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Joel 2:26 - Biblia Nueva Versión Internacional 2022

26 Ustedes comerán en abundancia, hasta saciarse, y alabarán el nombre del Señor su Dios, que hará maravillas por ustedes. ¡Nunca más será avergonzado mi pueblo!

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Más versiones

Biblia Reina Valera 1960

26 Comeréis hasta saciaros, y alabaréis el nombre de Jehová vuestro Dios, el cual hizo maravillas con vosotros; y nunca jamás será mi pueblo avergonzado.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

26 Volverán a tener toda la comida que deseen y alabarán al Señor su Dios, que hace esos milagros para ustedes. Nunca más mi pueblo será avergonzado.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

26 Comerán y se saciarán, alabarán el Nombre de su Dios, que ha obrado con ustedes de modo maravilloso, mi pueblo no será ya jamás confundido,

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La Biblia Textual 3a Edicion

26 Comeréis en abundancia y os saciaréis, Y alabaréis el nombre de YHVH vuestro Dios, Que hizo prodigios por vosotros, Y mi pueblo nunca más será avergonzado.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

26 Comeréis cuanto queráis, hasta saciaros, y alabaréis el nombre de Yahveh, vuestro Dios, que hizo en favor vuestro maravillas. Nunca más será mi pueblo abochornado.

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Biblia Reina Valera Gómez (2023)

26 Y comeréis hasta saciaros, y alabaréis el nombre de Jehová vuestro Dios, el cual hizo maravillas con vosotros; y mi pueblo nunca más será avergonzado.

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Joel 2:26
41 Referencias Cruzadas  

Acéptame el regalo que te he traído. Dios ha sido muy bueno conmigo y tengo más de lo que necesito. Fue tanta la insistencia de Jacob que, finalmente, Esaú aceptó.


Conquistaron ciudades fortificadas y una tierra fértil; se adueñaron de casas repletas de bienes, de cisternas, viñedos y olivares, y de gran cantidad de árboles frutales. Comieron y se hartaron y engordaron; ¡disfrutaron de tu gran bondad!


él te colma de bienes y tu juventud se renueva como el águila.


¡Ya puedes, alma mía, estar tranquila, porque el Señor ha sido bueno contigo!


Cantaré salmos al Señor, porque ha sido bueno conmigo.


Comerán los pobres y se saciarán; alabarán al Señor quienes lo buscan; ¡que su corazón viva para siempre!


En tiempos difíciles no serán avergonzados; en épocas de hambre tendrán abundancia.


¡Que te alaben, oh Dios, los pueblos; que todos los pueblos te alaben!


Bendito sea Dios el Señor, el Dios de Israel, el único que hace obras portentosas.


El justo come hasta quedar saciado, pero el malvado se queda con hambre.


He entrado ya en mi jardín, hermana y novia mía, y en él recojo mirra y bálsamo; allí me sacio del panal y de su miel; allí bebo mi vino y mi leche. ¡Coman y beban, amigos, y embriáguense de amor!


Señor, tú eres mi Dios; te exaltaré y alabaré tu nombre porque has hecho maravillas. Desde tiempos antiguos tus planes son fieles y seguros.


Por eso, el Señor, el redentor de Abraham, dice así a los descendientes de Jacob: «Jacob ya no será avergonzado ni palidecerá su rostro.


Pero Israel será salvado por el Señor con salvación eterna. Nunca más ustedes volverán a ser avergonzados ni humillados.


Los reyes te adoptarán como hijo y sus reinas serán tus nodrizas. Se postrarán ante ti rostro en tierra y lamerán el polvo que tú pises. Sabrás entonces que yo soy el Señor y que no quedarán avergonzados los que en mí confían».


»No temas, porque no serás avergonzada. No te turbes, porque no serás humillada. Olvidarás la vergüenza de tu juventud y no recordarás más la deshonra de tu viudez.


¿Por qué gastan dinero en lo que no es pan y su salario en lo que no satisface? Escúchenme bien: comerán lo que es bueno y se deleitarán con manjares deliciosos.


La tierra dará su fruto, y comerán hasta saciarse, y allí vivirán seguros.


Cuando yo destruya la provisión de pan, diez mujeres hornearán para ustedes pan en un solo horno. Y lo distribuirán racionado, de tal manera que comerán, pero no se saciarán.


la trilla durará hasta la vendimia, y la vendimia durará hasta la siembra. Comerán hasta saciarse y vivirán seguros en su tierra.


Comerás, pero no te saciarás, sino que seguirás padeciendo hambre. Almacenarás, pero no salvarás nada, porque lo que salves lo daré a la espada.


Aquel día no tendrás que avergonzarte más de todas tus rebeliones contra mí. Porque quitaré de en medio de ti a esa gente altanera y jactanciosa, y así nunca más volverás a ser arrogante en mi santo monte.


El Señor de los Ejércitos los protegerá, y ellos destruirán por completo las piedras de la honda. Beberán y reirán como embriagados de vino; se llenarán como un tazón de ofrendas líquidas, como las esquinas del altar.


¡Qué bueno y hermoso será todo ello! El trigo hará florecer a los jóvenes y el vino nuevo, a las muchachas.


Así dice la Escritura: «Todo el que confíe en él no será defraudado».


Y esta esperanza no nos defrauda, porque Dios ha derramado su amor en nuestro corazón por el Espíritu Santo que nos ha dado.


como está escrito: «Miren, yo pongo en Sión una piedra de tropiezo y una roca que hace caer; pero el que confíe en él no será defraudado».


También haré que crezca hierba en los campos para su ganado, y ustedes comerán y quedarán satisfechos.


Y se regocijarán en la presencia del Señor su Dios, junto con sus hijos e hijas, con sus esclavos y esclavas, y con los levitas que vivan en las ciudades de ustedes, pues ellos no tendrán ninguna posesión ni herencia.


Disfrutarás de ellos en presencia del Señor tu Dios en el lugar que él elija. Así también lo harán tu hijo y tu hija, tu esclavo y tu esclava, y los levitas que vivan en tus ciudades, y te alegrarás ante el Señor tu Dios por los logros de tu trabajo.


Entonces, en la presencia del Señor su Dios, ustedes y sus familias comerán y se regocijarán por los logros de su trabajo, porque el Señor su Dios los habrá bendecido.


Cuando hayas comido y estés satisfecho, alabarás al Señor tu Dios por la tierra buena que te habrá dado.


A los ricos de este mundo, mándales que no sean arrogantes ni pongan su esperanza en las riquezas, que son tan inseguras, sino en Dios. Él nos provee de todo en abundancia para que lo disfrutemos.


Y ahora, queridos hijos, permanezcan en él para que, cuando se manifieste, podamos presentarnos ante él confiadamente, seguros de no ser avergonzados en su venida.


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