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Juan 13:18 - Biblia Nueva Versión Internacional 2022

18 »No me refiero a todos ustedes; yo sé a quiénes he escogido. Pero esto es para que se cumpla la Escritura: “El que comparte el pan conmigo, se ha vuelto contra mí”.

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Más versiones

Biblia Reina Valera 1960

18 No hablo de todos vosotros; yo sé a quienes he elegido; mas para que se cumpla la Escritura: El que come pan conmigo, levantó contra mí su calcañar.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

18 »No les digo estas cosas a todos ustedes; yo conozco a los que he elegido. Pero es para que se cumpla la Escritura que dice: “El que come de mi comida se ha puesto en mi contra” .

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Biblia Católica (Latinoamericana)

18 No me refiero a todos ustedes, pues conozco a los que he escogido, y tiene que cumplirse lo que dice la Escritura: El que compartía mi pan se ha levantado contra mí.

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La Biblia Textual 3a Edicion

18 No lo digo de todos vosotros, Yo sé a quiénes he elegido, pero para que se cumpla la Escritura: El que come de mi° pan levantó contra mí su calcañar.°

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

18 No lo digo por todos vosotros pues sé bien a quiénes escogí. Pero cúmplase la Escritura: El que come el pan conmigo, ha levantado su calcañal contra mí.

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Juan 13:18
27 Referencias Cruzadas  

Hasta mi amigo cercano, en quien yo confiaba y que compartía el pan conmigo, se ha vuelto contra mí.


—El que mete la mano conmigo en el plato es el que me va a traicionar —respondió Jesús—.


Mientras estaba con ellos, los protegía y los cuidaba mediante el nombre que me diste y ninguno se perdió sino aquel que eligió perderse, a fin de que se cumpliera la Escritura.


—Es uno de los doce —contestó—, uno que moja el pan conmigo en el plato.


—Aquel a quien yo le dé este pedazo de pan que voy a mojar en el plato —le contestó Jesús. Acto seguido, mojó el pedazo de pan y se lo dio a Judas Iscariote, hijo de Simón.


—¿No los he escogido yo a ustedes doce? —respondió Jesús—. No obstante, uno de ustedes es un diablo.


Si fueran del mundo, el mundo los amaría como a los suyos. Pero ustedes no son del mundo, sino que yo los he escogido de entre el mundo. Por eso el mundo los aborrece.


Ninguna cosa creada escapa a la vista de Dios. Todo está al descubierto, expuesto a los ojos de aquel a quien hemos de rendir cuentas.


No me escogieron ustedes a mí, sino que yo los escogí a ustedes y los comisioné para que vayan y den fruto, un fruto que perdure. Así el Padre les dará todo lo que pidan en mi nombre.


los enemigos de cada cual serán los de su propia familia”.


A los hijos de esa mujer los heriré de muerte. Así sabrán todas las iglesias que yo soy el que escudriña la mente y el corazón y a cada uno de ustedes lo trataré de acuerdo con sus obras.


Por tercera vez Jesús preguntó: —Simón, hijo de Juan, ¿me quieres? A Pedro le dolió que por tercera vez Jesús le hubiera preguntado: «¿Me quieres?». Así que dijo: —Señor, tú lo sabes todo; tú sabes que te quiero. —Apacienta mis ovejas —dijo Jesús—.


No nos predicamos a nosotros mismos, sino a Jesucristo como Señor; nosotros no somos más que servidores de ustedes por causa de Jesús.


Ismael, hijo de Netanías, se levantó con los diez hombres que lo acompañaban e hirió a filo de espada a Guedalías, hijo de Ajicán y nieto de Safán, quitándole la vida. Así hicieron con quien había sido nombrado gobernador del país por el rey de Babilonia.


Mientras comían, dijo: —Les aseguro que uno de ustedes me va a traicionar.


Al anochecer, llegó Jesús con los doce.


Mientras estaban sentados a la mesa comiendo, dijo: —Les aseguro que uno de ustedes, que está comiendo conmigo, me va a traicionar.


Pero sepan que la mano del que va a traicionarme está con la mía sobre la mesa.


Dicho esto, Jesús se angustió profundamente y afirmó: —Les aseguro que uno de ustedes me va a traicionar.


Los discípulos se miraban unos a otros sin saber a cuál de ellos se refería.


Pero esto sucede para que se cumpla lo que está escrito en la Ley de ellos: “Me odiaron sin motivo”.


Esto sucedió para que se cumpliera lo que Jesús dijo sobre la clase de muerte que iba a sufrir.


—No la dividamos —se dijeron unos a otros—. Echemos suertes para ver a quién le toca. Y así lo hicieron los soldados. Esto sucedió para que se cumpliera la Escritura que dice: «Se repartieron entre ellos mi manto y sobre mi ropa echaron suertes».


Estas cosas sucedieron para que se cumpliera la Escritura: «No le quebrarán ningún hueso»


hasta el día en que fue llevado al cielo, luego de darles instrucciones por medio del Espíritu Santo a los apóstoles que había escogido.


«Hermanos, tenía que cumplirse la Escritura que, por boca de David, había predicho el Espíritu Santo en cuanto a Judas, el que sirvió de guía a los que arrestaron a Jesús.


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