Biblia Todo Logo
La Biblia Online
- Anuncios -





Jonás 4:8 - Biblia Nueva Versión Internacional 2022

8 Al salir el sol, Dios dispuso un abrasador viento del este. Además, el sol hería a Jonás en la cabeza, de modo que este desfallecía. Con deseos de morirse, exclamó: «¡Prefiero morir que seguir viviendo!».

Ver Capítulo Copiar


Más versiones

Biblia Reina Valera 1960

8 Y aconteció que al salir el sol, preparó Dios un recio viento solano, y el sol hirió a Jonás en la cabeza, y se desmayaba, y deseaba la muerte, diciendo: Mejor sería para mí la muerte que la vida.

Ver Capítulo Copiar

Biblia Nueva Traducción Viviente

8 Así que cuando el sol se intensificó, Dios proveyó un viento abrasador del oriente para que soplara sobre Jonás. El sol pegó sobre su cabeza hasta que se sintió tan débil que deseaba morirse y exclamó: «¡Es mejor morir que vivir así!».

Ver Capítulo Copiar

Biblia Católica (Latinoamericana)

8 Al salir el sol, Yavé hizo soplar viento caliente desde el este. El sol acaloró tanto a Jonás que éste se desmayó. Se deseó la muerte y dijo: 'Mejor es morir que vivir.

Ver Capítulo Copiar

La Biblia Textual 3a Edicion

8 Y aconteció que al salir el sol, ’Elohim envió un sofocante viento oriental, y el sol hirió la cabeza de Jonás, de modo que se desmayaba y deseaba morir, y dijo: ¡Más me vale morir que vivir!

Ver Capítulo Copiar

Biblia Serafín de Ausejo 1975

8 Además, Dios dispuso que, al salir el sol, se levantara un viento sofocante; el sol le daba en la cabeza a Jonás y le hacía desfallecer. Entonces se deseó la muerte, diciendo: 'Me es mejor la muerte que la vida'.

Ver Capítulo Copiar

Biblia Reina Valera Gómez (2023)

8 Y aconteció que al salir el sol, preparó Dios un recio viento solano; y el sol hirió a Jonás en la cabeza, y desmayaba; y deseaba la muerte, diciendo: Mejor sería para mí la muerte que la vida.

Ver Capítulo Copiar




Jonás 4:8
23 Referencias Cruzadas  

Tras ellas brotaron otras siete espigas, delgadas y quemadas por el viento del este.


y caminó todo un día por el desierto. Llegó adonde había un arbusto de retama y se sentó a su sombra con ganas de morirse. «¡Estoy harto, Señor! —protestó—. Quítame la vida, pues no soy mejor que mis antepasados».


Acab se fue a su casa deprimido y malhumorado porque Nabot, el jezrelita, le había dicho: «No puedo cederle a usted lo que heredé de mis antepasados». De modo que se acostó de cara a la pared y no quiso comer.


Job respondió: —Mujer, hablas como una necia. Si de Dios sabemos recibir lo bueno, ¿no sabremos recibir también lo malo? A pesar de todo esto, Job no pecó ni de palabra.


¡Preferiría que me estrangularan a seguir viviendo en este cuerpo!


De día el sol no te hará daño ni la luna de noche.


He guardado silencio; no he abierto la boca, pues tú eres quien actúa.


No permitas que el enojo domine tu espíritu, porque el enojo se aloja en lo íntimo de los necios.


No se fijen en mi tez morena ni en que el sol me bronceó la piel. Mis hermanos se enfadaron contra mí y me obligaron a cuidar las viñas; ¡y mi propia viña descuidé!


No tendrán hambre ni sed, no los abatirá el sol ni el calor, porque los guiará quien les tiene compasión y los conducirá junto a manantiales.


Pero fue desarraigada con furia y arrojada por el suelo. El viento del este la dejó marchita y fueron arrancados sus frutos. Secas quedaron sus vigorosas ramas, y fueron consumidas por el fuego.


Aunque Efraín prospere entre sus hermanos, vendrá el viento del Señor, el viento del este que se levanta del desierto y se agotarán sus fuentes y manantiales. ¡Serán saqueados sus tesoros y todos sus objetos preciosos!


Moisés dijo a Aarón: «De esto hablaba el Señor cuando dijo: »“En los que se acercan a mí manifestaré mi santidad, y ante todo el pueblo manifestaré mi gloria”». Y Aarón guardó silencio.


El Señor, por su parte, dispuso un enorme pez para que se tragara a Jonás, quien pasó tres días y tres noches en su vientre.


Pero el Señor lanzó sobre el mar un fuerte viento y se desencadenó una tormenta tan violenta que el barco amenazaba con hacerse pedazos.


Así que ahora, Señor, te suplico que me quites la vida. ¡Prefiero morir que seguir viviendo!


Pero Dios dijo a Jonás: —¿Tienes razón de enfurecerte tanto por la planta? —¡Claro que la tengo! —respondió—. ¡Me muero de rabia!


“Estos que fueron los últimos en ser contratados trabajaron una sola hora —dijeron—, y usted los ha tratado como a nosotros que hemos soportado el peso del trabajo y el calor del día”.


»Yo reprendo y disciplino a todos los que amo. Por lo tanto, sé fervoroso y arrepiéntete.


Ya no sufrirán hambre ni sed. No los abatirá el sol ni ningún calor abrasador.


Samuel se lo refirió todo, sin ocultarle nada, y Elí dijo: —Él es el Señor; que haga lo que mejor le parezca.


Síguenos en:

Anuncios


Anuncios


¡Síguenos en WhatsApp! Síguenos