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2 Tesalonicenses 1:8 - Nueva Versión Internacional 2019 (simplificada - Nuevo Testamento)

8 Regresará para castigar a los que no aceptan a Dios ni obedecen el mensaje de la buena noticia de nuestro Señor Jesús.

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Más versiones

Biblia Reina Valera 1960

8 en llama de fuego, para dar retribución a los que no conocieron a Dios, ni obedecen al evangelio de nuestro Señor Jesucristo;

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Biblia Nueva Traducción Viviente

8 en llamas de fuego, y traerá juicio sobre los que no conocen a Dios y sobre los que se niegan a obedecer la Buena Noticia de nuestro Señor Jesús.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

8 Entonces la llama ardiente castigará a los que no reconocen a Dios y no obedecen al Evangelio de Jesús, nuestro Señor.

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La Biblia Textual 3a Edicion

8 en llama de fuego, para dar retribución a los que no conocen° a Dios, ni obedecen el evangelio de nuestro Señor Jesús;°

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

8 en medio de un fuego flameante, para hacer justicia con los que no han reconocido a Dios y no han aceptado el evangelio de nuestro Señor Jesús.

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2 Tesalonicenses 1:8
59 Referencias Cruzadas  

»Luego dirá a los que estén a su izquierda: “Apártense de mí, malditos, al fuego eterno preparado para el diablo y sus ángeles.


»Aquellos irán al castigo eterno, y los justos a la vida eterna».


Esta es la causa de la condenación: que la luz vino al mundo, pero la humanidad prefirió las tinieblas a la luz, porque sus acciones eran malvadas.


Ellos le preguntaron: ―¿Dónde está tu padre? Jesús les respondió: ―Ustedes no me conocen a mí ni a mi Padre. Si me conocieran, también conocerían a mi Padre.


Y el mensaje de Dios llegaba a la gente, de modo que la cantidad de discípulos aumentaba considerablemente en Jerusalén. Incluso muchos de los sacerdotes aceptaban el mensaje.


Además, pensaron que no valía la pena reconocer a Dios. Por eso, él los ha dejado hacer todo lo que su malvada mente los llevara a hacer. Así que, han hecho lo que no debían hacer.


Por medio de él, y en honor a su nombre, fuimos llamados a ser apóstoles, para convencer a todas las naciones de creer en él y obedecerle.


Sin embargo, no todos los israelitas aceptaron la buena noticia. Isaías dice: «Señor, ¿quién ha creído a nuestro mensaje?».


Por eso no me atrevo a hablar de otra cosa que no sea lo que Cristo ha hecho por medio de mí. Hablaré de lo que él hizo para que los no judíos lleguen a obedecer a Dios. Lo he hecho por medio de mis palabras y de las cosas que hago.


Ustedes saben bien que, si alguien decide siempre obedecer a una persona, llegará a ser su esclavo. Así que, somos esclavos o del pecado que lleva a la muerte o de la obediencia por medio de la cual somos declarados justos.


Corrijan su manera de pensar y dejen de pecar. Algunos de ustedes no conocen a Dios en verdad —para que sientan vergüenza lo digo—.


Destruimos el orgullo y las ideas de los que impiden a la gente conocer a Dios. Hacemos que la gente cambie esas ideas por ideas que agradan a Cristo.


¡Gálatas tontos! ¿Quién los ha embrujado? A ustedes se les ha enseñado con claridad la razón por la que Jesucristo fue crucificado.


Antes, cuando no conocían a Dios, ustedes eran esclavos de dioses falsos.


Dios quiere que no se dejen llevar por los malos deseos, como hacen los que no creen en él ni lo conocen.


Solo nos queda una terrible espera de juicio. Es decir, el fuego ardiente que ha de devorar a los adversarios de Dios.


Pues sabemos bien que Dios dijo: «Mía es la venganza; yo castigaré»; y también: «El Señor juzgará a su pueblo».


Por la fe Abraham obedeció a Dios cuando lo llamó. Por eso, salió para ir a un lugar que más tarde recibiría como herencia. Y salió sin saber a dónde iba.


pues nuestro Dios es como un fuego destructor.


Si eso fue así, entonces ¿cómo escaparemos nosotros si descuidamos una salvación tan grande? Esta salvación fue anunciada primeramente por el Señor, y los que la recibieron nos confirmaron que era verdad.


Así fue como Dios lo hizo perfecto, para que llegara a ser autor de salvación eterna para todos los que lo obedecen.


Según el plan de Dios el Padre, ustedes fueron elegidos por medio del Espíritu, quien nos apartó para ser parte de su pueblo. Y así cuando Jesucristo derramó su sangre en la cruz, nos limpió de pecado y pudimos obedecerlo. Le pido a Dios que les permita gozar de su inmerecido amor y de su paz.


Tal es el caso de Sara, que obedecía a Abraham y lo llamaba su señor. Ustedes serán como ella si hacen el bien y viven sin ningún temor.


Porque es tiempo de que el juicio comience por la familia de Dios. Y, si comienza por nosotros, y nos toca sufrir de esta manera, ¿qué les espera a los que rechazan el mensaje de la buena noticia de Dios?


Pero, de la misma manera, con una sola orden suya, el cielo y la tierra que ahora existen serán destruidos por el fuego. Ese día del juicio también serán destruidos los malvados.


Tengan también en cuenta el ejemplo de Sodoma y Gomorra y las ciudades vecinas. A estas ciudades, igual que a los ángeles, Dios las castigó. Su castigo consistió en hacerlas sufrir un fuego eterno, porque practicaron toda clase de relaciones sexuales prohibidas. Su castigo nos sirve de advertencia.


El diablo, que los había engañado, será echado al lago de fuego y azufre. Allí también están la bestia y el falso profeta. Ahí los harán sufrir para siempre, de día y de noche.


Pero te diré quienes recibirán como premio el castigo del lago de fuego y azufre: los cobardes, los que no creen, los detestables; los asesinos, los que tienen relaciones sexuales prohibidas, los que practican la brujería; los que adoran dioses falsos y todos los mentirosos. Esta es la segunda muerte».


Y gritaban a gran voz: «Soberano Señor, santo y verdadero, ¿cuándo juzgarás a los habitantes de la tierra?; ¿cuándo vengarás nuestra muerte?».


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