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Juan 8:43 - Biblia Nueva Versión Internacional 2022

43 ¿Por qué no entienden mi modo de hablar? Porque no pueden aceptar mi palabra.

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Más versiones

Biblia Reina Valera 1960

43 ¿Por qué no entendéis mi lenguaje? Porque no podéis escuchar mi palabra.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

43 ¿Por qué no pueden entender lo que les digo? ¡Es porque ni siquiera toleran oírme!

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Biblia Católica (Latinoamericana)

43 ¿Por qué no entienden mi lenguaje? Porque no pueden acoger mi mensaje.

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La Biblia Textual 3a Edicion

43 ¿Por qué no entendéis mi lenguaje? Porque no podéis oír° mi palabra.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

43 ¿Por qué no entendéis mi lenguaje? Es que no podéis escuchar mi palabra.

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Biblia Reina Valera Gómez (2023)

43 ¿Por qué no entendéis mi lenguaje? Porque no podéis escuchar mi palabra.

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Juan 8:43
18 Referencias Cruzadas  

Los malvados nada entienden de la justicia; los que buscan al Señor lo entienden todo.


No saben nada, no entienden nada; sus ojos están velados y no ven; su corazón está cerrado y no entienden.


Él dijo: —Ve y dile a este pueblo: »“Oigan bien, pero no entiendan; miren bien, pero no perciban”.


¿A quién hablaré? ¿A quién advertiré? ¿Quién podrá escucharme? Tienen tapados los oídos y no pueden comprender. La palabra del Señor los ofende; no se complacen en ella.


¿Quién es sabio?, el que entiende estas cosas; ¿quién tiene discernimiento?, el que las comprende. Ciertamente son rectos los caminos del Señor: en ellos caminan los justos, mientras que allí tropiezan los rebeldes.


Pero ellas no saben lo que piensa el Señor ni comprenden sus designios; no saben que él las junta como a gavillas en la era.


Porque el corazón de este pueblo se ha vuelto insensible; se les han tapado los oídos y se les han cerrado los ojos. De lo contrario, verían con los ojos, oirían con los oídos, entenderían con el corazón, se arrepentirían y yo los sanaría”.


Les aseguro que ya viene la hora, y ha llegado ya, en que los muertos oirán la voz del Hijo de Dios, y los que la oigan vivirán.


Yo he venido en nombre de mi Padre y ustedes no me aceptan; pero si otro viniera en su propio nombre, a ese sí lo aceptarían.


Al escucharlo, muchos de sus discípulos exclamaron: «Esta enseñanza es muy difícil; ¿quién puede aceptarla?».


El que esté dispuesto a hacer la voluntad de Dios reconocerá si mi enseñanza proviene de Dios o si yo hablo por mi propia cuenta.


Ellos no entendieron que les hablaba de su Padre.


—Nosotros somos descendientes de Abraham —le contestaron—, y nunca hemos sido esclavos de nadie. ¿Cómo puedes decir que seremos liberados?


—Nuestro padre es Abraham —replicaron. Entonces Jesús les contestó: —Si fueran hijos de Abraham, harían lo mismo que él hizo.


»¡Tercos, duros de corazón y torpes de oídos! Ustedes son iguales que sus antepasados: ¡Siempre resisten al Espíritu Santo!


no hay nadie que entienda, nadie que busque a Dios.


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