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1 Juan 3:3 - Nueva Versión Internacional 2019 (simplificada - Nuevo Testamento)

3 Todo el que confía en que Cristo así lo hará deja de vivir pecando, porque Cristo no tiene pecado.

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Más versiones

Biblia Reina Valera 1960

3 Y todo aquel que tiene esta esperanza en él, se purifica a sí mismo, así como él es puro.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

3 Y todos los que tienen esta gran expectativa se mantendrán puros, así como él es puro.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

3 Y si es esto lo que esperamos de él, querremos ser santos como él es santo.

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La Biblia Textual 3a Edicion

3 Y todo el que tiene esta esperanza en Él, se purifica a sí mismo, como Él es puro.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

3 Quien tiene esta esperanza en él se vuelve puro, como puro es él.

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1 Juan 3:3
21 Referencias Cruzadas  

Por tanto, sean perfectos, así como su Padre celestial es perfecto.


Sean compasivos, así como su Padre es compasivo.


Y por ellos mismos me entrego a ti, para que también ellos sean apartados por medio de la verdad.


Sin hacer distinción alguna entre nosotros y ellos, purificó sus corazones por medio de la fe.


A su vez, el profeta Isaías dice: «Un descendiente de Isaí vendrá, y gobernará a las naciones. Todos los pueblos pondrán su confianza en él».


Queridos hermanos en la fe, ya que Dios nos ha hecho estas promesas, limpiemos nuestro cuerpo y espíritu de todo mal. Respetemos a Dios, porque así llegaremos a ser completamente santos.


Y sabemos que lo hacen porque están seguros de la recompensa que Dios les dará en el cielo. Esta seguridad la obtuvieron al escuchar el verdadero mensaje, que es la buena noticia


Dios nuestro Padre nos amó mucho y, aunque no merecemos ese amor, nos consuela eternamente y nos da la seguridad de nuestra salvación. A él y a nuestro Señor Jesucristo les pido


Así lo hizo para que, siendo declarados justos por medio de su amor inmerecido, llegáramos a tener la confianza de recibir la vida eterna.


Traten de estar en paz con todos, y de vivir en santidad, porque solo los santos verán al Señor.


Es imposible que Dios mienta, y por eso la promesa y el juramento son dos realidades que no cambian. Eso nos anima fuertemente a seguir buscando la protección de Dios y a seguir confiando en la promesa que él nos ha dado.


Nos convenía tener un sumo sacerdote así: santo, sin maldad, sin pecado, apartado de los pecadores y a quien se le ha dado el honor más alto en cielo.


Acérquense a Dios, y él se acercará a ustedes. Pecadores, ¡dejen de hacer el mal! Ustedes los que dicen amar a Dios, pero también aman al mundo, ¡tomen una decisión y dejen el pecado!


Más bien, vivan alejados del mal, porque Dios los llamó para ser santos como él es santo.


¡Alabado sea Dios, Padre de nuestro Señor Jesucristo! Por su gran misericordia, nos ha hecho nuevas personas y nos ha dado seguridad de que recibiremos sus promesas. Es como si nos hubiera hecho nacer de nuevo, y eso lo hizo por medio de la resurrección de Jesucristo.


Dios nos ha entregado así sus preciosas y magníficas promesas. Lo ha hecho para que ustedes lleguen a ser como él es. De ese modo, podrán escapar de la maldad que hay en el mundo debido a los malos deseos.


Por eso, queridos hermanos en la fe, mientras esperan que todo esto suceda, procuren vivir en paz, que no se les pueda reclamar nada ni culpar de nada.


Porque el que dice que es su amigo debe vivir como Jesús vivió.


Ese amor llega a su perfección cuando vivimos en este mundo tal como vivió Jesús. Por eso, en el día del juicio podremos presentarnos con toda confianza.


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