Biblia Todo Logo
La Biblia Online
- Anuncios -





1 Timoteo 1:13 - Nueva Versión Internacional 2019 (simplificada - Nuevo Testamento)

13 Anteriormente, yo ofendía a Dios, perseguía a los creyentes y los insultaba. Pero Dios fue bueno conmigo, porque en ese momento yo era incrédulo y actuaba por ignorancia.

Ver Capítulo Copiar


Más versiones

Biblia Reina Valera 1960

13 habiendo yo sido antes blasfemo, perseguidor e injuriador; mas fui recibido a misericordia porque lo hice por ignorancia, en incredulidad.

Ver Capítulo Copiar

Biblia Nueva Traducción Viviente

13 a pesar de que yo antes blasfemaba el nombre de Cristo. En mi insolencia, yo perseguía a su pueblo; pero Dios tuvo misericordia de mí, porque lo hacía por ignorancia y porque era un incrédulo.

Ver Capítulo Copiar

Biblia Católica (Latinoamericana)

13 Porque yo fui en un comienzo un opositor, un perseguidor y un violento. Pero él me perdonó porque obraba de buena fe cuando me negaba a creer,

Ver Capítulo Copiar

La Biblia Textual 3a Edicion

13 habiendo sido antes blasfemo, perseguidor° e insolente. Pero alcancé misericordia porque siendo ignorante, lo hice en incredulidad.

Ver Capítulo Copiar

Biblia Serafín de Ausejo 1975

13 a mí, que antes fui blasfemo, perseguidor y ultrajador. Sin embargo, fui tratado con misericordia, porque actué con ignorancia, cuando aún no tenía fe;

Ver Capítulo Copiar




1 Timoteo 1:13
25 Referencias Cruzadas  

»El siervo que conoce la voluntad de su señor, y no se prepara para cumplirla, recibirá muchos golpes.


―Padre —dijo Jesús—, perdónalos, porque no saben lo que hacen. Mientras tanto, echaban suertes para repartirse entre sí la ropa de Jesús.


Perseguí a muerte a los que aceptaban este mensaje de Jesús. Los arrestaba y los echaba en la cárcel, tanto a hombres como a mujeres por igual.


»Ahora bien, amigos israelitas, yo sé que ustedes y sus dirigentes actuaron así por ignorancia.


Saulo, por su parte, causaba problemas a la iglesia. Iba de casa en casa, arrastraba fuera a hombres y mujeres, y los metía en la cárcel.


Mientras tanto, Saulo se presentó al sumo sacerdote. Amenazaba con matar a los discípulos del Señor.


Entonces Ananías respondió: ―Señor, he oído decir que ese hombre ha causado mucho daño a los que creen en ti en Jerusalén.


―¿Quién eres, Señor? —preguntó. ―Yo soy Jesús, a quien tú persigues —le contestó la voz—.


Creo que soy el más insignificante de los apóstoles. Y ni siquiera merezco ser llamado apóstol, porque perseguí a la iglesia de Dios.


En cuanto a las personas solteras, no tengo ningún mandato del Señor, pero les daré mi opinión. Y, gracias a la misericordia de Cristo, creo que pueden confiar en mí.


Ustedes ya saben cómo era yo cuando pertenecía a la religión judía. Yo perseguía con furia a la iglesia de Dios, tratando de destruirla.


Si de entusiasmo hablamos, fui perseguidor de la iglesia. Al cumplir la justicia que la Ley exige, lo hice de manera perfecta.


Pero precisamente por eso Dios fue bueno conmigo. Él quería que yo, el peor de los pecadores, pudiera experimentar la infinita bondad de Cristo Jesús. De este modo, sirvo de ejemplo para que otros crean en él y reciban la vida eterna.


Así que acerquémonos con confianza al trono de Dios, pues allí, aunque no lo merecemos, encontraremos amor. Allí recibiremos misericordia y hallaremos que su amor inmerecido nos ayuda en el momento que más lo necesitemos.


Ustedes antes ni siquiera eran pueblo, pero ahora son pueblo de Dios. Antes no habían recibido misericordia, pero ahora ya la han recibido.


Síguenos en:

Anuncios


Anuncios


¡Síguenos en WhatsApp! Síguenos