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Jueces 6:3 - Biblia Nueva Versión Internacional 2022

3 Siempre que los israelitas sembraban, los madianitas, amalecitas y otros pueblos del oriente venían y los atacaban.

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Más versiones

Biblia Reina Valera 1960

3 Pues sucedía que cuando Israel había sembrado, subían los madianitas y amalecitas y los hijos del oriente contra ellos; subían y los atacaban.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

3 Cada vez que los israelitas sembraban sus cultivos, venían saqueadores de Madián, de Amalec y del pueblo del oriente, y atacaban a Israel.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

3 Cuando Israel sembraba, Madián hacía una incursión junto con Amalec y los hijos de Oriente.

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La Biblia Textual 3a Edicion

3 Porque sucedía que cuando los de Israel acababan de sembrar, los madianitas venían con los amalecitas y con los hijos del oriente y subían contra ellos,

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

3 Cuando Israel hacía la siembra, subían contra él los madianitas, los amalecitas y los hijos de oriente,

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Biblia Reina Valera Gómez (2023)

3 Pues sucedía que cuando Israel había sembrado, subían los madianitas, y los amalecitas, y aun los hijos de los orientales subían contra ellos;

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Jueces 6:3
25 Referencias Cruzadas  

A los hijos de sus concubinas les hizo regalos y, mientras él todavía estaba con vida, los separó de su hijo Isaac, enviándolos a las regiones orientales.


Jacob continuó su viaje y llegó a la tierra de los pueblos de oriente.


Acab, por su parte, pasó revista a las tropas israelitas y las aprovisionó. Estas se pusieron en marcha para salir al encuentro de los arameos y acamparon frente a ellos. Parecían pequeños rebaños de cabras, mientras que los arameos cubrían todo el campo.


Sobrepasó en sabiduría a todos los sabios del Oriente y de Egipto.


Así que Hiram le proveía a Salomón toda la madera de cedro y de ciprés que este deseaba.


Era dueño de siete mil ovejas, tres mil camellos, quinientas yuntas de bueyes y quinientas asnas; además, su servidumbre era muy numerosa. Entre todos los habitantes del oriente era el personaje de mayor renombre.


¡que se coman otros lo que yo he sembrado y que sean destruidas mis cosechas!


Los amalecitas vinieron a Refidín y atacaron a los israelitas.


Juntos se lanzarán hacia el oeste contra las laderas de los filisteos; juntos saquearán a los pueblos del este, dejarán sentir su poder sobre Edom y Moab y se les someterán los amonitas.


Por su mano derecha, por su brazo poderoso, ha jurado el Señor: «Nunca más daré a tus enemigos tu grano como alimento, ni se beberá gente extranjera el vino nuevo por el que trabajaste.


Así dice el Señor acerca de Cedar y de los reinos de Jazor que fueron atacados por Nabucodonosor, rey de Babilonia: «¡Vamos, ataquen a Cedar! ¡Destruyan a esa gente del oriente!


Diles que presten atención a la palabra del Señor y Dios: “Ustedes se burlaron cuando vieron que mi santuario era profanado, que el país de Israel era devastado y que a los habitantes de Judá se los llevaban al exilio.


Por eso yo los entregaré al poder de los pueblos del oriente. Ellos armarán sus campamentos y establecerán entre ustedes sus moradas; comerán sus frutos y beberán su leche.


entonces yo mismo los castigaré con un terror repentino, con enfermedades y con fiebre que los debilitarán, les harán perder la vista y acabarán con su vida. En vano sembrarán su semilla, porque se la comerán sus enemigos.


Sembrarás, pero no cosecharás; prensarás las aceitunas, pero no usarás el aceite; pisarás las uvas, pero no beberás el vino.


Devorará las crías de tu ganado y las cosechas de tu tierra hasta aniquilarte. No te dejará trigo, ni vino nuevo, ni aceite, ni terneras en las manadas, ni corderos en los rebaños, hasta dejarte completamente arruinado.


los sidonios, los amalecitas y los maonitas los oprimían y ustedes clamaron a mí para que los ayudara, ¿acaso no los libré de su dominio?


Luego de aliarse con los amonitas y los amalecitas, Eglón fue, atacó a Israel y se apoderó de la Ciudad de las Palmeras.


Era tal la tiranía de los madianitas que los israelitas se hicieron escondites en las montañas, las cuevas y otros lugares de refugio.


Todos los madianitas, amalecitas y otros pueblos del oriente, se aliaron y cruzaron el Jordán, acampando en el valle de Jezrel.


Acampaban y arruinaban las cosechas por todo el territorio, hasta la región de Gaza. No dejaban en Israel nada con vida: ni ovejas, ni bueyes ni asnos.


Los madianitas, los amalecitas y todos los otros pueblos del oriente que se habían establecido en el valle eran numerosos como langostas. Sus camellos eran incontables, como la arena a la orilla del mar.


Zeba y Zalmuna estaban en Carcor con una fuerza de quince mil guerreros, que era todo lo que quedaba de los ejércitos del oriente, pues habían caído en batalla ciento veinte mil soldados.


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