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1 Corintios 1:10 - Nueva Versión Internacional 2019 (simplificada - Nuevo Testamento)

10 Hermanos en la fe, les suplico en el nombre de nuestro Señor Jesucristo que todos vivan en armonía. No permitan que haya divisiones entre ustedes. Pónganse de acuerdo en todo lo que piensan y quieren hacer.

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Más versiones

Biblia Reina Valera 1960

10 Os ruego, pues, hermanos, por el nombre de nuestro Señor Jesucristo, que habléis todos una misma cosa, y que no haya entre vosotros divisiones, sino que estéis perfectamente unidos en una misma mente y en un mismo parecer.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

10 Amados hermanos, les ruego por la autoridad de nuestro Señor Jesucristo que vivan en armonía los unos con los otros. Que no haya divisiones en la iglesia. Por el contrario, sean todos de un mismo parecer, unidos en pensamiento y propósito.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

10 Les ruego, hermanos, en nombre de Cristo Jesús, nuestro Señor, que se pongan todos de acuerdo y terminen con las divisiones, que encuentren un mismo modo de pensar y los mismos criterios.

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La Biblia Textual 3a Edicion

10 Os ruego pues hermanos, por el nombre de nuestro Señor Jesús, el Mesías, que habléis todos una misma cosa, y que no haya entre vosotros divisiones, sino que estéis enteramente unidos en una misma mente y un mismo parecer.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

10 Os ruego, hermanos, en el nombre de nuestro Señor Jesucristo que tengáis todos concordia y que no haya entre vosotros divisiones, sino que estéis unidos en el mismo pensamiento y en el mismo parecer.

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1 Corintios 1:10
44 Referencias Cruzadas  

Nadie remienda un vestido viejo con un pedazo de tela nueva, porque la nueva se encogerá y la rotura se hará peor.


Nadie remienda un vestido viejo con un pedazo de tela nueva. De hacerlo así, la tela nueva se encogerá y la rotura se hará peor.


Si los habitantes de un reino se pelean entre ellos, ese reino desaparecerá.


De nuevo las palabras de Jesús fueron motivo de desacuerdo entre los judíos.


Yo estoy en ellos y tú estás en mí. Permite que alcancen la perfección en la unidad. De esta manera el mundo reconocerá que tú me enviaste. Además, sabrán que los has amado a ellos tal como me has amado a mí.


Por causa de Jesús la gente estaba dividida.


Algunos de los fariseos comentaban: «Ese hombre no viene de parte de Dios, porque no respeta el sábado». Otros decían: «¿Cómo puede un pecador hacer semejantes señales milagrosas?». Y había desacuerdo entre ellos.


Todos los creyentes eran de un solo sentir y pensar. Nadie consideraba suya ninguna de sus posesiones, sino que las compartían.


Quiero que sepan, hermanos en la fe, que muchas veces me he propuesto ir a visitarlos, pero me ha sido imposible. Me gustaría ir para hablarles, y así fortalecer a unos y convencer a otros, tal como lo he hecho entre las otras naciones.


Por lo tanto, hermanos en la fe, les ruego que tomen en cuenta la gran bondad de Dios. Así que, ofrezcan todo su ser como un sacrificio vivo y agradable a Dios. Esa es la verdadera adoración que él merece.


Vivan en armonía los unos con los otros. No sean orgullosos, sino amigos de los humildes. No se crean los únicos que saben.


Les ruego, hermanos en la fe, por nuestro Señor Jesucristo y por el amor del Espíritu, que se unan conmigo en esta lucha y que oren a Dios por mí.


Les ruego, hermanos en la fe, que se cuiden de los que causan divisiones y dificultades. Esa gente se opone a lo que a ustedes se les ha enseñado. Apártense de ellos.


Digo esto, hermanos en la fe, porque algunos de la familia de Cloé me han informado que hay rivalidades entre ustedes.


En primer lugar, oigo decir que cuando se reúnen como iglesia hay divisiones entre ustedes, y hasta cierto punto lo creo.


Y lo hizo así para que no haya división en el cuerpo, sino que sus partes se preocupen por igual unas por otras.


pues, espiritualmente, todavía son como niños. Mientras haya entre ustedes celos y pleitos, ¿no se comportan como niños espirituales? Pues se están comportando como la gente del mundo.


Por tanto, les ruego que sigan mi ejemplo.


Yo, Pablo, por la ternura y la bondad de Cristo, les hago un ruego. Algunos dicen que soy tímido cuando me encuentro cara a cara con ustedes, pero muy valiente cuando estoy lejos.


En fin, hermanos en la fe, alégrense, traten de que su fe sea cada vez más fuerte. Hagan caso de mi consejo, traten de estar de acuerdo en todo, vivan en paz. Y el Dios de amor y de paz estará con ustedes.


De hecho, nos alegramos cuando nosotros somos débiles y ustedes, fuertes. También oramos a Dios para que sean completamente fortalecidos.


Así que somos representantes de Cristo. Como si Dios les llamara la atención a ustedes por medio de nosotros. Por eso les rogamos, en nombre de Cristo, que se reconcilien con Dios.


Nosotros, ayudantes de Dios, les rogamos que sepan apreciar su inmerecido amor.


Hermanos en la fe, les ruego que vivan como yo, así como yo decidí ser como ustedes: libre de la Ley. No lo digo porque me hayan ofendido en algo.


Pase lo que pase, pórtense bien, como lo enseña el mensaje de Cristo. De este modo, ya sea que vaya a verlos o no, quiero recibir buenas noticias de ustedes. Quiero escuchar que siguen firmes y unidos, luchando juntos para que otros crean en la buena noticia de Cristo.


En todo caso, vivamos respetando el acuerdo que ya hemos alcanzado.


Ténganlos en alta estima y ámenlos por el trabajo que hacen. Vivan en paz unos con otros.


Ahora bien, hermanos en la fe, en cuanto a la venida de nuestro Señor Jesucristo y a nuestra reunión con él, les pedimos que


Te pido delante de Dios, de Cristo Jesús y de los ángeles elegidos a que sigas estas instrucciones sin dejarte llevar por prejuicios ni favoritismos.


Cristo Jesús vendrá como Rey para juzgar a los vivos y a los muertos. Por eso, delante de Cristo y de Dios, te doy esta importante tarea:


Queridos hermanos en la fe, en este mundo ustedes viven como extranjeros, pues solo están de paso. Por eso les ruego que abandonen todo deseo de pecar. Recuerden que el pecado es enemigo de su alma.


Y, después de que ustedes hayan sufrido por un poco de tiempo, Dios mismo los sanará y los hará fuertes, firmes y estables. Él es el mismo Dios quien por puro amor los llamó para disfrutar de su gloria eterna por medio de Jesucristo.


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