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1 Corintios 1:9 - Nueva Versión Internacional 2019 (simplificada - Nuevo Testamento)

9 Dios siempre cumple sus promesas, y él los ha llamado a vivir unidos a su Hijo Jesucristo, nuestro Señor.

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Más versiones

Biblia Reina Valera 1960

9 Fiel es Dios, por el cual fuisteis llamados a la comunión con su Hijo Jesucristo nuestro Señor.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

9 Dios lo hará porque él es fiel para hacer lo que dice y los ha invitado a que tengan comunión con su Hijo, Jesucristo nuestro Señor.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

9 Dios es fiel, el que los ha llamado a esta comunión con su Hijo Jesucristo, nuestro Señor.

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La Biblia Textual 3a Edicion

9 Fiel es Dios, por quien fuisteis llamados a la comunión de su Hijo Jesús, el Mesías, Señor nuestro.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

9 Fiel es Dios, que os ha llamado a la comunión con su Hijo Jesucristo, Señor nuestro.

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1 Corintios 1:9
43 Referencias Cruzadas  

El cielo y la tierra pasarán, pero mis palabras jamás pasarán.


para que todos sean uno. Padre, así como tú estás en mí y yo en ti, permite que ellos también estén en nosotros. Así el mundo creerá que tú me has enviado.


Israel es como un árbol de olivo, y es verdad que algunas de sus ramas fueron cortadas. Ustedes, los no judíos, son como ramas de otro árbol. Son de un olivo silvestre, pero han sido injertados en el árbol que es Israel. Ahora la savia nutritiva de la raíz del olivo corre en ustedes, es decir, ahora tienen vida.


Ahora bien, sabemos que Dios prepara todas las cosas para el bien de quienes lo aman, los cuales Dios ha llamado de acuerdo con su propósito.


A los que eligió, también los llamó. A los que llamó, también los declaró justos. A los que declaró justos, también les compartió su gloria.


Para eso nos llamó, nos eligió de entre los judíos, y también de entre los no judíos.


Pero gracias a él ustedes están unidos a Cristo Jesús, y esa unión los hizo sabios. Porque quien está unido a Cristo es declarado justo, es parte del pueblo de Dios y es liberado del pecado.


Ustedes no han sufrido ninguna tentación que no hayan sufrido otras personas. Pero Dios es fiel y no permitirá que ustedes sean tentados más allá de lo que puedan aguantar. Más bien, cuando llegue la tentación, él les dará también una salida para que puedan resistir.


Cuando participamos de la Cena del Señor, bendecimos la copa y damos gracias. Eso significa que estamos compartiendo la sangre de Cristo. Ese pan que partimos durante la Cena significa que estamos compartiendo el cuerpo de Cristo.


Pero, así como podemos confiar en Dios, también pueden confiar en nosotros. El mensaje que les hemos dado no es «sí» y «no» al mismo tiempo.


Sin embargo, Dios me amó mucho, sin que yo lo mereciera, y me apartó desde el vientre de mi madre. Él me llamó para que le sirviera. Y, cuando consideró que era el momento oportuno,


Lo que yo era antes fue crucificado con Cristo, y ya no soy esa persona, sino que Cristo vive en mí. Ahora vivo en este cuerpo confiando en el Hijo de Dios, quien me amó y dio su vida por mí.


Según ese plan, los no judíos, junto con Israel, tienen el derecho de recibir las ricas bendiciones de Dios. Son parte de un mismo pueblo y participan de las promesas de Dios. Todo eso, gracias a Cristo Jesús y por aceptar el mensaje de la buena noticia.


Ahora, aunque sufro por ustedes, me alegro. Pues así voy completando en mí mismo lo que falta de los sufrimientos de Cristo por su iglesia, que es su cuerpo.


Los hemos animado y consolado. Además, les hemos llamado la atención para que vivan como a Dios le agrada, porque él los ha llamado a ser parte de su reino y de su gloria.


Para esto los eligió Dios, y lo hizo por medio de nuestro mensaje de la buena noticia, para que compartan la gloria de nuestro Señor Jesucristo.


Pero el Señor es fiel, y él les dará fuerzas. Él los protegerá a ustedes de todo mal.


Pues Dios nos salvó y nos llamó a una vida santa. Esa vida no la obtenemos por medio de nuestras propias acciones. Ha sido Dios quien decidió amarnos aunque no lo merecíamos, y nos dio esa vida. Decidió amarnos así por medio de Cristo Jesús aun antes de crear el universo.


Pero, aunque no seamos fieles, él sigue siendo fiel, ya que no puede romper su promesa.


Tenemos confianza en que tendremos vida eterna, pues Dios, que no miente, así lo había prometido antes de la creación del mundo.


Mantengamos firme, y sin dudar, la confianza que tenemos en nuestra salvación, porque Dios es fiel para cumplir lo que prometió.


Por la fe Abraham consideró fiel al que le había hecho la promesa. Por eso, aunque él era muy viejo y Sara no podía tener hijos, recibió fuerza para tener un hijo.


Por eso era necesario que en todo se pareciera a ellos. Lo hizo para ser un sumo sacerdote fiel y lleno de amor al servicio de Dios. De este modo pudo ofrecer un sacrificio para el perdón de los pecados del pueblo.


Hermanos en la fe, Dios los ha llamado a ustedes para que formen parte de su pueblo santo. Por eso, pongan su atención en Jesús, a quien reconocemos como apóstol y sumo sacerdote.


Hemos llegado a tener parte con Cristo, con tal que retengamos firme hasta el fin la confianza que tuvimos al principio.


Es imposible que Dios mienta, y por eso la promesa y el juramento son dos realidades que no cambian. Eso nos anima fuertemente a seguir buscando la protección de Dios y a seguir confiando en la promesa que él nos ha dado.


Y, después de que ustedes hayan sufrido por un poco de tiempo, Dios mismo los sanará y los hará fuertes, firmes y estables. Él es el mismo Dios quien por puro amor los llamó para disfrutar de su gloria eterna por medio de Jesucristo.


Así que, lo que les anunciamos es algo que hemos visto y oído. Lo hacemos para que ustedes tengan una relación de amistad con nosotros, del mismo modo que nosotros tenemos una relación de amigos con el Padre y con su Hijo Jesucristo.


Pero, si vivimos en la luz, así como Dios está en la luz, viviremos como amigos unos con otros. Además, por medio de la sangre de su Hijo Jesucristo, Dios nos perdonará nuestros pecados.


Dios nos ha dado su Espíritu, y por eso sabemos que vivimos perfectamente unidos a él.


Luego vi el cielo abierto, y apareció un caballo blanco. Su jinete se llamaba Fiel y Verdadero. Era justo en sus decisiones y con justicia iba a la guerra.


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