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1 Timoteo 5:10 - Nueva Versión Internacional 2019 (simplificada - Nuevo Testamento)

10 Además, que sea reconocida por sus buenas obras, tales como criar hijos, practicar la hospitalidad y lavar los pies de los creyentes. Que sea de las que ayudan a los que sufren y que aproveche toda oportunidad para hacer el bien.

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Más versiones

Biblia Reina Valera 1960

10 que tenga testimonio de buenas obras; si ha criado hijos; si ha practicado la hospitalidad; si ha lavado los pies de los santos; si ha socorrido a los afligidos; si ha practicado toda buena obra.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

10 Debe ser alguien que se haya ganado el respeto de todos por el bien que haya hecho. ¿Crio bien a sus hijos? ¿Fue amable con los extranjeros y sirvió con humildad a otros creyentes? ¿Ha ayudado a los que están en dificultades? ¿Ha estado siempre dispuesta a hacer el bien?

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Biblia Católica (Latinoamericana)

10 y recomendada por sus buenas obras: si educó a sus hijos, dio hospitalidad, sirvió humildemente a los santos y socorrió a los que sufren. En pocas palabras, que se haya dedicado a hacer el bien.

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La Biblia Textual 3a Edicion

10 aprobada por buenas obras: Si crió hijos, si mostró hospitalidad, si lavó los pies de los santos, si socorrió a los afligidos, si se dedicó° a toda buena obra.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

10 que dé pruebas de su buena conducta, o sea, haber educado a los hijos, haber dado hospitalidad, haber lavado los pies a los fieles, haber asistido a los atribulados, haberse ejercitado en toda suerte de buenas obras.

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1 Timoteo 5:10
42 Referencias Cruzadas  

Así mismo, el que recibió dos mil ganó otras dos mil.


Hagan brillar su luz delante de todos, para que ellos puedan ver las buenas obras de ustedes y alaben a su Padre que está en los cielos.


Llorando, se arrojó a los pies de Jesús, de manera que se los bañaba en lágrimas. Luego se los secó con los cabellos; también se los besaba y les ponía del perfume.


Luego se volvió hacia la mujer y le dijo a Simón: ―¿Ves a esta mujer? Cuando entré en tu casa, no me diste agua para los pies, pero ella me ha bañado los pies en lágrimas y me los ha secado con sus cabellos.


Ellos le contestaron: ―Venimos de parte del capitán Cornelio, un hombre justo y que adora a Dios, respetado por todo el pueblo judío. Un ángel de Dios le dijo que tenía que invitarlo a usted a su casa, porque usted tiene algo que decirle.


»Vino a verme un tal Ananías, hombre que amaba a Dios y que obedecía la Ley. Los judíos de Damasco lo respetaban mucho.


Elijan de entre ustedes a siete hombres, para encargarles esta responsabilidad. Deben ser gente de confianza, llenos del Espíritu y de sabiduría.


Había en Jope una discípula llamada Tabita. Su nombre griego era Dorcas. Ella se esforzaba en hacer el bien y en ayudar a los pobres.


Sin demora, Pedro se fue con ellos y, cuando llegó, lo llevaron al cuarto de arriba. Todas las viudas se acercaron a Pedro llorando. Le mostraban las túnicas y vestidos que Dorcas había hecho cuando aún estaba con ellas.


Ayuden a los creyentes necesitados. Practiquen la hospitalidad.


Lo que ahora somos, lo hizo Dios. Él, por medio de Cristo Jesús, nos creó de nuevo para que podamos vivir haciendo el bien. Dios así lo había planeado desde un principio.


Así podrán vivir obedeciendo las enseñanzas del Señor, agradándole en todo. Podrán entonces hacer muchas obras de bondad y crecer en el conocimiento de Dios.


Que se adornen más bien con buenas obras, como corresponde a mujeres que dicen servir a Dios.


Así que el líder debe ser alguien a quien no se le pueda acusar de nada malo. Que sea esposo de una sola mujer, que controle sus deseos, que piense bien las cosas, respetado por todos, buen hospedador y capaz de enseñar.


Se requiere además que hablen bien de él los que no pertenecen a la iglesia, para que no quede en vergüenza ante el pueblo y caiga en la trampa del diablo.


Si alguna creyente tiene viudas en su familia, debe ayudarlas. De esta manera la iglesia no tendrá que gastar en ellas, y así podrá atender a las viudas que no tienen quien les ayude.


De igual manera se ven con claridad las buenas obras y, aunque estén ocultas, tarde o temprano se sabrán.


Mándales que hagan el bien, que sean ricos en buenas obras, y generosos, dispuestos a compartir lo que tienen.


Traigo a la memoria tu fe sincera, la cual tuvieron primero tu abuela Loida y tu madre Eunice. Estoy convencido de que esa fe está en ti ahora.


Si alguien se mantiene alejado del pecado, llegará a ser como un vaso muy especial. Será un vaso que el Señor pondrá aparte de los demás, pues le es útil y está preparado para toda obra buena.


Desde tu niñez conoces las Sagradas Escrituras, que pueden darte la sabiduría necesaria para la salvación por medio de la fe en Cristo Jesús.


Toda su enseñanza capacitará completamente al servidor de Dios para que haga lo que es bueno.


Él se entregó a la muerte por nosotros, para rescatarnos de toda maldad y limpiarnos de pecado y tener así un pueblo elegido, dedicado a hacer el bien.


Si tú te portas bien, les darás ejemplo en todo. Cuando enseñes, hazlo con honestidad y seriedad.


Recuérdales a todos que deben mostrarse obedientes y respetuosos ante los gobernantes y las autoridades. Siempre deben estar dispuestos a hacer lo bueno.


Que aprendan los nuestros a esforzarse en hacer el bien, para que atiendan necesidades reales y no lleven una vida inútil.


Este mensaje es digno de confianza, y quiero que lo enseñes una y otra vez, para que los que han creído en Dios se esfuercen en hacer lo bueno. Esto es excelente y provechoso para todos.


Preocupémonos los unos por los otros, para animarnos a amar a los demás y hacer lo bueno.


No se olviden de practicar la hospitalidad, pues gracias a ella algunos, sin saberlo, hospedaron ángeles.


Que sea él quien los capacite en todo lo bueno para hacer su voluntad. Y que, por medio de Jesucristo, Dios cumpla en nosotros lo que le agrada. A él sea la gloria por los siglos de los siglos. Amén.


Mantengan una conducta ejemplar entre los que no creen en Dios. Así, cuando los acusen de hacer el mal, ellos verán todo lo bueno que ustedes hacen y alabarán a Dios el día que él venga a juzgar a todos.


Practiquen la hospitalidad entre ustedes sin quejarse.


En cuanto a Demetrio, todos hablan muy bien de él, y hemos comprobado que esto es verdad. También nosotros pensamos bien de él, y bien sabes que no mentimos.


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