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Lucas 10:40 - Biblia Nueva Versión Internacional 2022

40 Marta, por su parte, se sentía abrumada porque tenía mucho que hacer. Así que se acercó a él y dijo: —Señor, ¿no te importa que mi hermana me haya dejado sirviendo sola? ¡Dile que me ayude!

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Más versiones

Biblia Reina Valera 1960

40 Pero Marta se preocupaba con muchos quehaceres, y acercándose, dijo: Señor, ¿no te da cuidado que mi hermana me deje servir sola? Dile, pues, que me ayude.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

40 pero Marta estaba distraída con los preparativos para la gran cena. Entonces se acercó a Jesús y le dijo: —Maestro, ¿no te parece injusto que mi hermana esté aquí sentada mientras yo hago todo el trabajo? Dile que venga a ayudarme.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

40 Mientras tanto Marta estaba absorbida por los muchos quehaceres de la casa. En cierto momento Marta se acercó a Jesús y le dijo: 'Señor, ¿no te importa que mi hermana me haya dejado sola para atender? Dile que me ayude.

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La Biblia Textual 3a Edicion

40 Pero Marta estaba atareada° con respecto a mucho servicio; y parándose, dijo: Señor: ¿No te importa que mi hermana me dejó sola para servir? Dile pues que me ayude.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

40 Marta, entre tanto, andaba atareada con los muchos quehaceres. Por fin, se paró y dijo: 'Señor, ¿es que no te importa que mi hermana me deje sola con todo el trajín de la casa? Dile que venga a echarme una mano'.

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Biblia Reina Valera Gómez (2023)

40 Pero Marta se distraía en muchos servicios; y vino a Él, diciendo: Señor, ¿no tienes cuidado que mi hermana me deja servir sola? Dile, pues, que me ayude.

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Lucas 10:40
12 Referencias Cruzadas  

Al atardecer se le acercaron sus discípulos y dijeron: —Este es un lugar apartado y ya se hace tarde. Despide a la gente, para que vayan a los pueblos y se compren algo de comer.


Pedro lo llevó aparte y comenzó a reprenderlo: —¡De ninguna manera, Señor! ¡Esto no te sucederá jamás!


Cuando se enteraron sus parientes, salieron a hacerse cargo de él, porque decían: «Está fuera de sí».


Mientras iba de camino con sus discípulos, Jesús entró en una aldea y una mujer llamada Marta lo recibió en su casa.


—Marta, Marta —contestó el Señor—, estás inquieta y preocupada por muchas cosas,


Así que no se afanen por lo que han de comer o beber; dejen de atormentarse.


Pero Jesús se volvió a ellos y los reprendió.


Había un hombre enfermo llamado Lázaro, que era de Betania, el pueblo de María y su hermana Marta.


Jesús amaba a Marta, a su hermana y a Lázaro.


Allí se dio una cena en honor de Jesús. Marta servía y Lázaro era uno de los que estaban a la mesa con él.


Trabajen, pero no por la comida que es perecedera, sino por la que permanece para vida eterna, la cual les dará el Hijo del hombre. Dios el Padre ha puesto sobre él su sello de aprobación.


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