Biblia Todo Logo
La Biblia Online
- Anuncios -





Números 8:7 - Biblia Nueva Versión Internacional 2022

7 Para purificarlos, rocíales agua purificadora y haz que se afeiten todo el cuerpo y se laven los vestidos. Así quedarán purificados.

Ver Capítulo Copiar


Más versiones

Biblia Reina Valera 1960

7 Así harás para expiación por ellos: Rocía sobre ellos el agua de la expiación, y haz pasar la navaja sobre todo su cuerpo, y lavarán sus vestidos, y serán purificados.

Ver Capítulo Copiar

Biblia Nueva Traducción Viviente

7 Para hacerlo, rocíalos con el agua de la purificación y haz que se afeiten todo el cuerpo y que laven su ropa. Entonces quedarán ceremonialmente puros.

Ver Capítulo Copiar

Biblia Católica (Latinoamericana)

7 Lo harás de la siguiente manera: los rociarás con agua bendita; se rasurarán todo el cuerpo, se pondrán ropa limpia y así quedarán purificados.

Ver Capítulo Copiar

La Biblia Textual 3a Edicion

7 Para purificarlos harás con ellos así: Rociarás sobre ellos el agua de la expiación, y ellos harán pasar la navaja por todo su cuerpo, lavarán sus vestidos, y así se purificarán.

Ver Capítulo Copiar

Biblia Serafín de Ausejo 1975

7 Así los purificarás: harás sobre ellos una aspersión con el agua expiatoria; se pasarán luego la navaja por todo el cuerpo, lavarán sus vestidos y se purificarán.

Ver Capítulo Copiar

Biblia Reina Valera Gómez (2023)

7 Y así les harás para expiarlos: Rocía sobre ellos el agua de la expiación, y haz pasar la navaja sobre toda su carne, y lavarán sus vestiduras, y serán expiados.

Ver Capítulo Copiar




Números 8:7
24 Referencias Cruzadas  

Entonces Jacob dijo a su familia y a quienes lo acompañaban: «Desháganse de todos los dioses extraños que tengan con ustedes, purifíquense y cámbiense de ropa.


Lávame de toda mi maldad y límpiame de mi pecado.


Purifícame con hisopo y quedaré limpio; lávame y quedaré más blanco que la nieve.


y el Señor dijo: —Ve y consagra al pueblo hoy y mañana. Diles que laven sus ropas


Del mismo modo, muchas naciones se asombrarán y en su presencia enmudecerán los reyes, porque verán lo que no se les había anunciado y entenderán lo que no habían oído.


Jerusalén, limpia de maldad tu corazón para que seas salvada. ¿Hasta cuándo hallarán lugar en ti los pensamientos perversos?


Los rociaré con agua pura, y quedarán purificados. Los limpiaré de todas sus impurezas e idolatrías.


Todo el que toque cualquiera de estos objetos quedará impuro. Deberá lavarse la ropa y bañarse, y quedará impuro hasta el anochecer.


Todo el que se siente donde se haya sentado el afectado por el flujo deberá lavarse la ropa y bañarse, y quedará impuro hasta el anochecer.


El que les prenda fuego deberá lavarse la ropa y bañarse. Solo después de hacer esto podrá volver al campamento.


Acto seguido, Moisés hizo que se acercaran Aarón y sus hijos y los lavó con agua.


Quien toque el cadáver de alguna persona, y no se purifique, contamina el santuario del Señor. Tal persona será eliminada de Israel, pues habrá quedado impura por no haber sido rociada con las aguas de purificación.


También deberán purificar toda la ropa y todo artículo de cuero, de pelo de cabra o de madera».


los cuales se purificaron y lavaron sus vestidos. Aarón los presentó ante el Señor como ofrenda mecida y pidió perdón por el pecado de ellos para purificarlos.


No se trata más que de regulaciones externas relacionadas con alimentos, bebidas y diversas ceremonias de purificación, que son válidas solo hasta el tiempo señalado para reformarlo todo.


La sangre de machos cabríos y de toros, y las cenizas de una novilla rociadas sobre personas impuras, las santifican de modo que quedan limpias por fuera.


Acérquense a Dios y él se acercará a ustedes. ¡Pecadores, límpiense las manos! ¡Ustedes, los indecisos, purifiquen su corazón!


la cual simboliza el bautismo que ahora los salva también a ustedes. El bautismo no consiste en la limpieza del cuerpo, sino en el compromiso de tener una buena conciencia delante de Dios. Esta salvación es posible por la resurrección de Jesucristo,


—Eso tú lo sabes, mi señor —respondí. Él me dijo: —Aquellos son los que están saliendo de la gran tribulación; han lavado y blanqueado sus túnicas en la sangre del Cordero.


Síguenos en:

Anuncios


Anuncios


¡Síguenos en WhatsApp! Síguenos