía, pero otros se negaron a creer.


Sin embargo, no todos los israelitas aceptaron la buena noticia. Isaías dice: «Señor, ¿quién ha creído a nuestro mensaje?».


Pídanle que me libre de caer en manos de los incrédulos que están en Judea, y que los creyentes de Jerusalén reciban bien la ayuda que les llevo.


En Éfeso me tuve que enfrentar a personas que parecían animales salvajes. Pero, si los muertos no resucitan, ¿qué gané con eso? Si los muertos no resucitan, «¡comamos y bebamos, que mañana moriremos!».


Sí, deseábamos visitarlos. Yo mismo, Pablo, más de una vez intenté ir. Pero Satanás nos lo ha impedido.


Pero el Señor estuvo a mi lado y me dio fuerzas para que por medio de mí se anunciara el mensaje y lo oyeran todos los que no creen en Dios. El Señor me salvó, como quien es librado de la boca de un león.


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