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1 Pedro 3:21 - Nueva Versión Internacional 2019 (simplificada - Nuevo Testamento)

21 El agua simboliza el bautismo que ahora los salva también a ustedes. El bautismo no consiste en la limpieza del cuerpo, sino en comprometerse ante Dios en tener una conciencia limpia. Esta salvación es posible por la resurrección de Jesucristo.

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Más versiones

Biblia Reina Valera 1960

21 El bautismo que corresponde a esto ahora nos salva (no quitando las inmundicias de la carne, sino como la aspiración de una buena conciencia hacia Dios) por la resurrección de Jesucristo,

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Biblia Nueva Traducción Viviente

21 El agua del diluvio simboliza el bautismo que ahora los salva a ustedes —no por quitarles la suciedad del cuerpo, sino porque responden a Dios con una conciencia limpia— y es eficaz por la resurrección de Jesucristo.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

21 Ustedes reconocen en esto la figura del bautismo que ahora los salva; no esperaban de él una limpieza corporal, sino que pidieron a Dios una renovación interior por medio de la resurrección de Cristo Jesús.

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La Biblia Textual 3a Edicion

21 El bautismo que corresponde a esto° ahora os salva (no por remoción de la inmundicia de la carne, sino como respuesta° de una buena conciencia hacia Dios) por medio de la resurrección de Jesús el Mesías,

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

21 Con ella se simboliza el bautismo que ahora os salva y que no consiste en quitar una impureza corporal sino en pedir a Dios una conciencia buena, todo ello por la resurrección de Jesucristo

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1 Pedro 3:21
30 Referencias Cruzadas  

Por tanto, vayan y hagan discípulos de todas las naciones. Bautícenlos en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.


El que crea y sea bautizado será salvo, pero el que no crea será condenado.


Entonces Pedro le dijo: ―Señor, ¡no solo los pies, sino también las manos y la cabeza!


A esas horas de la noche, el carcelero se los llevó y les lavó las heridas. En seguida fueron bautizados él y toda su familia.


―Arrepiéntase y bautícese cada uno de ustedes en el nombre de Jesucristo para perdón de sus pecados —les contestó Pedro—. Entonces recibirán el don del Espíritu Santo.


Y ahora, ¿qué esperas? Levántate, bautízate y pídele al Señor Jesús que perdone tus pecados”.


Mientras iban por el camino, llegaron a un lugar donde había agua, y dijo el oficial etíope: ―Mire usted, aquí hay agua. ¿Qué impide que yo sea bautizado?


Sin embargo, desde los días de Adán hasta los días de Moisés, la muerte reinó. Incluso los que no desobedecieron ninguna ley específica murieron. Así le pasó a Adán, quien ya nos dejaba ver cómo sería aquel que había de venir.


Todos fuimos bautizados por un solo Espíritu para formar un solo cuerpo —ya seamos judíos o no judíos, esclavos o libres—. A todos se nos hizo compartir un mismo Espíritu.


Hermanos en la fe, he hablado de Apolos y de mí mismo para que ustedes me entiendan mejor. Si siguen nuestro ejemplo, aprenderán aquello de «no ir más allá de lo que dicen las Escrituras». Así ninguno de ustedes podrá sentirse orgulloso afirmando que uno es mejor que el otro.


Para nosotros, es motivo de satisfacción el saber que no hemos hecho nada malo. Nos hemos comportado en el mundo, y especialmente entre ustedes, con la honestidad y sinceridad que vienen de Dios. Y lo hemos logrado gracias al amor inmerecido de Dios, y no gracias a nuestra sabiduría humana.


Queridos hermanos en la fe, ya que Dios nos ha hecho estas promesas, limpiemos nuestro cuerpo y espíritu de todo mal. Respetemos a Dios, porque así llegaremos a ser completamente santos.


Pues todos los que han sido bautizados al creer en Cristo actúan y viven como Cristo lo hizo.


Dio su vida para hacerla santa. Él la limpió de toda maldad por medio de su mensaje y del bautismo.


Esa circuncisión espiritual la recibieron al ser bautizados; porque en el bautismo participaron de la muerte de Cristo, y fueron sepultados para resucitar a nueva vida. Y todo porque ustedes creyeron en el poder de Dios, quien resucitó a Cristo de entre los muertos.


Debes hacer esto para que todos amen con un corazón sincero. Que su amor sea el resultado de una conciencia tranquila y de una fe honesta.


Luchar por mantener la fe es como estar en medio de una batalla. Pelea esa buena batalla. Haz tuya la vida eterna, pues Dios te llamó para dártela. Tú atendiste ese llamado cuando dijiste que confiabas en Cristo delante de muchos testigos.


Acerquémonos entonces a Dios con corazón sincero y con la completa seguridad que da la fe. Cristo nos ha limpiado de pecado, como quien es bañado con agua pura. Por eso, acerquémonos con una conciencia tranquila.


Es que Abraham creía que Dios tiene poder hasta para resucitar a los muertos. Por eso, se podría decir que fue como si recobrara a Isaac de entre los muertos.


Oren por nosotros. Estamos seguros de tener la conciencia limpia y queremos portarnos bien en todo.


Si esto es así, ¡cuánto más poder tiene la sangre de Cristo! Porque, por medio del Espíritu eterno, Cristo se ofreció sin pecado a Dios. Su sangre limpiará nuestra conciencia, y no se nos declarará culpables de pecados que conducen a la muerte eterna, para que sirvamos al Dios viviente.


En efecto, Cristo no entró en un santuario hecho por manos humanas, que era solo copia del verdadero santuario. Él entró en el cielo mismo, para presentarse ahora ante Dios en favor nuestro.


¡Alabado sea Dios, Padre de nuestro Señor Jesucristo! Por su gran misericordia, nos ha hecho nuevas personas y nos ha dado seguridad de que recibiremos sus promesas. Es como si nos hubiera hecho nacer de nuevo, y eso lo hizo por medio de la resurrección de Jesucristo.


Pero háganlo con humildad y respeto, manteniendo la conciencia limpia. Así, los que hablan mal de ustedes que creen en Cristo se avergonzarán de las mentiras que han dicho en su contra.


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