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1 Juan 1:2 - Nueva Versión Internacional 2019 (simplificada - Nuevo Testamento)

2 Les estamos hablando de Jesucristo, quien se nos reveló como la vida misma. Nosotros no solo lo hemos visto, sino que a todos les hemos hablado de esa vida eterna que él nos da. Él estaba con el Padre, pero vino a este mundo y pudimos conocerlo.

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Más versiones

Biblia Reina Valera 1960

2 (porque la vida fue manifestada, y la hemos visto, y testificamos, y os anunciamos la vida eterna, la cual estaba con el Padre, y se nos manifestó);

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Biblia Nueva Traducción Viviente

2 Él, quien es la vida misma, nos fue revelado, y nosotros lo vimos; y ahora testificamos y anunciamos a ustedes que él es la vida eterna. Estaba con el Padre, y luego nos fue revelado.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

2 Porque la vida se dio a conocer, hemos visto la Vida eterna, hablamos de ella y se la anunciamos, aquella que estaba con el Padre y que se nos dio a conocer.

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La Biblia Textual 3a Edicion

2 (porque la Vida° fue manifestada, y la hemos visto,° y damos testimonio, y os anunciamos la vida eterna, la cual estaba° ante° el Padre, y nos fue manifestada).

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

2 pues la vida se ha manifestado, nosotros la hemos visto y testificamos y os anunciamos la vida eterna que estaba en el Padre y se nos manifestó-:

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1 Juan 1:2
37 Referencias Cruzadas  

A Dios nadie lo ha visto nunca. El Hijo único, que es Dios, nos lo ha dado a conocer, pues vive en unión íntima con el Padre.


En él estaba la vida, y la vida era la luz de la humanidad.


Yo les doy vida eterna y nunca perecerán, ni nadie podrá arrebatármelas de la mano.


―Yo soy el camino, la verdad y la vida —le contestó Jesús—. Nadie llega al Padre sino por mí.


Y también ustedes darán testimonio porque han estado conmigo desde el principio.


Salí del Padre y vine al mundo. Ahora dejo de nuevo el mundo y vuelvo al Padre».


Y esta es la vida eterna: que te conozcan a ti, el único Dios verdadero, y a Jesucristo, a quien tú has enviado.


Y ahora, Padre, dame la gloria en tu presencia, como la gloria que tuve contigo antes de que el mundo existiera.


El que lo vio ha dado testimonio de ello, y su testimonio es verídico. Él sabe que dice la verdad, para que también ustedes crean.


Esta fue la tercera vez que Jesús se apareció a sus discípulos después de haber resucitado.


Nadie ha subido jamás al cielo sino el que bajó del cielo, es decir, el Hijo del hombre.


pero yo sí lo conozco porque vengo de parte suya. Es él quien me ha enviado.


Yo hablo de lo que he visto en presencia del Padre. Así también ustedes, hagan lo que del Padre han escuchado.


pero no a todos. Se apareció a nosotros, testigos previamente elegidos por Dios. Sí, a nosotros, los que comimos y bebimos con él después de su resurrección.


A este Jesús, Dios lo resucitó, y de ello todos nosotros somos testigos.


Mataron al autor de la vida, pero Dios lo levantó de entre los muertos, y de eso nosotros somos testigos.


Nosotros somos testigos de estos acontecimientos. También lo es el Espíritu Santo que Dios ha dado a quienes le obedecen.


La Ley no pudo liberarnos, porque nuestro pecado eliminó su poder. Por eso Dios envió a su propio Hijo en un cuerpo semejante al de nosotros los pecadores. Lo envió para que se ofreciera en sacrificio por el pecado, y de esa manera le quitó al pecado su poder.


Pero, cuando llegó la fecha indicada, Dios envió a su Hijo, quien nació de una mujer y bajo la autoridad de la Ley.


No hay duda de que son grandes las verdades de nuestra fe: Cristo se presentó como hombre; fue declarado justo por el Espíritu, visto por los ángeles, y anunciado entre las naciones. El mundo ha creído en él, y Dios lo recibió con gloria.


Dios nos ha mostrado ese amor enviando a nuestro Salvador Cristo Jesús. Él venció a la muerte y nos mostró con su luz la vida eterna que tenemos al aceptar el mensaje de la buena noticia.


Tenemos confianza en que tendremos vida eterna, pues Dios, que no miente, así lo había prometido antes de la creación del mundo.


Tengo algo que decirles a los líderes de ustedes. Lo digo yo, que también soy uno de los líderes de la iglesia. Además, soy testigo de los sufrimientos de Cristo y, cuando él nos muestre toda su gloria, yo tendré mi parte. Esto es lo que les ruego:


En esta carta les hablaremos acerca de aquel a quien llamamos el Verbo. Él ya existía desde antes de la creación del mundo y es quien nos da vida. Lo que les contamos acerca de él es todo lo que hemos oído y visto con nuestros propios ojos. Lo hemos visto y tocado con las manos.


Esta es la promesa que él nos dio: la vida eterna.


Pero ustedes saben que Jesucristo vino para quitar nuestros pecados. Y él no tiene pecado.


El que vive pecando pertenece al diablo, porque el diablo ha estado pecando desde el principio. El Hijo de Dios fue enviado precisamente para destruir lo que hace el diablo.


Nosotros hemos visto que el Padre envió a su Hijo como Salvador del mundo, y por eso lo anunciamos.


Hay una manera en la que pueden averiguar quién tiene el Espíritu de Dios: todo el que confiesa que Jesucristo ha venido como verdadero hombre es de Dios.


Y lo que Dios ha dicho es esto: que él nos ha dado vida eterna, y esa vida es para los que creen en su Hijo.


Les escribo estas cosas a ustedes que creen en el Hijo de Dios. Lo hago para que sepan que tienen vida eterna.


Sabemos que el Hijo de Dios ha venido y nos ha dado entendimiento para que conozcamos al Dios verdadero. Y nosotros somos amigos de su Hijo Jesucristo, quien es el Dios verdadero y nos da vida eterna.


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