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1 Corintios 6:20 - Nueva Versión Internacional 2019 (simplificada - Nuevo Testamento)

20 pues fueron rescatados por Dios quien pagó un precio. Por tanto, den gloria a Dios con su cuerpo.

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Más versiones

Biblia Reina Valera 1960

20 Porque habéis sido comprados por precio; glorificad, pues, a Dios en vuestro cuerpo y en vuestro espíritu, los cuales son de Dios.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

20 porque Dios los compró a un alto precio. Por lo tanto, honren a Dios con su cuerpo.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

20 Ustedes han sido comprados a un precio muy alto; procuren, pues, que sus cuerpos sirvan a la gloria de Dios.

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La Biblia Textual 3a Edicion

20 Porque fuisteis comprados por precio. Glorificad, por tanto, a Dios en vuestro cuerpo.°

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

20 Se ha pagado por vosotros un buen precio. Glorificad, pues, a Dios en vuestro cuerpo.

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1 Corintios 6:20
14 Referencias Cruzadas  

Hagan brillar su luz delante de todos, para que ellos puedan ver las buenas obras de ustedes y alaben a su Padre que está en los cielos.


Cuiden de ustedes mismos y de todos aquellos que Dios ha salvado con su propia sangre. El Espíritu Santo los ha puesto a ustedes para cuidar de la iglesia. Así que ustedes son como pastores al cuidado de un rebaño de ovejas.


Por lo tanto, hermanos en la fe, les ruego que tomen en cuenta la gran bondad de Dios. Así que, ofrezcan todo su ser como un sacrificio vivo y agradable a Dios. Esa es la verdadera adoración que él merece.


Les digo todo esto con palabras sencillas que todos entienden, porque son cosas difíciles para ustedes. Antes usaban ustedes su cuerpo para servir a la maldad, y eso los hizo esclavos del mal. Úsenlo ahora para servir a lo que es justo, porque eso los hará vivir apartados del mal.


Pues recuerden, ya sea que coman o beban o hagan cualquier otra cosa, háganlo todo para la gloria de Dios.


Ustedes fueron liberados del pecado por Cristo. Él pagó un alto precio por rescatarlos de esa esclavitud. Entonces, no se vuelvan esclavos de nadie.


Cristo nos rescató de la maldición de la Ley. Él aceptó que esa maldición cayera sobre él. Pues las Escrituras dicen: «Maldito todo el que es colgado de un madero».


Tengo el gran deseo y la firme confianza de que en nada seré avergonzado. Al contrario, ya sea que yo viva o muera, ahora y siempre quiero ser valiente, para que Cristo sea grandemente alabado por medio de mí.


Cristo entró una sola vez y para siempre en el Lugar Santísimo. No entró con sangre de chivos y toros, sino con su propia sangre. Así logró para nosotros una liberación eterna.


Como bien saben, ustedes fueron rescatados de una vida sin propósito, y esa vida la heredaron de sus antepasados. El precio de su rescate no se pagó con cosas que no duran, como el oro o la plata.


Pero ustedes son una familia elegida por Dios, son sacerdotes al servicio del Rey, son su pueblo elegido, pues le pertenecen a él. Dios los eligió para que anunciaran las cosas maravillosas que él ha hecho por ustedes. Él los llamó para que dejaran el pecado y la maldad. Fue como sacarlos de las tinieblas a su luz admirable.


En el pueblo judío hubo falsos profetas, como también entre ustedes habrá falsos maestros. Estos, de forma astuta, darán falsas enseñanzas que harán mucho daño. Llegarán incluso a decir que no conocen al Señor que los salvó. Esto les traerá una repentina destrucción.


Y entonaban este nuevo cántico: «Digno eres de recibir el rollo y de romper sus sellos, porque fuiste sacrificado. Con tu sangre compraste para Dios gente de toda tribu, idioma, pueblo y nación.


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