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1 Tesalonicenses 2:4 - Nueva Versión Internacional 2019 (simplificada - Nuevo Testamento)

4 Al contrario, hablamos como hombres a quienes Dios aprobó y les confió la buena noticia. No tratamos de agradar a la gente, sino a Dios, que examina nuestros pensamientos.

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Más versiones

Biblia Reina Valera 1960

4 sino que según fuimos aprobados por Dios para que se nos confiase el evangelio, así hablamos; no como para agradar a los hombres, sino a Dios, que prueba nuestros corazones.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

4 Pues hablamos como mensajeros aprobados por Dios, a quienes se les confió la Buena Noticia. Nuestro propósito es agradar a Dios, no a las personas. Solamente él examina las intenciones de nuestro corazón.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

4 Dios mismo nos ha examinado y nos ha encargado su evangelio, y por tanto nuestra predicación procura agradar, no a los hombres, sino a Dios, que penetra los corazones.

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La Biblia Textual 3a Edicion

4 sino que, según hemos sido aprobados por Dios para que se nos confiara el evangelio, así hablamos; no como agradando a los hombres, sino a Dios, que examina nuestros corazones.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

4 sino que, por haber sido Dios el que nos ha juzgado dignos de que se nos confiara el evangelio, así lo predicamos, no buscando el aplauso, no de los hombres, sino de Dios, que examina nuestros corazones.

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1 Tesalonicenses 2:4
38 Referencias Cruzadas  

Respondió el Señor: ―¿Quién es el mayordomo fiel y prudente a quien su señor deja encargado de los siervos para repartirles la comida a su debido tiempo?


Por eso, si ustedes no han sido honrados en el uso de las riquezas de este mundo, ¿quién les confiará la verdadera riqueza?


Por tercera vez Jesús le preguntó: ―Simón, hijo de Juan, ¿me quieres? A Pedro le dolió que por tercera vez Jesús le hubiera preguntado: «¿Me quieres?». Así que le dijo: ―Señor, tú lo sabes todo; tú sabes que te quiero. ―Apacienta mis ovejas —le dijo Jesús—.


Y Dios, que conoce nuestros corazones, sabe qué es lo que el Espíritu le dice. El Espíritu ruega a Dios por los que creen en él, y todo lo que pide está de acuerdo con la voluntad de Dios.


En cuanto a las personas solteras, no tengo ningún mandato del Señor, pero les daré mi opinión. Y, gracias a la misericordia de Cristo, creo que pueden confiar en mí.


En efecto, si lo hiciera por mi propia voluntad, tendría recompensa. Pero, si lo hago por obligación, no hago más que cumplir la tarea que se me ha encomendado.


A diferencia de muchos, nosotros no somos de los que ven el anuncio del mensaje de Dios como un negocio. Más bien, hablamos con honestidad, con la autoridad que Cristo nos da. Dios es testigo, porque él nos envió a anunciar el mensaje.


No hacemos nada a escondidas, y por eso no sentimos vergüenza de nada. Anunciamos el mensaje de Dios sin cambiarlo en nada y a nadie engañamos. Al contrario, predicamos la verdad con claridad, y por eso la gente confía en nosotros. Dios es testigo de todo esto.


Por tanto, ya que sabemos lo que es respetar al Señor, tratamos de convencer a todos, para que crean en él. Dios sabe muy bien cómo somos, y espero que también ustedes en su conciencia lo sepan.


Así que de ahora en adelante no valoramos a nadie siguiendo criterios humanos. Antes valorábamos a Cristo de esa manera, pero ya no lo hacemos así.


¿Qué busco con esto: ganarme la aprobación de la gente o la de Dios? ¿Piensan que quiero agradar a los demás? Si yo buscara agradar a otros, no sería un servidor de Cristo.


Al contrario, reconocieron que a mí se me había confiado predicar la buena noticia a los no judíos, y a Pedro predicarla a los judíos.


Yo soy el más insignificante de todos los creyentes. Sin embargo, recibí este privilegio inmerecido de predicar a las naciones acerca de las incontables bendiciones que Cristo nos puede dar.


No lo hagan solo cuando los estén mirando, como los que quieren ganarse la admiración de su amo. Háganlo como si fueran esclavos de Cristo, haciendo de todo corazón la voluntad de Dios.


Esclavos, obedezcan en todo a sus amos aquí en la tierra. No lo hagan solo cuando los estén mirando, como los que quieren ganarse la admiración de su amo. Háganlo con sinceridad de corazón y por respeto al Señor.


Timoteo, ¡cuida de hacer bien el trabajo que Dios te ha confiado! Evita las discusiones por cuestiones de este mundo, eso no produce nada. Son discusiones de gente que cree tener conocimiento, pero eso es mentira.


Con el poder del Espíritu Santo que vive en nosotros, cuida la preciosa enseñanza que se te ha confiado.


Tú has escuchado mis enseñanzas en presencia de muchos testigos. Ahora te pido que busques a creyentes dignos de confianza y que les enseñes todo eso. Que sean capaces de enseñar, para que pasen la enseñanza a otros.


Ahora, a su debido tiempo, él ha cumplido esa promesa. La cumplió por medio de la predicación que se me ha confiado por orden de Dios nuestro Salvador.


Ninguna cosa creada escapa a la vista de Dios. Todo está al descubierto, expuesto a los ojos de aquel a quien hemos de rendir cuentas.


El que habla, hágalo como quien habla de parte de Dios mismo; el que presta algún servicio, hágalo con el poder que Dios le da. Así Dios será en todo alabado por medio de Jesucristo, a quien sea la gloria y el poder para siempre. Amén.


A los hijos de esa mujer los heriré de muerte. Así sabrán todas las iglesias que yo soy el que conoce a fondo la mente y el corazón. A cada uno de ustedes lo trataré de acuerdo con sus acciones.


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