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Lucas 8:23 - Biblia Nueva Versión Internacional 2022

23 y mientras navegaban, él se durmió. Entonces se desató una tormenta sobre el lago, de modo que la barca comenzó a inundarse y corrían gran peligro.

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Más versiones

Biblia Reina Valera 1960

23 Pero mientras navegaban, él se durmió. Y se desencadenó una tempestad de viento en el lago; y se anegaban y peligraban.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

23 Mientras navegaban, Jesús se recostó para dormir una siesta. Pronto se desató una tormenta feroz sobre el lago. La barca se llenaba de agua y estaban realmente en peligro.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

23 Mientras navegaban, Jesús se durmió. De repente se desencadenó una tempestad sobre el lago y la barca se fue llenando de agua a tal punto que peligraban.

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La Biblia Textual 3a Edicion

23 Pero mientras estaban navegando, se durmió; y una tempestad de viento cayó sobre el lago, y estaban anegándose y peligraban.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

23 Mientras navegaban, él se durmió. De pronto se desencadenó sobre el lago una fuerte borrasca, la barca se les anegaba y se encontrabane en grave peligro.

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Biblia Reina Valera Gómez (2023)

23 Pero mientras navegaban, Él se durmió. Y sobrevino una tempestad de viento en el lago; y se anegaban, y peligraban.

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Lucas 8:23
13 Referencias Cruzadas  

el rayo y el granizo, la nieve y la neblina, el viento tempestuoso que obedece su palabra,


¡Despierta, Señor! ¿Por qué duermes? ¡Levántate! No nos rechaces para siempre.


«¡Mira tú, ciudad afligida, atormentada y sin consuelo! ¡Te afirmaré con turquesas y te cimentaré con zafiros!


Un día estaba Jesús a orillas del lago de Genesaret y la gente lo apretujaba para escuchar el mensaje de Dios.


Un día subió Jesús con sus discípulos a una barca. —Crucemos al otro lado del lago —dijo. Así que partieron,


Subimos a bordo de un barco, con matrícula de Adramitio, que estaba a punto de zarpar hacia los puertos de la provincia de Asia, y nos hicimos a la mar. Nos acompañaba Aristarco, un macedonio de Tesalónica.


Y nosotros, ¿por qué nos exponemos al peligro a todas horas?


Porque no tenemos un sumo sacerdote incapaz de compadecerse de nuestras debilidades, sino uno que ha sido tentado en todo de la misma manera que nosotros, aunque sin pecado.


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