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2 Corintios 10:3 - Nueva Versión Internacional 2019 (simplificada - Nuevo Testamento)

3 Pues, aunque vivimos en el mundo, no luchamos en la vida como lo hace el mundo.

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Más versiones

Biblia Reina Valera 1960

3 Pues aunque andamos en la carne, no militamos según la carne;

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Biblia Nueva Traducción Viviente

3 Somos humanos, pero no luchamos como lo hacen los humanos.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

3 Humana es mi condición, pero no lo es mi combate.

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La Biblia Textual 3a Edicion

3 Porque aunque vivimos en la carne, no militamos según la carne.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

3 Porque, aunque vivimos en carne, no según la carne combatimos.

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2 Corintios 10:3
11 Referencias Cruzadas  

Antes nos dominaba el deseo de hacer lo malo, y la Ley despertaba aún más esos malos deseos en nuestro cuerpo. Vivíamos para hacer el mal y eso solo producía muerte.


Porque, si ustedes viven controlados por el pecado, morirán para siempre. Pero, si por medio del Espíritu dan muerte a los malos deseos del cuerpo, vivirán para siempre.


Él murió para que se hiciera justicia, y así cumplió por nosotros lo que demandaba la Ley. Ahora no vivimos controlados por el pecado, sino por el Espíritu.


Esta decisión no la tomé sin pensarlo bien. Cuando hago mis planes no los hago como los hacen en el mundo. Cuando digo «sí» es sí, y cuando digo «no», es no.


Las armas con que luchamos no son del mundo, sino que tienen el poder de Dios para destruir las fuerzas del mal.


Lo que yo era antes fue crucificado con Cristo, y ya no soy esa persona, sino que Cristo vive en mí. Ahora vivo en este cuerpo confiando en el Hijo de Dios, quien me amó y dio su vida por mí.


Timoteo, tú eres como un hijo para mí. Todo esto que te pido hacer tiene que ver con las profecías que se dijeron acerca de ti. Toma en cuenta esas palabras y pelea la buena batalla,


Me he esforzado, como quien pelea una buena batalla o termina una carrera. Y, al final, he mantenido la fe en Cristo.


¡Estamos rodeados de una gran cantidad de testigos! Nos miran como si estuviéramos en una carrera. Por tanto, eliminemos de nuestra vida el pecado, que es como un peso que nos estorba para correr y se nos enreda en los pies. Corramos sin descanso la carrera que tenemos por delante.


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