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Juan 8:32 - Biblia Nueva Versión Internacional 2022

32 y conocerán la verdad, y la verdad los hará libres.

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Más versiones

Biblia Reina Valera 1960

32 y conoceréis la verdad, y la verdad os hará libres.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

32 y conocerán la verdad, y la verdad los hará libres.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

32 entonces conocerán la verdad, y la verdad los hará libres.

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La Biblia Textual 3a Edicion

32 y conoceréis la verdad, y la verdad os hará libres.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

32 conoceréis la verdad, y la verdad os hará libres'.

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Biblia Reina Valera Gómez (2023)

32 y conoceréis la verdad, y la verdad os hará libres.

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Juan 8:32
42 Referencias Cruzadas  

Viviré con toda libertad, porque he buscado tus preceptos.


Encamíname en tu verdad. Y enséñame, porque tú eres mi Dios y mi salvación. ¡En ti pongo mi esperanza todo el día!


¡Respondan a mis reprensiones! Yo les compartiré mis pensamientos y les daré a conocer mis enseñanzas.


Por cuanto aborrecieron el conocimiento y no quisieron temer al Señor;


La senda de los justos se asemeja a los primeros albores de la aurora: su esplendor va en aumento hasta que el día alcanza su plenitud.


Muchos pueblos vendrán y dirán: «¡Vengan, subamos al monte del Señor, al Templo del Dios de Jacob! Dios mismo nos instruirá en sus caminos y así andaremos por sus sendas». Porque de Sión saldrá la Ley, de Jerusalén, la palabra del Señor.


Ya sea que te desvíes a la derecha o a la izquierda, tus oídos percibirán a tus espaldas una voz que te dirá: «Este es el camino; síguelo».


Habrá allí una calzada que será llamada Camino de Santidad. No viajarán por ella los impuros ni transitarán por ella los necios; será solo para los que siguen en ese camino.


El Señor instruirá a todos tus hijos y grande será su paz.


El Espíritu del Señor y Dios está sobre mí, por cuanto me ha ungido para anunciar buenas noticias a los pobres. Me ha enviado a sanar los corazones heridos, a proclamar libertad a los cautivos y la liberación de los prisioneros,


Así dice el Señor: «Deténganse en los caminos y miren; pregunten por los senderos antiguos. Pregunten por el buen camino, ¡y sigan por él! Así hallarán el descanso anhelado. Pero ellos dijeron: “¡No lo seguiremos!”.


Conozcamos al Señor; esforcémonos por conocerlo. Tan cierto como que sale el sol, él habrá de manifestarse; vendrá a nosotros como la lluvia de invierno, como la lluvia de primavera que riega la tierra.


Entonces lo pondrás en libertad junto con sus hijos, y podrán volver a su propia familia y a la heredad de sus antepasados.


Pero para ustedes que temen mi nombre, se levantará el sol de justicia trayendo en sus rayos salud. Y ustedes saldrán saltando como becerros bien alimentados.


Carguen con mi yugo y aprendan de mí, pues yo soy apacible y humilde de corazón, y encontrarán descanso para sus almas.


Y el Verbo se hizo hombre y habitó entre nosotros. Y contemplamos su gloria, la gloria que corresponde al Hijo único del Padre, lleno de gracia y de verdad.


pues la Ley fue dada por medio de Moisés, mientras que la gracia y la verdad nos han llegado por medio de Jesucristo.


—Yo soy el camino, la verdad y la vida —contestó Jesús—. Nadie llega al Padre sino por mí.


Pero cuando venga el Espíritu de la verdad, él los guiará a toda la verdad, porque no hablará por su propia cuenta, sino que dirá solo lo que oiga y les anunciará las cosas por venir.


Santifícalos en la verdad; tu palabra es la verdad.


En los Profetas está escrito: “A todos los instruirá Dios”. En efecto, todo el que escucha al Padre y aprende de él viene a mí.


El que esté dispuesto a hacer la voluntad de Dios reconocerá si mi enseñanza proviene de Dios o si yo hablo por mi propia cuenta.


Así que, si el Hijo los libera, serán ustedes verdaderamente libres.


Pero ahora que han sido liberados del pecado y se han puesto al servicio de Dios, cosechan la santidad que conduce a la vida eterna.


Y ustedes no recibieron un espíritu que de nuevo los esclavice al miedo, sino el Espíritu que los adopta como hijos y les permite clamar: «¡Abba! ¡Padre!».


pues por medio de él la ley del Espíritu de vida te ha liberado de la ley del pecado y de la muerte.


Porque el que era esclavo cuando el Señor lo llamó es un liberto del Señor; del mismo modo, el que era libre cuando fue llamado es un esclavo de Cristo.


Cristo nos libertó para que vivamos en libertad. Por lo tanto, manténganse firmes y no se sometan nuevamente al yugo de esclavitud.


Les hablo así, hermanos, porque ustedes han sido llamados a ser libres; pero no se valgan de esa libertad para dar rienda suelta a sus pasiones. Más bien sírvanse unos a otros con amor.


Ellas siempre están aprendiendo, pero nunca logran conocer la verdad.


Pero quien se fija atentamente en la ley perfecta que da libertad y persevera en ella, no olvidando lo que ha oído, sino haciéndolo, recibirá bendición al practicarla.


Hablen y pórtense como quienes han de ser juzgados por la ley que nos da libertad,


Eso es actuar como personas libres que no se valen de su libertad para encubrir su maldad, sino que viven como siervos de Dios.


El anciano, a la señora elegida y a sus hijos, a quienes amo en la verdad —y no solo yo, sino todos los que han conocido la verdad—,


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