1 Juan 3:6 - Nueva Versión Internacional 2019 (simplificada - Nuevo Testamento)

⁶ Todo el que es amigo de Jesucristo no sigue pecando. Todo el que vive pecando no lo ha visto ni lo ha conocido.

Más versiones

Biblia Reina Valera 1960

⁶ Todo aquel que permanece en él, no peca; todo aquel que peca, no le ha visto, ni le ha conocido.

Biblia Nueva Traducción Viviente

⁶ Todo el que siga viviendo en él no pecará; pero todo el que sigue pecando no lo conoce ni entiende quién es él.

Biblia Católica (Latinoamericana)

⁶ Quien permanece en él no peca; quien peca no lo ha visto ni conocido.

La Biblia Textual 3a Edicion

⁶ Todo el que permanece en Él, no peca; todo el que continúa pecando, no lo ha visto ni lo ha conocido.

Biblia Serafín de Ausejo 1975

⁶ Quien permanece en él, no peca. Quien peca, no lo ha visto ni lo ha conocido.

1 Juan 3:6 Referencias Cruzadas

3 Juan 1:11

Querido Gayo, hermano en la fe, no sigas el ejemplo de los que hacen lo malo, sino el ejemplo de los que hacen lo bueno. El que hace lo bueno es de Dios; el que hace lo malo no ha visto a Dios.

1 Juan 3:9

Ningún hijo de Dios puede seguir pecando, porque la vida de Dios permanece en él. Así que un hijo de Dios no puede seguir pecando.

1 Juan 2:4

El que dice: «Yo conozco a Dios», pero no obedece sus mandamientos es un mentiroso y no dice la verdad.

1 Juan 4:8

El que no ama no conoce a Dios, porque Dios es amor.

1 Juan 3:2

Queridos hermanos en la fe, ya somos hijos de Dios. Sin embargo, todavía no se nos ha mostrado todo lo que llegaremos a ser. Lo que sí sabemos es que cuando Cristo venga seremos como él es, porque lo veremos tal como él es.

1 Juan 5:18

Sabemos que el que es hijo de Dios no vive pecando, pues Jesucristo, que nació de Dios, lo protege, y el diablo no llega a tocarlo.

2 Corintios 4:6

Pues Dios, que ordenó: «¡Que la luz brille en la oscuridad!», hizo brillar su luz en nuestra mente para que viéramos con claridad la gloria de Dios que brilla en el rostro de Jesucristo.

1 Juan 2:28

Y ahora, queridos hijos en la fe, sigan confiando en Cristo. Así, cuando él regrese, podremos presentarnos ante él confiadamente. Estaremos seguros de no ser avergonzados cuando él venga.

2 Corintios 3:18

Así que a todos nosotros nos han quitado la barrera y hemos entendido. Por eso nuestro rostro es como un espejo que refleja la gloria del Señor. Pues el Señor y el Espíritu son uno mismo, y nos van cambiando cada vez más. De ese modo, cada vez nos parecemos más y más al Señor y reflejamos más de su gloria.

1 Juan 2:3

La prueba de que conocemos a Dios es que obedecemos sus mandamientos.