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Números 16:22 - Biblia Nueva Versión Internacional 2022

22 Pero Moisés y Aarón se postraron rostro en tierra y exclamaron: —Oh Dios, Dios de toda la humanidad: un solo hombre ha pecado, ¿y vas tú a enojarte con todos ellos?

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Más versiones

Biblia Reina Valera 1960

22 Y ellos se postraron sobre sus rostros, y dijeron: Dios, Dios de los espíritus de toda carne, ¿no es un solo hombre el que pecó? ¿Por qué airarte contra toda la congregación?

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Biblia Nueva Traducción Viviente

22 Pero Moisés y Aarón cayeron rostro en tierra y rogaron: —¡Oh Dios, tú eres el Dios que da aliento a todas las criaturas! ¿Tienes que enojarte con todo el pueblo cuando solo un hombre peca?

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Biblia Católica (Latinoamericana)

22 Ellos se pusieron con el rostro en tierra y dijeron: '¡Oh Dios, Dios de los espíritus de todos los hombres! Si un solo hombre ha pecado, ¿vas a enojarte con toda la comunidad?'

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La Biblia Textual 3a Edicion

22 Pero ellos cayeron sobre sus rostros, y dijeron: ¡Dios, Dios del espíritu de toda carne! ¿No es un solo hombre el que pecó? ¿Por qué te enojarás contra toda la congregación?

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

22 Cayeron ellos rostro en tierra y exclamaron: '¡Oh Dios! Dios que da vida a toda carne, ¿no es uno el que pecó? ¿Por qué has de enojarte contra toda la comunidad?'.

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Números 16:22
24 Referencias Cruzadas  

—Dígnate, Señor, Dios de todos los seres vivientes, a nombrar un jefe sobre esta comunidad,


Esta profecía es la palabra del Señor con respecto a Israel. El Señor, quien extendió los cielos, echó los cimientos de la tierra y formó el espíritu del hombre en su interior, afirma:


En sus manos está la vida de todo ser vivo y el aliento que anima a todo ser humano.


Después de todo, nuestros padres humanos nos disciplinaban y los respetábamos. ¿No hemos de someternos, con mayor razón, al Padre de los espíritus y viviremos?


Volverá entonces el polvo a la tierra, como antes fue y el espíritu volverá a Dios, que es quien lo dio.


Por tanto, así como un solo pecado causó la condenación de todos, también un solo acto de justicia produjo la justificación que da vida a todos.


Mi litigio no será eterno ni estaré siempre enojado, porque ante mí desfallecerían todos los seres vivientes que he creado.


David, al ver que el ángel destruía a la gente, dijo al Señor: «¿Qué culpa tienen estas ovejas? ¡Soy yo el que ha pecado! ¡Soy yo el que ha hecho mal! ¡Descarga tu mano sobre mí y sobre mi familia!».


—Apártate de esta gente, para que yo la consuma de una vez por todas. Ellos se postraron rostro en tierra


Entonces Moisés y Aarón cayeron rostro en tierra ante toda la comunidad israelita.


Abraham volvió a decir: —No se enoje mi Señor, pero permítame hablar una vez más. Tal vez se encuentren solo diez. —Aun por esos diez no la destruiré —respondió él por última vez.


Todo lo disculpa, todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta.


Una vez más, la ira del Señor se encendió contra Israel, así que el Señor incitó a David contra el pueblo al decirle: «Haz un censo de Israel y de Judá».


Cuando Moisés escuchó lo que le decían, cayó rostro en tierra ante ellos,


»Si el que peca es el sacerdote ungido, haciendo con ello culpable al pueblo, deberá ofrecer al Señor, como sacrificio para el perdón por su pecado, un ternero sin defecto.


Luego Moisés dijo a Aarón y a sus hijos Eleazar e Itamar: «No anden ustedes con el pelo despeinado; tampoco se rasguen los vestidos. Así no morirán ustedes ni se irritará el Señor contra toda la comunidad. Sus hermanos israelitas llorarán por el incendio que produjo el Señor,


Entonces el Señor dijo a Moisés:


¿Por qué insisten en darle la espalda al Señor? »¡Si hoy se rebelan contra él, mañana su ira se descargará sobre todo Israel!


«Yo soy el Señor, Dios de toda la humanidad. ¿Hay algo imposible para mí?


Pero en secreto el rey Sedequías hizo este juramento a Jeremías: —¡Tan cierto como que vive el Señor, quien nos ha dado esta vida, no te mataré ni te entregaré en manos de estos hombres que atentan contra tu vida!


La persona que peque morirá. Sepan que todas las vidas me pertenecen, tanto la del padre como la del hijo.


Moisés y Aarón se contaban entre sus sacerdotes, y Samuel, entre los que invocaron su nombre. Invocaron al Señor y él respondió;


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