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Jueces 2:4 - Biblia Nueva Versión Internacional 2022

4 Cuando el ángel del Señor habló así a todos los israelitas, el pueblo lloró a gritos.

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Más versiones

Biblia Reina Valera 1960

4 Cuando el ángel de Jehová habló estas palabras a todos los hijos de Israel, el pueblo alzó su voz y lloró.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

4 Cuando el ángel del Señor terminó de hablar a los israelitas, el pueblo lloró a gritos.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

4 Cuando el ángel de Yavé hubo hablado así a todo Israel, el pueblo lanzó alaridos y se puso a llorar.

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La Biblia Textual 3a Edicion

4 Y cuando el ángel de YHVH habló estas palabras a todos los hijos de Israel, el pueblo alzó su voz y lloró.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

4 Cuando el ángel de Yahveh acabó de proferir estas palabras a todos los israelitas, levantó el pueblo la voz y rompió en llanto.

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Jueces 2:4
13 Referencias Cruzadas  

Reconozcan sus miserias, lloren y laméntense. Que su risa se convierta en llanto y su alegría, en tristeza.


La tristeza que proviene de Dios produce el arrepentimiento que lleva a la salvación, de la cual no hay que arrepentirse, mientras que la tristeza del mundo produce la muerte.


Llorando, se arrojó a los pies de Jesús, de manera que se los bañaba en lágrimas. Luego se los secó con los cabellos; también se los besaba y se los ungía con el perfume.


Dichosos ustedes que ahora pasan hambre, porque serán saciados. Dichosos ustedes que ahora lloran, porque luego habrán de reír.


Sobre la casa real de David y los habitantes de Jerusalén derramaré el Espíritu de gracia y de súplica. Entonces me mirarán a mí, a quien traspasaron, y harán lamentación con duelo como por su hijo único. Llorarán amargamente, como quien llora por su primogénito.


Entre llantos vendrán y entre consuelos los conduciré. Los guiaré a corrientes de agua por un camino llano en el que no tropezarán. Yo soy el padre de Israel; mi primogénito es Efraín.


Penetra más un regaño en el hombre prudente que cien latigazos en el obstinado.


Mientras Esdras oraba y hacía esta confesión llorando y postrándose delante del Templo de Dios, a su alrededor se reunió una gran asamblea de hombres, mujeres y niños del pueblo de Israel. Toda la multitud lloraba amargamente.


Cuando los israelitas se reunieron en Mizpa, sacaron agua y la derramaron ante el Señor. También ayunaron durante el día, y públicamente confesaron: «Hemos pecado contra el Señor». Fue en Mizpa donde Samuel comenzó a liderar a los israelitas.


Pues quiero que sepan que no expulsaré de la presencia de ustedes a esa gente; ellos les harán la vida imposible y sus dioses les serán una trampa».


Por eso llamaron a aquel lugar Boquín, y allí ofrecieron sacrificios al Señor.


Cuando los mensajeros llegaron a Guibeá, que era la ciudad de Saúl, y comunicaron el mensaje al pueblo, todos se echaron a llorar.


«Ahora bien», afirma el Señor, «vuélvanse a mí de todo corazón, con ayuno, llantos y lamentos».


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