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2 Pedro 1:8 - Nueva Versión Internacional 2019 (simplificada - Nuevo Testamento)

8 Si se esfuerzan en vivir así, crecerán en el conocimiento de nuestro Señor Jesucristo. Así vivirán de manera útil, haciendo el bien.

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Más versiones

Biblia Reina Valera 1960

8 Porque si estas cosas están en vosotros, y abundan, no os dejarán estar ociosos ni sin fruto en cuanto al conocimiento de nuestro Señor Jesucristo.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

8 Cuanto más crezcan de esta manera, más productivos y útiles serán en el conocimiento de nuestro Señor Jesucristo;

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Biblia Católica (Latinoamericana)

8 Pues si tienen todas estas virtudes en forma eminente, no serán inútiles ni estériles, sino que más bien alcanzarán el conocimiento de Cristo Jesús, nuestro Señor.

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La Biblia Textual 3a Edicion

8 Porque si estas cualidades están en vosotros y abundan, no os dejarán estar ociosos ni estériles en el conocimiento pleno de Jesús el Mesías, nuestro Señor.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

8 Porque si se encuentran y abundan entre vosotros estas cosas, no os dejarán ser ociosos y estériles en cuanto al conocimiento de nuestro Señor Jesucristo.

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2 Pedro 1:8
33 Referencias Cruzadas  

El que recibió la semilla que cayó entre espinos es el que oye la palabra, pero las preocupaciones de esta vida y el engaño de las riquezas la ahogan. Por eso, la semilla no llega a dar fruto.


Cerca de las nueve de la mañana, salió y vio a otros que estaban desocupados en la plaza.


Alrededor de las cinco de la tarde, salió y encontró a otros más que estaban sin trabajo. Les preguntó: “¿Por qué han estado aquí desocupados todo el día?”.


Pero su señor le contestó: “¡Siervo malo y perezoso! ¿Así que sabías que cosecho donde no he sembrado y tomo de donde no he cultivado?


Toda rama que en mí no da fruto, la corta. Pero toda rama que da fruto la poda, para que dé más fruto todavía.


Y esta es la vida eterna: que te conozcan a ti, el único Dios verdadero, y a Jesucristo, a quien tú has enviado.


A ustedes los conozco y sé que no aman realmente a Dios.


Nunca trabajen con pereza, sino con ganas. Sirvan al Señor con la fuerza y el ánimo que da el Espíritu.


Por lo tanto, mis queridos hermanos en la fe, sigan confiando en el Señor, cada vez con más fuerza. Sigan trabajando para el Señor cada vez más y más, recordando que su trabajo para él tiene un gran valor.


Revisen su manera de vivir y vean si de verdad tienen fe en Cristo. Hagan la prueba, así se darán cuenta si Cristo Jesús está en ustedes. Si no pasan la prueba, es porque él no está en ustedes.


En medio de las situaciones más difíciles, su alegría fue enorme. Aun en su extrema pobreza fueron muy generosos con sus ofrendas.


Pero ustedes sobresalen en todo: en fe, en cómo hablan, en conocimiento, en dedicación y en su amor hacia nosotros. Procuren también sobresalir a la hora de dar para esta ayuda tan llena de amor.


Además, cuando ellos oren por ustedes, lo harán con mucho cariño. Lo harán porque han visto el enorme amor inmerecido que Dios tiene por ustedes.


Esto es lo que pido en oración: que el amor de ustedes sea cada vez más grande, y que su conocimiento y sabiduría crezcan.


Su manera de pensar debe ser como la de Cristo Jesús.


Cuando comparo todo con el inmenso valor de conocer a Cristo Jesús, mi Señor, me doy cuenta de que nada tiene importancia. Por él lo he dejado todo, y lo considero basura, pues todo cuanto quiero es a Cristo.


Así podrán vivir obedeciendo las enseñanzas del Señor, agradándole en todo. Podrán entonces hacer muchas obras de bondad y crecer en el conocimiento de Dios.


Tengan una profunda relación con él y sean cada día mejores, confiando siempre en él. Esto fue lo que se les enseñó, así que sean agradecidos.


Que toda la riqueza de las enseñanzas de Cristo los guíe siempre. Si tienen que enseñar o dar un consejo, háganlo con toda sabiduría. Canten salmos, himnos y canciones espirituales para que den gracias a Dios de todo corazón.


Le pido al Señor que los haga mejores seguidores suyos, que se amen más y más unos a otros, y a todos, tal como nosotros los amamos a ustedes.


Por lo demás, hermanos en la fe, les rogamos, en el nombre del Señor Jesús, que sigan mejorando su manera de vivir. Así harán lo que agrada a Dios, tal como lo aprendieron de nosotros. De hecho, ya lo están haciendo.


Hermanos en la fe, siempre debemos dar gracias a Dios por ustedes. Y es justo hacerlo, porque su fe en Dios es cada vez más grande, y el amor que demuestran hacia otros sigue siendo mucho.


Además se vuelven perezosas y andan de casa en casa. Y no solo se vuelven perezosas, sino también chismosas y entrometidas, hablando de lo que no deben.


Que aprendan los nuestros a esforzarse en hacer el bien, para que atiendan necesidades reales y no lleven una vida inútil.


Pido a Dios que el compañerismo que tenemos gracias a nuestra fe en Cristo te haga reconocer todo lo bueno que él nos ha dado.


No sean perezosos; más bien, imiten a quienes por su confianza y paciencia recibirán las promesas.


Le pido a Dios que les permita disfrutar de su inmerecido amor y que les dé mucha paz. Disfrutarán de ese amor y esa paz por medio del conocimiento de Dios y de Jesús, nuestro Señor.


Dios, por su poder, nos ha dado todas las cosas que necesitamos para vivir como él manda. Todo esto lo recibimos cuando Dios nos permitió conocer a Cristo, quien nos llamó a disfrutar de su gloria y perfección.


En efecto, los que han conocido a nuestro Señor y Salvador Jesucristo han escapado de la maldad del mundo. Pero, si vuelven a practicar la maldad y se dejan controlar por ella, terminarán en peores condiciones que al principio.


Más bien, sean cristianos maduros que cada día conocen mejor al Señor y Salvador Jesucristo, y que cada día disfrutan más de su amor inmerecido. ¡A él sea la gloria ahora y para siempre! Amén.


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