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1 Pedro 1:4 - Nueva Versión Internacional 2019 (simplificada - Nuevo Testamento)

4 Así que Dios nos dará algo que no se destruye ni se mancha ni se envejece. Ese regalo está reservado para ustedes en el cielo.

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Más versiones

Biblia Reina Valera 1960

4 para una herencia incorruptible, incontaminada e inmarcesible, reservada en los cielos para vosotros,

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Biblia Nueva Traducción Viviente

4 y tenemos una herencia que no tiene precio, una herencia que está reservada en el cielo para ustedes, pura y sin mancha, que no puede cambiar ni deteriorarse.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

4 Reservaba para ustedes la herencia celestial, ese tesoro que no perece ni se echa a perder y que no se deshace con el tiempo.

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La Biblia Textual 3a Edicion

4 para una herencia incorruptible, incontaminada e inmarcesible, reservada en los cielos para vosotros,

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

4 para una herencia incorruptible, pura e inmarchitable, reservada en el cielo para vosotros,

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1 Pedro 1:4
27 Referencias Cruzadas  

»Entonces dirá el Rey a los que estén a su derecha: “Vengan ustedes, a quienes mi Padre ha bendecido; reciban su herencia, el reino preparado para ustedes desde la creación del mundo.


Cuando Jesús estaba ya para irse, un hombre llegó corriendo y se arrodilló delante de él. ―Maestro bueno —le preguntó—, ¿qué debo hacer para obtener la vida eterna?


»Ahora le pido a Dios que cuide de todos ustedes, y ruego que ustedes sigan confiando en el mensaje de su inmerecido amor. Ese mensaje de amor tiene poder para ayudarlos a crecer espiritualmente. Y, si lo aceptan, recibirán las promesas hechas a su pueblo santo.


para que les hables. Así abrirán los ojos y verán lo malo que hacen. Será como si pasaran de la oscuridad a la luz y del poder de Satanás al poder de Dios. De ese modo, al creer en mí, recibirán el perdón de los pecados y serán parte del pueblo de Dios”.


Y, si somos hijos, somos herederos de Dios. Herederos junto con Cristo, pues, si ahora sufrimos como él sufrió, también compartiremos su gloria.


Todos los deportistas se entrenan con mucha disciplina. Ellos lo hacen para obtener un premio que se echa a perder. Nosotros, en cambio, nos esforzamos por un premio que dura para siempre.


Si lo que Dios nos ha dado lo recibiéramos por obedecer la Ley, entonces no sería por cumplir una promesa. Pero Dios se lo prometió a Abraham sin pedir nada a cambio.


Gracias a Cristo, ahora pertenecemos a Dios, y se nos dio el derecho de recibir su herencia. Fuimos elegidos desde un principio, porque Dios lo había planeado y él siempre hace lo que se propone.


El Espíritu Santo garantiza que recibiremos lo que Dios prometió cuando llegue nuestra liberación final. La liberación del pueblo adquirido por Dios. Y así todos alabarán su glorioso poder.


Ustedes han sido llamados por Dios a confiar en sus promesas. Por eso también le pido a Dios que los ayude a comprender con claridad en quién han confiado. Que puedan ver la maravillosa herencia que recibirán con el pueblo de Dios.


Entonces darán gracias con alegría al Padre, pues él ha hecho posible que ustedes reciban la herencia prometida a los creyentes en su reino de luz.


Y sabemos que lo hacen porque están seguros de la recompensa que Dios les dará en el cielo. Esta seguridad la obtuvieron al escuchar el verdadero mensaje, que es la buena noticia


Recuerden que el Señor los recompensará, pues les dará lo que ha prometido a su pueblo. Ustedes sirven a Cristo el Señor.


Por lo demás me espera la corona de justicia que el Señor, el juez justo, me dará en aquel día. Me la dará a mí y a todo el que con amor haya esperado su venida.


También sintieron compasión de los que estaban en la cárcel. Y, cuando a ustedes les quitaron sus bienes, lo aceptaron con alegría, seguros de que tenían una riqueza mejor y más permanente.


Por eso Dios ha hecho un nuevo pacto con nosotros por medio de Cristo. Pues él ha muerto para liberarnos de los pecados cometidos bajo el primer pacto. Así ha hecho posible que los llamados por Dios reciban la salvación eterna que les había prometido.


El sol, cuando sale, seca la planta con su fuerte calor. A esta se le cae la flor, y pierde su belleza. Así también desaparecerá el rico junto con sus empresas.


Si alguien los trata mal, no busquen venganza y, si los insultan, no respondan con otro insulto. Al contrario, bendigan a esa persona, pues ustedes fueron llamados para recibir la bendición de Dios.


Así, cuando aparezca Cristo, el Pastor supremo, ustedes recibirán la corona de gloria, la cual durará para siempre.


Nunca entrará en ella algo malo, ni entrarán los idólatras ni los mentirosos. Tan solo entrarán aquellos que tienen su nombre escrito en el libro de la vida, el libro del Cordero.


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