Biblia Todo Logo
La Biblia Online
- Anuncios -





2 Corintios 3:1 - Nueva Versión Internacional 2019 (simplificada - Nuevo Testamento)

1 ¿Acaso comenzamos otra vez a recomendarnos a nosotros mismos? ¿O acaso tenemos que presentarles o pedirles a ustedes cartas de recomendación, como hacen algunos? No es necesario.

Ver Capítulo Copiar


Más versiones

Biblia Reina Valera 1960

1 ¿Comenzamos otra vez a recomendarnos a nosotros mismos? ¿O tenemos necesidad, como algunos, de cartas de recomendación para vosotros, o de recomendación de vosotros?

Ver Capítulo Copiar

Biblia Nueva Traducción Viviente

1 ¿Otra vez comenzamos a elogiarnos a nosotros mismos? ¿Acaso somos como otros, que necesitan llevarles cartas de recomendación o que les piden que se escriban tales cartas en nombre de ellos? ¡Por supuesto que no!

Ver Capítulo Copiar

Biblia Católica (Latinoamericana)

1 Pero ¿voy a recomendarme otra vez? ¿Debería acaso llevar cartas de recomendación de ustedes o para ustedes, como hacen otros?

Ver Capítulo Copiar

La Biblia Textual 3a Edicion

1 ¿Comenzamos otra vez a recomendarnos a nosotros mismos? ¿O acaso tenemos necesidad, como algunos, de epístolas de recomendación para vosotros, o de° vosotros?

Ver Capítulo Copiar

Biblia Serafín de Ausejo 1975

1 ¿Comenzamos de nuevo a recomendarnos a nosotros mismos? ¿O quizá necesitamos, como algunos, de cartas de recomendación para vosotros o de vuestra parte?

Ver Capítulo Copiar




2 Corintios 3:1
13 Referencias Cruzadas  

Como Apolos quería pasar a Acaya, los creyentes lo animaron y les escribieron a los discípulos de allá para que lo recibieran. Cuando llegó, ayudó mucho a quienes, gracias al amor de Dios, habían creído en Jesús.


Les recomiendo a nuestra hermana Febe, servidora en la iglesia de Cencreas.


Hagan como yo, que procuro agradar a todos en todo. No busco mi propio bien, sino el de los demás, para que sean salvos.


Luego, cuando llegue, daré cartas de presentación a los que ustedes hayan elegido para enviarlos a Jerusalén con los donativos que hayan recogido.


Aunque yo no lo merecía, Dios me dio el trabajo de maestro constructor. Así que mi enseñanza fue como el fundamento, y otro vino a construir sobre él. Pero cada uno tenga cuidado de cómo construye la fe de los demás.


Ustedes podrían tener diez mil maestros que les enseñen acerca de Cristo, pero no tienen a muchos que los cuiden como lo hace un padre. Pues, cuando les anuncié el mensaje de la buena noticia y ustedes creyeron en Cristo Jesús, llegué a ser como un padre para ustedes.


No nos atrevemos a decir que somos iguales a los que hablan bien de sí mismos. Compararse con otros y decir que uno es bueno o mejor es una tontería.


Pues el que habla bien de sí mismo no hace bien. Pero quien busca la aprobación del Señor hace bien.


No siento vergüenza al decir con orgullo que el Señor nos ha dado autoridad. Pues esa autoridad es para ayudarlos a tener una fe más fuerte, no para destruirla.


Me he portado como un loco, pero ustedes me han obligado a ello. Ustedes debían hablar bien de mí, pues de ningún modo soy inferior a los tales «superapóstoles», aunque yo no soy nada.


A lo mejor están pensando que ahora nos estamos disculpando. ¡Dios es testigo de que no es así, porque nosotros pertenecemos a Cristo! Todo lo que hacemos, queridos hermanos en la fe, es para que su fe sea cada vez más fuerte.


A diferencia de muchos, nosotros no somos de los que ven el anuncio del mensaje de Dios como un negocio. Más bien, hablamos con honestidad, con la autoridad que Cristo nos da. Dios es testigo, porque él nos envió a anunciar el mensaje.


No queremos hablar bien de nosotros mismos ante ustedes, sino darles una oportunidad de sentirse orgullosos de nosotros. Así sabrán cómo responder a los que se dejan llevar por las apariencias y no por lo que hay dentro del corazón.


Síguenos en:

Anuncios


Anuncios


¡Síguenos en WhatsApp! Síguenos