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Números 20:8 - Biblia Nueva Versión Internacional 2022

8 «Toma la vara y reúne a la asamblea. En presencia de esta, tú y tu hermano ordenarán a la roca que dé agua. Así harán que de ella brote agua, y darán de beber a la asamblea y a su ganado».

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Más versiones

Biblia Reina Valera 1960

8 Toma la vara, y reúne la congregación, tú y Aarón tu hermano, y hablad a la peña a vista de ellos; y ella dará su agua, y les sacarás aguas de la peña, y darás de beber a la congregación y a sus bestias.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

8 «Tú y Aarón tomen la vara y reúnan a toda la comunidad. En presencia de todo el pueblo, háblale a la roca y de ella brotará agua. De la roca proveerás suficiente agua para satisfacer a toda la comunidad y a sus animales».

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Biblia Católica (Latinoamericana)

8 Toma tu varilla y junto con tu hermano Aarón reúne a toda la comunidad. Y a la vista de todos le dirás a la roca que dé agua. Harás que brote para ellos agua de la roca y se la darás a beber a la comunidad y a su ganado.

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La Biblia Textual 3a Edicion

8 Toma la vara y congrega a la asamblea, tú y tu hermano Aarón, y hablaréis a la peña ante los ojos de ellos. Y ella dará sus aguas, y les sacarás agua de la peña y darás de beber a la asamblea y a sus ganados.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

8 'Toma la vara y reúne a la comunidad, tú y tu hermano Aarón, y en presencia de todos ordena a la roca que te dé agua. Harás brotar para ellos agua de la roca y darás de beber a la comunidad y a su ganado'.

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Biblia Reina Valera Gómez (2023)

8 Toma la vara y reúne la congregación, tú y Aarón tu hermano, y hablad a la roca en ojos de ellos; y ella dará su agua, y les sacarás aguas de la roca, y darás de beber a la congregación, y a sus bestias.

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Números 20:8
31 Referencias Cruzadas  

¿Acaso hay algo imposible para el Señor? Dentro de un año volveré a visitarte en esta fecha y para entonces Sara habrá tenido un hijo.


Saciaste su hambre con pan del cielo; calmaste su sed con agua de la roca. Les diste posesión de la tierra que bajo juramento solemne con la mano en alto habías prometido.


Abrió la roca y brotó agua que corrió por el desierto como un río.


¡Él convirtió la roca en un estanque, la dura piedra en manantial de aguas!


porque él habló, todo fue hecho; dio una orden y todo quedó firme.


Y tú, levanta tu vara, extiende tu brazo sobre el mar y divide las aguas, para que los israelitas lo crucen sobre terreno seco.


Entonces Moisés ordenó a Josué: «Escoge algunos de nuestros hombres y sal a combatir a los amalecitas. Mañana yo estaré en la cima de la colina con la vara de Dios en la mano».


Pero no te olvides de llevar contigo esta vara, porque con ella harás señales milagrosas.


—¿Qué tienes en la mano? —preguntó el Señor. —Una vara —respondió Moisés.


Así que Moisés tomó a su mujer y a sus hijos, los montó en un asno y volvió a Egipto. En la mano llevaba la vara de Dios.


Moisés y Aarón cumplieron las órdenes del Señor. En presencia del faraón y de sus funcionarios, Aarón levantó su vara y golpeó las aguas del Nilo. ¡Y toda el agua del río se convirtió en sangre!


Me honran los animales salvajes, los chacales y los avestruces; yo hago brotar agua en el desierto, ríos en lugares desolados, para dar de beber a mi pueblo escogido,


Cuando los guio a través de los desiertos, no tuvieron sed; hizo que de la roca brotara agua para ellos; partió la roca, y manaron las aguas.


Dicho esto, levantó la mano y dos veces golpeó la roca con la vara, y brotó agua en abundancia, de la cual bebieron la asamblea y su ganado.


la ladera de los valles que se extienden hasta la región de Ar y la frontera de Moab».


¡Pozo que cavaron los príncipes, y que los nobles del pueblo abrieron con sus cetros y bastones de mando!». Desde el desierto se dirigieron a Mataná;


—Les aseguro que si tienen fe y no dudan —respondió Jesús—, no solo harán lo que he hecho con la higuera, sino que podrán decir a este monte: “Quítate de ahí y tírate al mar”, y así se hará.


Pues si ustedes, aun siendo malos, saben dar cosas buenas a sus hijos, ¡cuánto más el Padre celestial dará el Espíritu Santo a quienes se lo pidan!


Hasta ahora no han pedido nada en mi nombre. Pidan y recibirán para que su alegría sea completa.


Todos, en un mismo espíritu, se dedicaban a la oración, junto con las mujeres, y con los hermanos de Jesús y su madre María.


Entonces los sacerdotes tocaron las trompetas y la gente gritó a voz en cuello, ante lo cual las murallas de Jericó se derrumbaron. El pueblo avanzó sin detenerse y tomó la ciudad.


Cuando todos escuchen el toque de trompeta, el pueblo deberá gritar a voz en cuello. Entonces los muros de la ciudad se derrumbarán y cada uno entrará sin impedimento».


Luego el ángel me mostró un río de agua de vida, claro como el cristal, que salía del trono de Dios y del Cordero


El Espíritu y la novia dicen: «¡Ven!»; y el que escuche diga: «¡Ven!». El que tenga sed, venga; y el que quiera, tome gratuitamente del agua de la vida.


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