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1 Corintios 15:10 - Nueva Versión Internacional 2019 (simplificada - Nuevo Testamento)

10 Pero soy apóstol gracias al amor de Dios, aunque no merezco ese amor. Ese amor por mí ha dado resultados, pues he trabajado con más fuerza que los demás apóstoles. Sin embargo, reconozco que no soy yo quien lo ha logrado. Ha sido obra de Dios, quien me ha amado sin yo merecerlo.

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Más versiones

Biblia Reina Valera 1960

10 Pero por la gracia de Dios soy lo que soy; y su gracia no ha sido en vano para conmigo, antes he trabajado más que todos ellos; pero no yo, sino la gracia de Dios conmigo.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

10 Sin embargo, lo que ahora soy, todo se debe a que Dios derramó su favor especial sobre mí, y no sin resultados. Pues he trabajado mucho más que cualquiera de los otros apóstoles; pero no fui yo sino Dios quien obraba a través de mí por su gracia.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

10 Sin embargo, por la gracia de Dios soy lo que soy y el favor que me hizo no fue en vano; he trabajado más que todos ellos, aunque no yo, sino la gracia de Dios que está conmigo.

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La Biblia Textual 3a Edicion

10 Pero por la gracia de Dios soy lo que soy, y su gracia hacia mí no ha sido en vano;° al contrario, trabajé más que todos ellos, pero no yo, sino la gracia de Dios conmigo.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

10 Pero por la gracia de Dios soy lo que soy, y su gracia no ha sido estéril en mí; al contrario, he trabajado más que todos ellos, no precisamente yo, sino la gracia de Dios que está conmigo.

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1 Corintios 15:10
25 Referencias Cruzadas  

Ustedes no tendrán que hablar, pues el Espíritu de su Padre hablará por medio de ustedes.


El que había recibido las cinco mil fue en seguida y negoció con ellas y ganó otras cinco mil.


Por lo tanto, pregunto: ¿Acaso rechazó Dios a su pueblo? ¡De ninguna manera! Yo mismo soy israelita, descendiente de Abraham, de la tribu de Benjamín.


Yo sé que no lo merezco, pero Dios me ha dado autoridad para decirles lo siguiente: Nadie piense que es mejor o superior a otro. Más bien piensen que lo que ustedes son, lo son gracias a la medida de fe que Dios les ha dado.


En fin, ya sea que se trate de mí o de ellos, esto es lo que predicamos, y esto es lo que ustedes han creído.


Por medio de este mensaje son salvos, si siguen confiando en lo que les prediqué. Pero, si no es ese el mensaje que aceptaron, de nada les servirá haber creído.


Aunque yo no lo merecía, Dios me dio el trabajo de maestro constructor. Así que mi enseñanza fue como el fundamento, y otro vino a construir sobre él. Pero cada uno tenga cuidado de cómo construye la fe de los demás.


Anunciarles el mensaje de Cristo fue como sembrar una semilla en ustedes. Luego vino Apolos y les dio enseñanza para aumentar su fe, como si echara agua a la semilla que yo sembré. Pero Dios ha sido quien los ha hecho a ustedes crecer en la fe.


¿Quién te hace más importante que los demás? ¿Qué tienes que no hayas recibido? Y, si lo recibiste, ¿por qué te sientes orgulloso, como si no te lo hubieran dado?


Me he portado como un loco, pero ustedes me han obligado a ello. Ustedes debían hablar bien de mí, pues de ningún modo soy inferior a los tales «superapóstoles», aunque yo no soy nada.


No es que nos consideremos capaces de hacerlo por nosotros mismos. Nuestra capacidad viene de Dios.


Nosotros, ayudantes de Dios, les rogamos que sepan apreciar su inmerecido amor.


El mismo Dios que capacitó a Pedro como apóstol de los judíos me capacitó también a mí como apóstol de los no judíos.


Pues Dios es quien produce en ustedes tanto el querer como el hacer para que se cumpla su buena voluntad.


Todo lo puedo soportar por medio de Cristo que me fortalece.


Hermanos en la fe, les pedimos que traten bien a los que trabajan arduamente entre ustedes y los guían y aconsejan para que confíen en el Señor.


En efecto, si trabajamos y nos esforzamos es porque hemos puesto nuestra confianza en que el Dios viviente cumplirá sus promesas. Él es el Salvador de todos, especialmente de los que creen.


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