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2 Corintios 1:8 - Nueva Versión Internacional 2019 (simplificada - Nuevo Testamento)

8 Hermanos en la fe, queremos que conozcan las dificultades que sufrimos en la provincia de Asia. Estábamos sufriendo tanto que pensamos que no íbamos a resistir y perderíamos la vida.

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Más versiones

Biblia Reina Valera 1960

8 Porque hermanos, no queremos que ignoréis acerca de nuestra tribulación que nos sobrevino en Asia; pues fuimos abrumados sobremanera más allá de nuestras fuerzas, de tal modo que aun perdimos la esperanza de conservar la vida.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

8 Amados hermanos, pensamos que tienen que estar al tanto de las dificultades que hemos atravesado en la provincia de Asia. Fuimos oprimidos y agobiados más allá de nuestra capacidad de aguantar y hasta pensamos que no saldríamos con vida.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

8 Hermanos, deseamos que conozcan algo de lo que nos tocó padecer en Asia. Realmente fue tan grande el peso de esa prueba que ya habíamos perdido toda esperanza de salir con vida.

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La Biblia Textual 3a Edicion

8 Porque, hermanos, no queremos que ignoréis acerca de la tribulación que nos ocurrió en Asia,° donde fuimos abrumados mucho más° allá de nuestras fuerzas, hasta el punto que perdimos aun la esperanza de sobrevivir.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

8 Porque no queremos que ignoréis, hermanos, que la tribulación que nos sobrevino en Asia fue tan pesada, y tan por encima de nuestras fuerzas nos abrumó, que llegamos a perder toda esperanza de vivir.

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2 Corintios 1:8
13 Referencias Cruzadas  

Atravesaron la región de Frigia y Galacia, ya que el Espíritu Santo les había impedido que predicaran la palabra en la provincia de Asia.


Dicho esto, despidió a la gente.


Estamos aquí partos, medos, y elamitas. También hay habitantes de Mesopotamia, de Judea, de Capadocia, del Ponto y de la provincia de Asia.


Quiero que sepan, hermanos en la fe, que muchas veces me he propuesto ir a visitarlos, pero me ha sido imposible. Me gustaría ir para hablarles, y así fortalecer a unos y convencer a otros, tal como lo he hecho entre las otras naciones.


En Éfeso me tuve que enfrentar a personas que parecían animales salvajes. Pero, si los muertos no resucitan, ¿qué gané con eso? Si los muertos no resucitan, «¡comamos y bebamos, que mañana moriremos!».


Allí hay muchos en mi contra. Sin embargo, se me ha presentado allí una gran oportunidad para servir a Dios y obtener buenos resultados.


¡Ustedes creen que ya tienen todo lo que desean! ¡Se creen ricos! ¡Piensan que han llegado a ser reyes sin necesidad de nosotros! ¡Ojalá fueran de veras reyes para que también nosotros reináramos con ustedes!


Nos sentíamos como sentenciados a muerte. Pero eso sucedió para que no confiáramos en nosotros mismos, sino en Dios, que resucita a los muertos.


Somos bien conocidos, pero nos tratan como a desconocidos. Algunas veces nos dejan medio muertos, pero seguimos con vida; golpeados, pero no muertos.


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